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Del disco a la cabina azul: este jubilado lleva medio siglo atesorando teléfonos

Francisco Page comenzó a atesorar teléfonos en los años 60

Cristina Sánchez

Echar una moneda en la ranura para saber qué tal les va la vida a nuestros familiares y amigos es un gesto cada vez menos repetido en la era de las conversaciones en gris y verde. Finalmente, Telefónica tendrá que encargarse al menos un año más de ofrecer el servicio de cabinas telefónicas, aunque hace unos meses se llegó a barajar su extinción. Cada vez más en desuso, aún quedan 18.000 en España.

Sin embargo, para Francisco Page las cabinas siguen teniendo su valor. Por eso, uno de esos teléfonos azules capaces de devolver monedas forma parte de su amplísima colección de antiguos aparatos. Poco a poco, este septuagenario ha ido recabando alrededor de 400 reliquias en su oficina de Alicante, en su oficina muchas de ellas funcionales gracias a su labor de conservación, que recorren la historia de la telefonía en el siglo XX.

Me he criado entre teléfonos, porque lo mío desde pequeño eran las comunicaciones. A los 15 años ya empecé a trabajar en lo que era Standard Eléctrica o la ITT americana”, explica Page a HojaDeRouter.com. La compañía, dedicada a la fabricación y montaje de equipos de conmutación y aparatos telefónicos, había echado a andar en 1926echado a andar en 1926, cuando “toda la contribución de origen nacional a las telecomunicaciones en España se reducía a los postes de madera provistos por los bosques de Cuenca”. Así lo reflejaba un anuncio de la propia empresa, suministradora de la entonces conocida como Compañía Telefónica Nacional de España.

Trabajando con teléfonos (y coleccionando)

Francisco conserva el primer teléfono que llegó a su pequeño pueblo natal, Ribagorda, situado precisamente al pie de la serranía de Cuenca. Eso sí, el aparato no guarda parecido alguno con los teléfonos inalámbricos actuales: fabricado en madera, esta antigua joya funcionaba con un sistema de magneto.

Antes de la llegada de los discos de marcación (Bell comenzó a presentar teléfonos con este sistema en 1924), era un magneto lo que generaba la corriente alterna necesaria para producir la señal de la llamada. Cuando se giraba su manivela, se generaba una tensión eléctrica en una bobina y en el gancho conmutador que formaban las tripas del teléfono.

Gracias a ello, caía una chapa o se encendía una luz en la mesa de conexión de las centralitas telefónicas manuales que aparecieron a finales del siglo XIX. La operadora se enteraba así de que el abonado deseaba realizar una llamada y se encargaba de ponerle en contacto con el receptor, pudiendo incluso escuchar el diálogo.

El propio Page ha logrado atesorar tres centralitas con diferente funcionamiento de principios del siglo pasado. Una de ellas es una centralita de llaves (los circuitos de conexión, en lugar de terminar en cordones con clavijas, lo hacían en llaves) instalada hace décadas en un hotel de Benidorm. Al fin y al cabo, desde el comienzo de su carrera en Standard Eléctrica, una de las labores de Francisco para lograr que la telefonía llegara a todos los rincones de España fue instalar centralitas, especialmente en las empresas.

“Empecé trabajando en Madrid, de Madrid mi primer traslado fue a Jerez de la Frontera, desde Jerez de la Frontera recorrí toda la parte de Andalucía”, relata Francisco. Fue en la localidad gaditana donde le regalaron un teléfono de pared con disco de marcación de mediados del siglo pasado que decidió quedarse “como recuerdo” y que viajó con él “siempre” a partir de entonces. Aquel obsequio, que recibió en 1961, marcó el inicio de su pasión por coleccionar los teléfonos que se iban quedando obsoletos.

Aunque se marchó de Standard Eléctrica en los 70, montó en Alicante su propia empresa dedicada a la instalación, venta y mantenimiento de equipos de telefonía, Teleydata Comunicaciones, por lo que lo tuvo fácil para seguir en contacto con poseedores de antiguos teléfonos y centralitas. “Nos las regalaban porque las iban a tirar. ‘Qué hacemos con esto? Eso a la basura’. Pues no, esto a la oficina”, pensaba Page.

De los teléfonos con disco de marcación a los portátiles

Desde los 60, Francisco Page ha ido guardando, arreglando y adaptando todos los teléfonos antiguos que caían en sus manos para que sigan funcionando. “Esto no no son sellos ni cosas de estas, es un poco más complicado hacer una colección de estas”, defiende.

Entre sus antiguallas figuran los modelos fabricados por Standard Eléctrica que Telefónica fue instalando en las casas españolas a lo largo de los años. Algunos de ellos son el 5523, un teléfono de baquelita negro de los años 50 con disco de marcación; la famosa gama de modelos HeraldoHeraldo, muchos de ellos de color gris; el Góndola, que podía colocarse tanto en la mesa como en la pared; o el Teide, uno de los primeros teléfonos totalmente electrónicos, que funcionaba con teclado y que bien pudiste tener en color rojo.

También conserva un teléfono de modelo Estilo de modelo Estilo—el apellido que se puso en los 60 a los teléfonos de disco más elegantes— al que tiene un especial cariño. Se lo regaló el ya fallecido Pedro Zaragoza, alcalde de Benidorm a mediados del siglo pasado e impulsor del desarrollo turístico de la localidad, cuando era presidente de la Diputación Provincial de Alicante. “Tengo el teléfono de él que se desmontó. Le pusimos uno nuevo y el que se desmontó me lo regaló”, recuerda Francisco con orgullo, señalando que Telefónica solo daba esos aparatos a “gente de categoría”.

Además de teléfonos ya míticos, este coleccionista conserva otras singulares piezas, como un intercomunicador intercomunicadorfabricado por Ericsson en los años 40, que establecía la comunicación al activar unos botones; un teléfono Bell de disco de marcación provisto de un singular pulsador rojo; o un teléfono de campaña Siemens para uso militar, un tipo de aparato que comenzó a utilizarse en la I Guerra Mundial.

También preserva dos gigantescas grabadoras, del tamaño de un armario, que registraban el sonido de las llamadas en cintas magnéticas. Él mismo las llevó hace años al parque de bomberos de Alicante. “Estas grabadoras las instalé yo en la Diputación de Alicante cuando les monté el 085, que es el teléfono de los bomberos”, asegura Francisco. Cuando iban a ser retiradas, el propietario de Teleydata pidió quedarse con estos aparatos del tamaño de un armario para que formaran parte de su colección. Eso sí, también preserva cacharros para registrar el sonido más pequeños en la que fuera la sede de su empresa, como los anticuados contestadores de casetes.

Muchas de sus reliquias no han sido donadas por allegados conocedores de su afición, sino que las ha conseguido rastreando en los mercadillos de la costa alicantina a los que acude los fines de semana. Así ha encontrado muchos de los teléfonos extranjeros que nunca llegaron a utilizarse en España. “Si veo algo que me interesa, pues lo compro. Y si no, no lo compro. Yo sigo buscando”, detalla entusiasmado.

En los años 80, la colección de Francisco Page dejó de estar formada solo por teléfonos fijos. Un Indelec portable (“la última palabra en teléfono para coche”, según la publicidad de la época), un Motorola International 1000 muy parecido al anterior o un Ericsson HotLine, mucho más moderno con sus botones naranjas, son algunos de los alrededor de 200 teléfonos móviles que hoy conserva en las oficinas de su empresa, que ya ha echado al cierre.

Yo ahora ya estoy jubilado, me dedico a la limpieza de mis teléfonos y quiero hacer una exposición de ellos, los estoy preparando”, asegura este entusiasta de estos cacharros, que ya ha cumplido 72 años. Francisco no solo quiere enseñar sus teléfonos a sus familiares, amigos o vecinos, sino que le gustaría organizar una muestra en Alicante para que cualquiera pueda contemplarlos.

Aunque por el momento no piensa deshacerse de sus tesoros, y sus nietos han mostrado interés por seguir aumentando la colección, también baraja la posibilidad de donarlos a la Universidad de Elche. Sin duda alguna, el repertorio de reliquias de este coleccionista que ha dedicado su vida a la telefonía tiene un gran valor histórico en la era de los diálogos en gris y verde.

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Todas las imágenes de este artículo han sido cedidas por Francisco Page.

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