EXPOSICIÓN:
Lola Flores entra en la Biblioteca Nacional con el desparpajo que se esperaría de ella
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Cuando entramos en una biblioteca pública y vemos una voluntariosa exposición bibliográfica sobre un autor o un tema, sabemos que se ha elaborado con los propios recursos de la institución. Lo mismo sucede con las que visitamos en la Biblioteca Nacional –salvando las distancias presupuestarias–, con la diferencia de que los fondos de esta albergan nuestro tesoro cultural. Son muestras preparadas con mimo que, como sucede con las hermanas pobres del resto de bibliotecas, no son espectaculares, pero merecen el escrutinio cuidadoso del espectador. Y eso es lo que sucede con Si me queréis, ¡venirse! Lola Flores en la Biblioteca Nacional de España, que se inauguró el pasado 29 de septiembre.
Nos encontramos ante un recorrido biográfico de la mítica cantaora y actriz, tan cosido a la historia del siglo XX en España que no queda claro si la idea es contextualizar su carrera o usar su figura para entender el país. En ambos casos funciona.
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La Faraona vive de niña la aceptación del flamenco y la copla en las tertulias de la alta cultura española, de Falla a Lorca, al que la cantante admiraba y homenajeó en el Réquiem por Federico de Rafael de León. La muestra recoge la ruptura de la guerra y la posguerra, donde ella empezará a ser artista. La pareja Lole Flores-Manolo Caracol llegará a su zénit con el estreno de Zambra. Un éxito popular que, sin salirse de los marcos del régimen, desafiaba la férrea moral sexual de la posguerra.
Con los momentos de miseria más extremos en retirada, Lola Flores se convierte definitivamente en La Faraona, una de las estrellas más rutilantes de aquella España, conocida incluso en el extranjero. Utilizada por el franquismo y, por supuesto, beneficiada profesionalmente de ello. Pero reinventarse después, durante la transición y la democracia, participando lateralmente en el destape (ahí está Casa Flora, que dicen maravilló a Andy Warhol) y en el gran espectáculo de las nacientes televisiones privadas.
La memoria sentimental del país está muy presente en la narrativa de la exposición y tiene su gracia (hasta cierto punto) que entre las frases de autores como Terenci Moix, Vázquez Montalbán o Luis Antonio de Villena, se cuele una cita del Instagram de Mario Vaquerizo. Juzguen su pertinencia y originalidad: “Lola Flores. Siempre presente en nuestras vidas. La mejor del mundo. Cómo me la maravillaría yo!!!”
Si me queréis, ¡venirse! es una pequeña muestra repleta de detalles (discos, pósters, afiches…) que volverá locos a los seguidores del personaje e interesará al visitante ocasional. Eso sí, la cosa va de objetos y discurso, encontrar en movimiento a Lola Flores será más sencillo en YouTube, exceptuando un pequeño fragmento fílmico. Y es que hasta la bibliotecas nacionales están atadas a las reglas propiedad intelectual.
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