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Los robots del cine y los que existen en el S.XXI: tan cerca y a la vez tan lejos

De izquierda a derecha, el robot de Pixar Wall-E, el robot REEM-C de PAL Robotics y un replicante de ‘Blade Runner’

Jorge Ramírez Orsikowsky

Una tarde cualquiera estás tumbado en el sofá de tu casa viendo por enésima vez el clásico de ciencia ficción ‘Blade Runner’ y, de repente, te fijas en el robot aspirador que está limpiando el cuarto para que tú no tengas que mover un músculo en tan tediosa tarea. Sonríes y piensas en lo lejos que está la tecnología actual de los robots que se ven en las películas de cine, como por ejemplo los replicantes de la obra dirigida por Ridley Scott. Esta percepción, que mucha gente comparte, quizá no sea cierta. Por lo menos, no del todo.

“La diferencia entre los robots del cine y los robots que tenemos hoy en día no está en la forma, no está en las funcionalidades, que son bastante reales. Está en la parte más social, de empatía, de emociones y de razonamiento autónomo”, explica a HojaDeRouter.com el doctor Jordi Albó i Canals, profesor de robótica de La Salle Campus Barcelona-URL. Para él, la robótica está todavía muy lejos del cine en la parte de la inteligencia artificial (IA), en los sistemas cognitivos del robot y su capacidad de aprendizaje.

Actualmente, pueden automatizar tareas y hacerlas de una forma muy eficiente, muy automática y mejor de lo que pueden hacerlas las personas, pero no tienen un sistema de razonamiento comparable al humano. “En determinadas situaciones les cuesta comportarse porque nosotros tenemos una habilidad que se conoce como fusión de sentidos. Yo puedo saber si una persona está alegre no sólo por la cara y por la expresión, sino también por cómo se mueve... Lo percibo por muchos sentidos. Esa capacidad de combinar distintos sentidos los robots no la tienen aún desarrollada. Se está investigando pero llevará bastante tiempo”, comenta este investigador catalán que está en su sabático en la Tufts University de Boston.

Pedro Castilla Weeber, actual presidente de A.R.D.E (Asociación de Robótica y Domótica de España), destaca que “hay que diferenciar entre los robots industriales, que están muy especializados, y los de tipo humanoide, que son los que suelen desarrollar las universidades”. A estos últimos, Albó los define como “robots sociales, mascotas que te acompañan y te ayudan en la terapia o están al servicio de las personas”.

Hay otros dos elementos que para Weeber, ingeniero técnico industrial especializado en electrónica industrial, distancian enormemente a los robots actuales de los que se ven en las películas de ambientación futurista: el coste y la autonomía que tienen gracias a la duración de su batería. “Tienen energía de sobra y pueden moverse sin problemas durante un día o más”, algo que en el presente no está ni en los mejores sueños de sus programadores. “En un robot de tipo humanoide, la batería dura una hora si está muy bien hecha. Si los fabricantes fueran justos dirían que dura 20 minutos a pleno rendimiento”, asegura Jordi, que también reconoce que los actuales modelos son muy caros: “Hay robots que tienen múltiples funcionalidades pero cuestan 10 millones de dólares”.

Similitudes entre los robots cinematográficos y los del momento actual

Ésas son las diferencias principales, pero también hay muchas similitudes a pesar de que la robótica lleva muy poco camino andado. “Lo que hemos avanzado en 80 años desde el primer microprocesador es mucho más que en el resto de la historia. Antes de eso estuvo la revolución industrial y el invento de la electricidad, y antes de eso, la rueda”, dice Weeber.

La apariencia, por ejemplo, es una de esas semejanzas. Aunque normalmente los robots del siglo XXI tienen aspecto de robot, también los hay diseñados con la apariencia de un ser humano, como los de Ishiguro. “De apariencia están perfectos pero luego ves como se mueven y no son tan perfectos. Son robots teleoperados y hay muchos movimientos que no pueden hacer como los que hacemos cuando nos duelen las cervicales”, asevera Jordi.

Ahora, “con las impresoras 3D, la gente puede fabricarse sus propias piezas para sus robots”, comenta el presidente de A.R.D.E. Pueden imitar a los de Hollywood o fabricarse sus propios drones, algo que ahora está de moda. No hay más que ver a Amazon, una de las grandes compañías que como Google se está metiendo en el mundo de la robótica. Amazon lo hace en el sector de los drones. “Tienen su propio mapa por GPS y tienen una planificación de una ruta. La navegación está muy avanzada y en el aire no se van a estrellar. El único problema sería que algo los atacase y perdiesen los paquetes”, detalla el ingeniero industrial.

Respecto a las funciones, la cercanía es más que sorprendente. Como en el cine, uno de los campos donde están más desarrollados los robots es el militar. Un ejemplo es Packbot, un robot militar que se dedica a desactivar explosivos y que fue el que entró en la central de Fukushima para medir la radiactividad en su interior. No tiene que envidiar a algunos de sus primos cinematográficos como ‘Wall-E’.

¿Qué pueden conseguir los robots en los próximos años para acercarse a los del futuro?

La revolución más importante en la robótica tiene que ver con la inteligencia artificial y permitirá que esa IA progrese mucho en los próximos años. “Las empresas o las universidades ya no se quedan para ellas su código sino que lo comparten en la nube. Hay páginas web donde un robot que ha aprendido algo cuelga sus conocimientos para que otro lo baje y tenga eso aprendido ya”, explica Weeber.

En este punto, Albó habla de la injusticia que se comete con este tipo de máquinas: “Un niño tarda unos dos años en empezar a hablar. En esos dos años está recibiendo muchos estímulos durante unas 12 horas al día. Nosotros pretendemos que un robot aprenda a hacer mil cosas en un mes. Por eso la revolución actual es que esa parte del procesamiento no la hace el robot sino que se hace en la nube, y se hace perfectamente. En la película ‘Her’ se ve muy bien. El robot está apagado, pero la aplicación sigue 'online' y el robot está recibiendo información. Ahora, los robots tienen unas pocas funcionalidades pero la inteligencia está en la nube”.

Los avances en el lenguaje también están permitiendo un desarrollo más rápido de los robots. El lenguaje ROS (Robot Operating System) tiene su propia web (www.ros.org) y es un sistema operativo libre adaptado a los robots. Se está implantando como estándar pero no tienen por qué utilizarlo todos.

Tras introducirse en el apartado industrial y el militar, el siguiente estadio de la robótica es el social. “El robot compañero, el robot que va a cuidar de ti y va a ir siempre contigo porque la población está envejeciendo muchísimo. Estamos trabajando mucho en crear una empatía entre la persona y el robot. Que el robot pueda mantener una relación de confort para esa persona”, comenta Albó.

¿Qué parece imposible que puedan lograr los robots incluso en los próximos 100 años?

Lo que en estos momentos se está debatiendo mucho, y genera bastante controversia, es la capacidad de un robot para tener un razonamiento humano, con una parte de razonamiento emocional. Los robots son capaces de generar emociones a los humanos; en cambio, ellos no las generan, aunque se puede emular. “Nosotros hemos hecho robots muy pequeños para que ayuden a lo niños con sus tareas y los niños lloraban cuando el robot se despedía porque lo teníamos que recuperar. Esa parte la emulábamos pero no es que realmente el robot sintiera”, explica el profesor de La Salle Campus Barcelona-URL.

El doctor y experto en robótica barcelonés va más allá y habla sobre el 'amor' que puede llegar a 'sentir’ un robot - ambos términos entre comillas. “Es como si fuera un juego en el que el robot llega a cierta fase y evoluciona, y sabes que se va a comportar de esa manera. El robot tiene una serie de variables y cuando detecta que una persona le hace mimos y lo toca suavemente durante días, empieza a mostrar que está enamorado de esa persona. Pero no es realmente como funciona el amor en sí. Esa parte está lejos porque realmente no sabemos cómo funciona y es muy difícil implementar algo que no se conoce bien”, relata Jordi.

¿Son posibles los robots, androides y cíborgs que salen en las películas?

Al hablar de robots con posibilidades reales de existencia en el cine, hay que descartar a los que tienen unas cualidades que los convierten en imposibles de ser creados. Un ejemplo son los Autobots y los Decepticons de la saga ‘Transformers’ como los que salen en ‘Transformers: la Era de la extinción’, el gran taquillazo de 2014. “Mezclan lo místico y lo mágico de los superpoderes. Es como Supermán en los humanos. Los robots de otras películas los puedes replicar pero incluso con el material del que están fabricados los Transformers es imposible que puedan dar esos saltos o meterse como se meten en la tierra sin sufrir daños”, declara Albó.

Los androides de la saga de ‘Alien’

Muy avanzados están los androides en el mundo de las películas de ‘Alien’ o su precuela ‘Prometheus’. Tanto que casi pasan por humanos, aunque Weeber piensa que no porque “son fríos y no tienen excesivos sentimientos”, lo que los haría más cercanos a los del siglo XXI. Jordi dice que “es muy complejo que un robot pueda actuar como un humano”. Es más, añade un dato para corroborarlo: “Estamos muy bien hechos y somos muy complejos. Ni siquiera nos comprendemos del todo a nosotros mismos”. Esto último impediría producir un 'software' que fuera eficaz para hacerse pasar por humanos. Los dos coinciden en que llevar un androide al espacio no sería un reto (ya se ha hecho), pero lo difícil, incluso imposible, sería “darle vida artificial a los robots. No inteligencia artificial, vida artificial”. Albó explica que “una cosa es que se pueda emular, como el Tamagotchi, y que tenga un impacto grande, y otra cosa es lograr eso”. Webber añade que es poco creíble lo bien que se mueven por un escenario desconocido que no es el entorno de prueba.

El entrañable ‘Wall-E’

En cuanto a la adorable máquina ideada por Pixar, ‘Wall-E’, es el tipo de robot que se hace en los laboratorios. Según Jordi, “lo de recoger basuras ya lo hacen unos robots de la Universidad de Gerona del Centro de Investigación en Robótica Submarina, y lo hacen bajo el agua. Es increíble”. Pedro también coincide en que es un robot técnicamente real. “La tarea de recoger basura es muy específica y la lleva a cabo en un entorno enmarcado. Sabe lo que se va a encontrar”, declara. Respecto al amorío con EVA, ahí explica que se entraría en algo que aparece en muchas películas, “una especie de código binario fantasma que hace que los robots se mantengan juntos en la oscuridad en vez de cada uno en su posición o que tiendan a ser colaborativos tipo enjambre y saquen conclusiones que se salen de su programación”. Alude así a unas palabras escritas por Isaac Asimov en su libro ‘Yo, robot’.

Las tres leyes de ’Yo, robot’

Precisamente, la película de ‘Yo, robot’ no se parece nada al libro del mismo nombre que escribió Asimov. En ella se mencionan tres leyes robóticas que los androides no pueden romper aunque hay uno que sí lo hace. Albó aclara que esas leyes robóticas son inventadas y que cada robot sigue lo que le dice su programación. “Hoy en día no pueden ir en contra de ella”, señala. Webber, por su parte, expone su opinión: “Si queremos que incumpla esas normas sin tocarle la programación, habría que ir a la forma de programar. Si hay que hacerlo línea por línea, como en la actualidad, abarcando todos los casos, es imposible. Pero si al robot le has enseñado a distinguir el bien y el mal sería más difícil decirle que lo incumpla porque no entendería por qué tiene que hacerlo cuando ha aprendido lo contrario. Sería más fácil que dejase de cumplirlas por omisión, o por truco, o por engaño del propio ser humano”.

Trabajo desde casa en ‘Los sustitutos’

En esta película de ciencia ficción, la gente no sale de casa salvo por medio de un androide a través del cual viven la vida, van al trabajo, etcétera. Los humanos controlan a ‘Los sustitutos’ a través de la mente. “Hay muchos robots que permiten hacer esas tareas, pero no tienen forma humana. Es bastante espectacular poderlo hacer. Es increíble la inmersión”, destaca el profesor catalán. El presidente de A.R.D.E. declara que “el que se pudiera controlar al robot mentalmente desde casa para que realizase las tareas sería más viable para ciertos tipos de trabajos o videojuegos. El robot debería moverse en un entorno fijo, no como un robot humanoide que pudiera ir a realizar cualquier recado por la ciudad, encontrarse cualquier cosa y todas esas variables”. Esto último sería muy complicado para la máquina.

La diversidad de robots en ‘La Guerra de las Galaxias’

La mundialmente famosa saga de ‘La Guerra de las Galaxias’ tiene numerosos robots, pero dos destacan por encima de los demás. “La amistad entre C-3PO y R2-D2 se puede emular como si fuera un juego de ordenador, pero está muy lejos de conseguirse hoy en día”, asegura Albó i Canals, que sí ve posible que los personajes humanos sientan afecto por esos dos robots. “Los soldados tenían tanta empatía con el Packbot que, cuando se estropeaba o quedaba dañado por una bomba, no querían que se lo cambiaran por otro sino repararlo porque ese robot había salvado vidas”. Weeber Castilla piensa que los dos robots son posibles por separado. “En realidad C-3PO es un traductor, y ahora mismo seguro que Naciones Unidas tiene algún tipo de traductor para muchísimas lenguas. La diferencia en este caso es que el robot tiene un cuerpo que anda. R2-D2 es como una navaja suiza a la que han puesto ruedas y que sobre todo se dedica a la reparación”.

Los replicantes de ‘Blade Runner’

La enorme autonomía y la capacidad de razonar como humanos e incluso de sentir hacen poco reales a los ‘replicantes’ de ‘Blade Runner'. Éstos se diferencian de los robots actuales, en general, en que utilizan dos piernas.“Las ruedas son mucho más estables y gastan mucha menos batería. Son más eficientes”, explica Jordi. Pedro va mucho más allá: “¿Cómo justificas a una empresa que quieres hacer un robot con dos piernas que se mueva por ahí? Les sale mucho más barato un trabajador”.

La dulzura y perfección de ‘Eva’

Hay un robot en esta película que se mueve como una niña gracias a una combinación de motores, pero “algunos de los movimientos que realiza son muy difíciles de controlar con motores así como así”, dice Albó. Este profesor añade que “el robot del futuro no va a tener motores como tal. Tendrá un sistema de alimentación”. Gracias a él mejorará muchísimo su autonomía y podrá moverse como el de ‘Eva’. El profesor univeritario colaboró con esa película: “Les hice un pequeño robot basado en LEGO que se supone que programó el protagonista cuando era pequeño y que sale en una foto en una escena de aproximadamente tres segundos”, dice riendo.

Lo real y lo irreal de ‘Un amigo para Frank’

El robot ayuda a una persona con demencia que está evolucionando a Alzheimer. “Es un robot que hoy día puede ser real en cuanto a su función de ayudar a una persona enferma. El único problema que tendría es que te tienes que gastar 10 millones de dólares. En cuanto a sus funcionalidades, hay robots ahora que las hacen o están muy cerca”. Otra cosa que Jordi ve irreal en la máquina de ‘Un amigo para Frank’ es la duración de su batería. Demasiada.

Los indestructibles ciborgs de ‘Terminator’

“Lo más irreal de las películas de la saga ‘Terminator’ son los viajes en el tiempo”, declara Jordi a esta web. Es imposible viajar al pasado aunque el cine lo muestre como algo habitual. Tampoco es creíble en la comparativa su soltura de movimientos y su autonomía. En cambio, los robots T-800 de esas películas se parecen a los del presente en que no pasarían el test de Turing. Eso sí, habría que ver quién es el valiente que se lo hace a uno de esos robots de un material casi indestructible y una capacidad homicida fuera de toda duda. Mejor recurrir a los perros, que con su olfato los detectan desde más lejos. Ellos tienen, al menos, una mínima posibilidad de supervivencia.

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Las imágenes de este reportaje son propiedad, por orden de aparición, de Jordi Albó y Pedro Weeber

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