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Este “patriarca hippie” fue el “dios de internet” durante casi tres décadas

Jon Postel, el administrador de la red desde sus orígenes, fotografiado en 1994

Cristina Sánchez

En los primeros años de internet, un solo hombre registraba “el universo de internet”. Llevaba la cuenta de protocolos, identificadores, redes y direcciones. “Había sido nuestra roca, la base sobre la que está construida cada una de las búsquedas en la Red y nuestro correo electrónico”. Así expresaba Vint Cerf, uno de los padres de internet, su veneración por el amigo que acababa de perder.

Jon Postel, conocido como el Zar de los Números, el IANA (las siglas de la organización que dirigió para supervisar la asignación de direcciones IP) o el “patriarca hippie” de la Universidad de California en Los Ángeles, según el propio Cerf, falleció en 1998. Era el “hombre en el que confiaba” la Casa Blancala Casa Blanca para custodiar la Red de redes, si bien su intención fue siempre servir a la comunidad.

Pese a su muerte prematura, su legado sigue vivo tanto para los que recibieron sus sabios consejos como para los que desconocen su labor pero navegan por la Red a la que dedicó su carrera. “Fue una gran pérdida por la forma en la que pensaba, el modo en que lograba hacer que la información estuviera organizada y fuera fácilmente accesible”, señala con cariño Steve Crocker, otro de los padres de internet, a HojaDeRouter.com.

De ARPANET a organizar las instrucciones de internet

En 1969, el año en que nació ARPANET, Steve Crocker, Jon Postel y Vint Cerf eran estudiantes de posgrado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Pese a su juventud, los tres habían trabajado desarrollando los protocolos de la red precursora de internet. “Éramos como críos, éramos veinteañeros y no estábamos encargados de tomar las decisiones”, señala Crocker.

Desde el Departamento de Defensa de Estados Unidos, “los adultos de Washington” controlaban el dinero y determinaban cómo sería la red, cuyo primer nodo se instaló precisamente en la UCLA. Sin embargo, los encargados del proyecto en esa universidad estaban demasiado ocupados para encargarse de todo, así que delegaron algunas tareas en aquellos estudiantes, que lo aceptaron “como un regalo”.

Los jóvenes se lo tomaron muy en serio. Intuían que aquel proyecto podía tener un impacto mucho mayor en el futuro, aunque no supieran exactamente cuál. Así que decidieron dejar todas sus ideas sobre la organización de la red por escrito. Crocket, voluntariamente, asumió la responsabilidad de anotarlas y organizarlas.

“Estaba muy preocupado. En realidad, ni podía dormir”, rememora el actual presidente de la Junta Directiva de la ICANN (Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números). Le inquietaba que el mero hecho de escribir esas notas diera pie a pensar que querían tomar el control de la situación. “Algún adulto podía llegar del este, probablemente de Boston o Washington, y criticarnos por asumir la autoridad que realmente no teníamos”.

Una de aquellas noches en vela, se le ocurrió una solución a la que acabó llamando RFC (Request for Comments). Ese sería el nombre de los documentos que, perfectamente ordenados por número, fecha y título, recogerían los estándares técnicos de la red. El resto de los laboratorios de investigación en los que se gestó ARPANET podrían escribirlos también.

Dos años después, Steve Crocker dejó de trabajar en la UCLA. Antes de marcharse, propuso a Jon Postel que se encargara de edita aquellas notas técnicas que acabaron convirtiéndose en las instrucciones de internet. “Hacía un buen trabajo, era muy organizado y muy inteligente y estaba muy implicado con la comunidad de investigadores que trabajaron en la red”, señala este pionero. Postel aceptó sin dudarlo.

Con su espesa y larga barba, su melena y su peculiar forma de vestir (camisetas y chanclas eran sus prendas favoritas), el perfeccionista y entregado investigador llamaba la atención pese a su introvertido carácter. “A veces me invitaban a una reunión y estaba preocupado por lo que llevara puesto”, confiesa Crocker.

Este padre de internet tuvo que realizar un proyecto en la base de las Fuerzas Aéreas en Oklahoma por aquellas fechas. Decidió llamar a Jon para que le echara una mano, aunque temía que no le dejaran entrar a las instalaciones por llevar chanclas. Postel apareció con zapatos porque, a fin de cuentas, tenía que montar en avión.

Aún así, no les permitieron comer en el club de los oficiales. “Fue extraña la razón por la que no nos dejaron pasar”, recuerda Crocker entre risas. Simplemente, Postel llevaba vaqueros. Aquellos militares desconocían la fundamental labor de aquel investigador de aspecto descuidado.

El 'hippie' que gestionaba las direcciones IP

Durante casi tres décadas, Jon Postel fue el editor de los RFC, además del autor o coautor de unos 200 documentos. Vint Cerf y Bob Khan diseñaron el protocolo TCP/IP, pero él escribió las especificaciones para que todo el mundo pudiera usarlo. Sin esa labor “no habría habido Red hoy”, según John Klensin, que también trabajó en el desarrollo del sistema DNS.

También se encargó de poner en orden otras muchas cifras. “La siguiente ocasión en la que alguien necesitó que algo estuviera numerado, dijeron 'John está haciendo un buen trabajo ocupándose de los números de los RFC, vamos a dejarle que se ocupe de otros'”, explica gráficamente Crocker.

Postel comenzó a apuntar en un papel los nombres de los ordenadores de la red y sus correspondientes direcciones IP, por voluntad propia, en los inicios de ARPANET. Poco a poco la tarea se hizo más compleja a medida que la red crecía.

Tras la creación del DNS -el Sistema de Nombres de Dominio que 'traduce' los nombres de las páginas web en direcciones IP-, en la que él mismo participó, creó IANAIANA (la Autoridad de Números Asignados en Internet).

En realidad, él mismo se encargó de establecer los dominios de los países y distribuirlos entre los pioneros de internet de cada Estado. También seguía coordinando la mayoría de direcciones IP de la época con la ayuda de otras organizaciones y custodiaba la “.us” él mismo. Simplemente, bautizó como IANA el proyecto que dirigía para que sonara más formal.

Joe Touch, investigador del Departamento de Informática e Ingeniería Eléctrica de la Universidad del Sur de California, cree que su mayor aportación fue convertirse en el “administrador de internet” pensando siempre en el beneficio de la comunidad. Ambos tuvieron el mismo tutor de doctorado, el propio Jon Postel fue el que le contrató y este profesor siempre le consideró “un maravilloso mentor”.

“Ayudaba editorialmente a los autores de los RFC, mejorando esos documentos de forma invisible. Ayudaba a los que pedían asignación de números (direcciones, identificadores de protocolo), animándolos a ser conservadores durante el diseño eficaz del protocolo”, recuerda Touch. De hecho, se hizo famoso el “principio de Postel” que, según este investigador, regía su propio carácter: “Sé liberal en lo que aceptas y conservador en lo que envías”.

De carácter modesto y reservado, la personalidad de Postel le ayudó a convertirse en un pilar para la naciente comunidad de internet, aunque su labor quedara tras las bambalinas. “Hablaba generalmente de forma muy tranquila y educada, lo que amplificaba el impacto en las raras ocasiones en las que actuaba de otra forma. Equilibraba tecnología con filosofía”, señala Joe Touch.

También fue uno de los miembros fundadores, en 1992, de Internet Society, la organización sin ánimo de lucro que se dedica al desarrollo mundial de la Red, además de su primer miembro a título particular. Consiguió tal honor después de apostar que sería el primero en rellenar los formularios necesarios. Al fin y al cabo, organizar era su fuerte. Llegó a tener tanto poder que The Economist le describió como el “dios de internet”“dios de internet”. En una ocasión dejó patente que podía provocar el diluvio universal en la Red.

'Secuestrando' internet (por una buena causa)

En enero de 1998, Postel escribió a ocho de las doce organizaciones que tenían la agenda de las direcciones de internet (los llamados servidores raíz). Les solicitó redireccionar los servidores para que no mandaran sus consultas a las instalaciones del Gobierno en Virginia, sino a su propio ordenador de la universidad.

Postel no pidió permiso a nadiepermiso a nadie, así que saltaron las alarmas. Según Crocker, en la Casa Blanca enfurecieron como si se hubiera producido un “grave desastre nacional”. Algunos creyeron que con ello quería manifestar su poder e influencia, una hipótesis que Touch no considera acertada. Otros pensaron que era un modo de demostrar al Gobierno que no podría quitar el control de internet a la comunidad.

Por aquel entonces, Washington planeaba crear una nueva organización encargada de asignar las direcciones IP y los nombres de dominio. Internet ya era una enorme red y que la Universidad de California del Sur fuera la encargada de coordinarla por completo, con Postel al frente, era demasiada responsabilidad. Según Touch, se debatió si reubicar las DNS sería un proceso demasiado largo y complejo. En lugar de rebatir esos argumentos con palabras, Postel decidió pasar a la acción.

Touch cree que con aquella prueba demostró que se podían realizar cambios de forma sencilla, al mismo tiempo que dejaba claro que el control de internet dependía simplemente de la confianza humana. “Acabó con un argumento técnico y administrativo falso con un experimento fácil y sencillo”, opina este investigador.

Steve Crocker coincide con esta tesis y piensa que su acción fue “malinterpretada como si fuera un 'secuestro'”. El propio Postel defendió siempre que las decisiones sobre los dominios “tenían que hacerse de forma justa y con la mente en el beneficio a largo plazo de la comunidad de internet”. “La reacción fue muy dura y muy rápida e hizo que el proceso de creación de la ICANN se acelerara para tener una estructura, para tomar el control, así que desde mi punto de vista fue posiblemente un hecho positivo”, señala Crocker.

Internet comenzaba a ser global y las compañías criticaban que Postel tuviera tanta responsabilidad. Este investigador un tanto excéntrico propició esa transición, tratando de que la nueva organización aunara los intereses de académicos, empresas e internautas.

El artífice de la ICANN que no presenció su creación

Meses después de aquel experimento, el Gobierno estadounidense ultimaba los detalles para la creación de la ICANN. Esta organización sigue coordinando todos los nombres y direcciones de internet para que tu ordenador pueda encontrarlos, si bien el Departamento de Comercio de Estados Unidos dejará de supervisarla, previsiblemente, este mes de septiembre.

Después de años trabajando para que los protocolos de la Red fueran libres y abiertos, Postel iba a ser el director de tecnología de la nueva institución. Sin embargo, su corazón dejó de latir en un quirófano unos días antes de ocupar ese puesto. Tenía 55 años.

Cuando murió, Vint Cerf escribió el documento RFC número 2486 en su memoria. “¡Hace mucho tiempo, en una red muy muy lejana, tuvo lugar una gran aventura! Fuera del caos de las nuevas ideas de comunicación, de los experimentos, de los diseños tentativos y del crisol de pruebas, emergió la abundancia de redes. Empezando por ARPANET y una oleada de redes interminable, Jon, nuestro querido IANA, ha muerto”. El día de su fallecimiento, sus amigos rindieron homenaje a este genio de la técnica lanzando un escuadrón de aviones de papel.

La Universidad del Sur de California fundó el Postel Center para servir a la comunidad de internet a través de sus investigaciones. Su director es Joe Touch. “Actualmente coordino un grupo que revisa las solicitudes de números de puertos del protocolo de transporte. Algunos de nosotros continuamos escribiendo RFC. Por supuesto echamos de menos la presencia diaria de Jon, pero su legado continúa”.

En 2012 fue reconocido por el Salón de la Fama de Internet como uno de los visionarios que contribuyó al desarrollo y avance de la Red, junto con sus amigos Vint Cerf y Steve Crocker. “Era muy callado y no intentaba discutir con la gente ni impresionar a otros con su inteligencia”, recuerda Steve Crocker. Como presidente de la Junta Directiva de ICANN, también ha seguido el camino por el que Postel y él comenzaron a caminar en los 60.

Tal vez por esa fina inteligencia de la que no quería alardear o por haber pasado su vida contribuyendo a mejorar la Red de de redes en lugar de pensar en su beneficio personal, este pionero de internet, que falleció justo antes de tomar el control de la organización que él mismo había ayudado a dar forma, no ha sido tan recordado como merecía.

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Las imágenes son propiedad, por orden de aparición, de la Universidad del Sur de California (Foto de Irene Fertik, USC News Service; Copyright 1994, USC), Joi Ito (2, 4 y 6), Wikimedia Commons y Icannphotos

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