Javier Sanz, presidente de la APB: “Si un día se para el puerto, no saldrán los aviones. Sería un desastre absoluto”
Con una extensa trayectoria ligada a la empresa privada en cargos de alta dirección, José Javier Sanz (Madrid, 1949) asumió, en septiembre de 2023, la presidencia de la Autoritat Portuària de Balears (APB), desde donde ha auspiciado grandes proyectos como la remodelación del Paseo Marítimo de Palma y la reordenación de usos del puerto de la capital balear. Volcado en responder con mayor efectividad a los retos diarios mediante la adecuación y modernización de las instalaciones y los servicios portuarios, Sanz defiende la necesidad de mirar al puerto “más allá del transporte de pasajeros y mercancías”. Para ello, quiere acercar a la ciudadanía las funciones de la APB, cuyos objetivos pasan por “generar empleo de calidad, facilitar la actividad empresarial, contribuir a la identificación productiva y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de las personas”, tal como puso de manifiesto la semana pasada durante el evento 'El puerto: motor económico de Balears', una iniciativa impulsada por la Autoritat Portuària y organizada por elDiario.es.
Desde su despacho en el puerto de Palma, Sanz conversa con este periódico acerca de la escasa visibilidad de su actividad pese a su vital importancia en el día a día de los mallorquines. Lo ilustra del siguiente modo: “Todo el mundo habla del aeropuerto, que es la principal vía de entrada del turismo, pero si mañana el puerto se para, no saldría ningún avión. El aeropuerto colapsaría y no podemos salir en lanchas”. El máximo responsable de la APB reivindica el papel estratégico de las instalaciones portuarias en el abastecimiento energético, la economía y la sostenibilidad del archipiélago y aboga, sobre todo, por la sostenibilidad. En 2030, los puertos deben reducir en un 70% la huella de carbono, por lo que uno de los grandes proyectos del ente pasa por la electrificación de los muelles, siempre de la mano de los actores privados y con la vista puesta en el interés general de los ciudadanos. Sanz insiste en que la economía balear depende más del mar de lo que muchos imaginan.
En el evento 'El puerto: motor económico de Balears' se puso especial énfasis en que los puertos de las islas deben transformarse para “dar visibilidad” a sus funciones reales más allá de lo comercial. ¿Puede recordar qué acciones de comunicación y acercamiento al ciudadano está llevando a cabo la APB para que la sociedad entienda su rol más allá del comercio?
Yo creo que Balears está mirando a los puertos sobre todo como modelo económico, de equilibrio, de crecimiento y de sostenibilidad. La entrada y la salida de mercancías y de pasajeros es muy importante. Casi el 95% de las de las mercancías y de todo lo que consumimos en Balears entra por los puertos. Pero, desde el punto de vista de la ciudadanía, el puerto es invisible. Se habla mucho más del aeropuerto: el de Palma, por ejemplo, cuenta con gran tráfico de pasajeros también y también acoge algunas mercancías. Pero la infraestructura del puerto es algo muy importante dentro de la Comunidad Europea. El puerto tiene una actividad, una estructura estratégica. En Barcelona tienen ferrocarril y transporte de carretera. Nosotros aquí solo tenemos esto.
Por eso, queremos ponerlo en valor y, para ello, necesitamos de la colaboración de todos los entes de nuestra Comunidad. Repito, todo el mundo habla del aeropuerto, que es la principal vía de entrada del turismo, pero si mañana el puerto cierra, no sale ningún avión. El aeropuerto y todo lo demás quedarían desabastecidos. Ya no es solo que no entrarían la leche o la carne, sería horroroso, un desastre absoluto. Porque el queroseno llega a puerto en un petrolero cada tres o cuatro días. Sería un colapso total, y esto es algo que no pasaría en Barcelona, Bilbao o Madrid. De hecho, durante la pandemia, quedó paralizado todo el tráfico aéreo y el esfuerzo lo asumieron las autoridades portuarias. Fue un esfuerzo muy alto para asegurar la seguridad y evitar el desabastecimiento.
Todo el mundo habla del aeropuerto, que es la principal vía de entrada del turismo, pero si mañana el puerto cierra, no sale ningún avión. El aeropuerto colapsaría. Porque el queroseno llega a puerto en un petrolero cada tres o cuatro días. Sería un colapso total, y esto es algo que no pasaría en Barcelona, Bilbao o Madrid
¿Qué estrategias se están llevando a cabo para visibilizar estas actuaciones?
Yo creo que una parte muy importante es invertir en infraestructuras para adaptarnos a las necesidades del mercado y de los ciudadanos. Hace años se invirtió en diques de abrigo para protegerse del mal tiempo, se invirtió en muelles y en estaciones marítimas. Los barcos ahora mismo son distintos a los que había hace 40 años. Son más grandes y más sofisticados. Para ser competitivo tenemos que competir con otros puertos y ese fue uno de los principales factores que han llevado a realizar las inversiones que estamos llevando a cabo. Y ahora hay que seguir modernizando las infraestructuras, pero en clave de sostenibilidad y competitividad.
Para nosotros, la sostenibilidad es una línea estratégica importante y la contemplamos actuando sobre tres factores: económico, medioambiental y social. Por ejemplo, en clave económica, como decía, representamos la entrada de mercancías en nuestra comunidad. Pero no solo eso: estamos creando empleo y estamos creando riqueza no solo a través de la mercancía y las personas que tenemos contratadas, sino para toda la comunidad a través de actividades directas. De hecho, el impacto económico que genera el sistema portuario español asciende a más de 24.300 millones de euros y genera 250.000 empleos. Y, dentro de esto, estamos incluidos nosotros. Por eso decimos que es un motor económico y que hay que buscar la excelencia en la entrada de mercancías y en gestionar todo lo mejor posible.
Estamos creando empleo y estamos creando riqueza, no solo a través de la mercancía y las personas que tenemos contratadas, sino para toda la comunidad a través de actividades directas. De hecho, el impacto económico que genera el sistema portuario español asciende a más de 24.300 millones de euros y genera 250.000 empleo
Un aspecto crítico es la logística entre fábrica y puerto, especialmente para productos sensibles como la sobrasada, que representa un elevado porcentaje de exportación. ¿Qué mejoras logísticas se pueden para incentivar ese tránsito o acortar plazos por parte de la APB?
En ese sentido, el tema de la conectividad es muy importante para nosotros: los barcos llegan a las 6.00 horas, los camiones ya están en el puerto y cargan con las mercancías, que son trasladadas, totalmente frescas, a todos los centros logísticos para su posterior distribución en los supermercados y las fábricas. Nuestra primera obligación es facilitar ese tránsito de mercancías lo mejor posible y al mejor precio posible. Y ese es uno de los elementos que tenemos que gestionar muy bien en este puerto.
Por eso, buscamos la excelencia en la entrada de mercancías y en la conectividad para que seamos competitivos. Tenemos el problema de la insularidad, eso está clarísimo, pero no podemos evitarlo, a no ser que pongamos un puente [se ríe]. Lo que estamos haciendo, y eso la gente no lo sabe, es subvencionar constantemente las tasas. Hay unas tasas portuarias de entrada de mercancías definidas por el Estado español y por la Comunidad y nosotros bonificamos estas tasas en aproximadamente un 80%. Queremos ser competitivos para que la carne o el petróleo sean más baratos y no entremos mañana en un proceso inflacionista. Ese es nuestro gran objetivo: intentar gestionar mejor todo mejor a nivel económico, de costes y de infraestructuras, que todo sea mucho más rápido cuando entran las mercancías de los barcos que llegan a las 6.00 horas. Por eso comentaba antes que todo esto es invisible.
Queremos ser competitivos para que la carne o el petróleo sean más baratos y no entremos mañana en un proceso inflacionista. Ese es nuestro gran objetivo: intentar gestionar mejor todo mejor a nivel económico, de costes y de infraestructuras
Sobre la integración del puerto con el ámbito urbano, ¿qué puede comentar? Por ejemplo, en Palma se habla de reordenar usos y abrir espacios hacia la ciudad.
Vamos a humanizar el puerto. Antes los puertos eran independientes de la ciudad, estaban separados, pero hoy en día están unidos a las ciudades. Por ello, uno de los objetivos de nuestro plan estratégico es optimizar esto para que el ciudadano pueda disfrutar de ellos. El puerto de Palma hace 60 años que no se ha movido, sigue siendo el mismo. Entonces es el momento de reorientarlo. Hay espacios totalmente obsoletos y, de acuerdo a cómo han evolucionado los mercados y la sociedad, estamos buscando espacios para el ciudadano.
El puerto de Palma hace 60 años que no se ha movido, sigue siendo el mismo. Es el momento de reorientarlo
Por ejemplo, tenemos el Paseo Marítimo, una arteria importante que conecta el puerto con Palma y, si antes estaba contemplado como una vía o carretera, ahora estará centrado en el disfrute de los ciudadanos. Es una gran obra y una de nuestras inversiones. Estamos haciendo un cambio de usos, desplazando la parte industrial al dique del oeste. Yo lo llamo el polígono de plástico que está dentro de la Catedral y que genera una actividad de ingresos para la Comunidad. Lo que hacemos es trasladar los muelles comerciales que están hoy en los polígonos de plásticos a la parte industrial, que seguimos manteniéndola porque es importante para nosotros y, de esa forma, abrimos un espacio para la ciudad, la cultura, el esparcimiento y el deporte, con el impulso de una escuela municipal de vela y apostando por la innovación y la cultura para los barrios. Hay que colonizar los puertos, armonizarlos y humanizarlos para que las personas para que la gente disfrute en ellos.
Con todo lo que comenta, ¿cómo es el puerto con el que sueña?
Quiero un puerto abierto a la ciudad, un puerto sostenible, un puerto inteligente y, sobre todo, quiero un puerto para los ciudadanos. Para mí esa es la definición que tengo del puerto de mis sueños. Y, para ello, hace un año mantuvimos contactos con 65 grupos de interés de distintas categorías e identidades, incluidos partidos políticos y grupos de interés portuario. Cualquier movimiento que hagamos siempre perseguirá un objetivo: conseguir un puerto mejor. Y esto es lo que intentamos hacer.
Quiero un puerto abierto a la ciudad, sostenible, inteligente y, sobre todo, para los ciudadanos. Para mí esa es la definición que tengo del puerto de mis sueños. Cualquier movimiento que hagamos siempre perseguirá un objetivo: conseguir un puerto mejor
Otra de las instalaciones que van a remodelar en colaboración con el Ayuntamiento de Palma es el puerto del Portixol, cuyos vecinos han expresado sus recelos ante las molestias e inconvenientes que los trabajos puedan causarles y no quieren que las obras se dilaten más de la cuenta. ¿Qué les respondería?
Es un proyecto muy interesante para la ciudad dentro de nuestra filosofía de integración 'puerto-ciudad'. Vamos a modernizar los puertos para regenerar la ciudad, pero, evidentemente, para ello habrá molestias. En el caso del Paseo Marítimo, a la gente le puede gustar o no el proyecto: hay gente que quiere más carreteras y gente que quiere más árboles. En el último año y medio hemos tenido una convivencia importante con los vecinos, hablando directamente con ellos y analizando sus dificultades, intentando favorecerles de la mejor forma posible como uno lo haría en una obra en su casa.
Estamos comunicándonos con los vecinos a través de la página web, hablando constantemente con ellos, con reuniones para intentar mejorar todo lo posible. Y hemos hecho cambios que no estaban en el proyecto. Y la realidad es que la reforma del Paseo Marítimo se ha hecho en un tiempo récord. Estoy muy satisfecho de cómo se ha llevado la gestión. Me gusta más el puerto y me gusta más el Paseo Marítimo, pero, evidentemente, cada uno puede tener su opinión. Es un proyecto muy bonito y nosotros, como responsables y como empresa pública, tenemos que estar atentos a estas mejoras y gestionarlo todo lo mejor posible.
Otro punto importante en el que trabajan es la digitalización. ¿Lo puede explicar?
Antes íbamos al aeropuerto con un billete verde, ahora lo llevamos en un móvil. Pues, en los puertos, estamos haciendo lo mismo, favoreciendo la interconexión con nuestros clientes para que todo sea más rápido. Nosotros estamos en el mar, es nuestro hábitat. No estamos en el campo. La sostenibilidad medioambiental para nosotros es muy importante. Tenemos un gran compromiso con Europa, con la Comunidad Autónoma y con el Estado para abordar la descarbonización. En 2030, los puertos deben reducir en un 70% la huella de carbono y en ello estamos, apostando por la electrificación.
En 2030, todos nuestros puertos de interés general tendrán enchufe eléctrico. Que un barco llegue a Balears, se conecte, no haga ruido y se le suministre energía eléctrica, no con motores que están contaminando el ambiente. Es un paso de gigante. Estamos potenciando mucho el tema de energías renovables, que es vital. También aplicaremos placas solares y otros combustibles distintos a los pesados que tenemos ahora mismo. En cuanto a medio ambiente, estamos invirtiendo grandes cantidades de dinero en infraestructuras para hacer una ciudad verde, un planeta mejor. Hay barcos que ya gestionan sus propios residuos, barcos de nueva tecnología, pero también nosotros tenemos que reciclar esos residuos. Si nosotros no cuidamos el medio ambiente, no lo va a cuidar nadie.
La sostenibilidad medioambiental para nosotros es muy importante. Tenemos un gran compromiso con Europa, con la comunidad autónoma y con el Estado para abordar la descarbonización. En 2030, los puertos deben reducir en un 70% la huella de carbono y en ello estamos, apostando por la electrificación
Como comenta, la APB gestiona cinco puertos de interés general en Baleares (Palma, Alcúdia, Maó, Eivissa y la Savina). ¿Cómo se distribuyen los esfuerzos inversores para que no haya desequilibrios entre islas?
Cada uno cuenta con proyectos distintos. El mayor volumen lo tiene el puerto de Palma. Después, el de Eivissa, que representa más o menos el 40% de la actividad. A continuación tenemos Maó y la Savina, que es más bien de tráfico. Y, por último, tenemos Alcúdia, centrado en la actividad industrial y que también tenemos incluido en nuestro plan estratégico de innovación. El tema de la descarbonización, el medio ambiente y la integración puerto-ciudad lo estamos aplicando en todos ellos. En Menorca se está haciendo el nuevo paseo marítimo, en Eivissa estamos con el Plan Especial con el que se va a remodelar todo el puerto. Estamos haciendo trabajos importantes en los cinco puertos, con unas inversiones interesantísimas. Las inversiones en el Puerto de Palma, cuya modernización es una operación muy fuerte, las estamos cuantificando en alrededor de 60 millones cada año.
Un concepto interesante en este contexto es el de la inversión solidaria que se realiza entre puertos. El Puerto de Maó, por ejemplo, factura cinco millones de euros anuales, pero ahora va a recibir una inversión potente. Las inversiones las generamos nosotros, generamos recursos y lo invertimos en la ciudad. Y todo eso ahora mismo es invisible a la gente. Estamos financiando la entrada de mercancías en un contexto de insularidad. Lo hacemos a través de otras fuentes de actividad importantísimas para nuestra isla. Y también a través de nuestras concesiones fomentamos la inversión privada. Los ciudadanos no ponen absolutamente ni un duro. Por ejemplo, el Paseo Marítimo es una inversión pública de unos 50 millones de euros. Y la colaboración público-privada también es importante: si nosotros queremos electrificar los muelles para enchufar los barcos, nosotros aportamos nuestra infraestructura, pero tenemos que hablar con Endesa, que es la que genera la electricidad. La gente tiene que entender que somos gestores de espacios públicos. Nosotros decimos qué queremos tener en ellos y ahí caben todos.
Cada puerto cuenta con proyectos distintos. El mayor volumen lo tiene el puerto de Palma. Después, el de Eivissa, que representa más o menos el 40% de la actividad. Después tenemos Maó y la Savina, que es más bien de tráfico. Y después tenemos Alcúdia, centrado en la actividad industrial y que también tenemos incluido en nuestro plan estratégico de innovación
En Eivissa, como ha dicho, se encuentra en tramitación el Plan Especial del Puerto, que prevé -tras la aceptación de diversas alegaciones- un aumento de la edificabilidad en la Estación Marítima del Botafoc e incluye una apuesta por la náutica social y deportiva, abriendo las puertas a la posibilidad de ampliar el número de amarres sociales. ¿Puede explicarlo?
Tenemos que definir lo que es un amarre social porque no es un barco de 40 metros. Entendemos que es un barco de ocho metros. Tenemos que tener varaderos para que la gente repare los barcos y los pinte. Tenemos que tener marinas para que la gente disfrute. Y restaurantes, ocio y estaciones marítimas. Y una de nuestras grandes funciones es gestionar estos espacios lo mejor posible. Hay clubes náuticos o instalaciones deportivas que hacen una parte social y una parte de deporte en la que puedes tener tu amarre con unas condiciones no de marina, sino mucho mejores, pero a cambio de esto tienes que practicar deporte. Tenemos puertos importantes, como el Náutico de Palma, el Club de Mar o el del Portitxol. Nuestro gran objetivo es gestionarlos desde el interés general, en interés de los ciudadanos.
Dado el alud de investigaciones que ha afectado a la APB en los últimos años -no bajo su mandato- en torno a adjudicaciones supuestamente irregulares, ¿cómo asegura el organismo que los futuros concursos públicos sean percibidos con máxima transparencia y confianza?
Nuestros concursos tienen máxima transparencia. Primero lo convocamos, luego va a exposición pública. Tenemos un consejo de administración que aprueba estos concursos con informes de la Abogacía del Estado y con informes jurídicos. Aquí tenemos más demanda que oferta, el espacio genera mucho dinero y en este espacio pueden intervenir distintos factores. La gente conoce perfectamente cuál es la política portuaria a nivel de concesiones. A unos les gustará más o les gustará menos. Pero nosotros, en la mayoría de concesiones, queremos que haya libre concurrencia. Así de claro.
Es un espacio público y, cuando alguien concurre a una concesión, sabe que hay unos límites y un periodo de tiempo. Cuando se acaba ese periodo, como libre concurrencia, puede venir otro a gestionar mejor. Y eso es lo que enriquece nuestra política. Hay una política muy clara de concesiones para que inviertan en medio ambiente, en tecnología y en mejoras para el ciudadano. Creo que ahora mismo lo estamos llevando muy bien. No hemos tenido ninguna incidencia porque nosotros al final lo que intentamos es hablar mucho con la gente y conocer las inquietudes que tienen nuestros clientes.
Nuestros concursos tienen máxima transparencia. Primero lo convocamos, luego va a exposición pública. Tenemos un consejo de administración que aprueba estos concursos con informes de la Abogacía del Estado y con informes jurídicos. A unos les gustará más o les gustará menos. Pero nosotros queremos que haya libre concurrencia
¿Ha reforzado la APB protocolos internos o auditorías para mejorar la gobernanza de las concesiones portuarias?
Hemos creado un departamento que es de Gobierno Corporativo al frente del cual se encuentra Laura Molano. Intentamos hacerlo lo mejor posible. Aparte, estamos auditados constantemente por Hacienda. Hay una transparencia absoluta y todo el mundo tiene nuestros balances. Nuestra actividad es pública y todo mundo la conoce. Es imposible 'escaparse'. Tal vez una empresa privada puede hacerlo, pero nosotros, no. Pero es verdad que estamos trabajando mucho en esta línea y también con nuestras personas a nivel de formación para ser más competitivos, más eficaces, más rentables y buscar los mejores costes, buscar una gestión mucho más abierta, moderna y más orientada a las personas.
Tenemos recursos, pero los invertimos directamente en la ciudad, invertimos en bolsa, en terrenos, en nuestra infraestructura y en nuestras personas. Y, en cuanto a transparencia, el único ranking que evalúa a las autoridades portuarias es el de Dyntra y nosotros estamos los cuartos, empatados con los terceros, lo cual es un dato relevante porque somos 28 autoridades portuarias. Hace cinco años estábamos a la cola.
Tenemos recursos, pero los invertimos directamente en la ciudad, invertimos en bolsa, en terrenos, en nuestra infraestructura y en nuestras personas. Y en cuanto a transparencia, el único ranking que evalúa a las autoridades portuarias es el de Dyntra y nosotros estamos los cuartos, empatados con los terceros, lo cual es un dato relevante porque somos 28 autoridades portuarias
La APB ha cedido este verano espacios en los puertos de Palma, Eivissa y la Savina para proporcionar una primera atención a las personas migrantes que llegan a las islas y garantizar así un tratamiento adecuado en situaciones de emergencia humanitaria. ¿Qué ha llevado al organismo a adoptar esta decisión?
Nosotros somos un puerto de interés general. Un puerto de interés general y uno autonómico son diferentes. En agosto vimos que Balears estaba sufriendo una migración muy importante con una nueva ruta que viene de Argelia. De modo que el Gobierno impulsó una ley de emergencia para cuidar de estas personas a su llegada al puerto, de forma transitoria, porque tras proporcionarles la información pertinente vuelven a ir a puerto para coger un ferry. Nosotros tenemos una serie de edificios para que no se encuentren desamparados durante el tiempo de espera y protegidos del calor o del frío.
¿Contempla que esta colaboración pueda consolidarse a largo plazo como un protocolo estable entre la Autoritat Portuària y el Estado en caso de emergencias migratorias?
Es algo temporal, aunque dependerá de cómo funcione la migración. No sabemos qué va a pasar, si disminuirá o aumentará. Ahora mismo es una emergencia y todos colaboramos. Es un tema grave y habrá que solucionarlo. Somos una comunidad autónoma que también participa en el Gobierno de España.
¿Debe el puerto reforzar su función social y humanitaria en estas situaciones?
Estamos abiertos a esto y lo hemos hecho. Pero no podemos ser un campo de refugiados y esto está muy relacionado con la política gubernamental, que es la que tiene que decidir qué va a hacer con los migrantes cuando llegan aquí. El puerto no puede asumirlo todo. No podemos estar mezclando los turistas con los migrantes y con la actividad portuaria. Todo esto se irá adaptando de acuerdo con las circunstancias que tengamos. Pero eso lo decidirá el Gobierno, claro.
¿Cómo visualiza los puertos de Balears en 2030? ¿Qué papel quiere que jueguen dentro del arco Mediterráneo y europeo?
Que sean puertos totalmente abiertos, sostenibles, inteligentes y, sobre todo, orientados al ciudadano, con unos productos totalmente modernos y adaptados a las necesidades del mercado. Y, en lo que nos corresponde, vamos a conseguirlo, espero que mucho antes que en 2030. Sobre todo respecto a la electrificación, que también deben tener las navieras. Tiene que haber una colaboración entre ambos. Nosotros pondremos los medios y las infraestructuras para que esto funcione. Y el Estado tiene que poner los medios para conseguir electricidad. Tenemos que colaborar e ir todos de la mano.
En relación con otros puertos europeos del Mediterráneo, yo creo que nosotros estamos liderando la electrificación. Somos líderes en este momento comparados con el resto de puertos españoles. Todos los puertos somos totalmente diferentes. Nosotros, por nuestras circunstancias, no tenemos un marco estratégico, que está definido por Puertos del Estado. Nosotros no tenemos contenedores. Vas a Almería o a València y solo ves explanada de contenedores. Tenemos que adaptarnos a las circunstancias de cada situación.
¿Qué último mensaje le gustaría transmitir a la ciudadanía balear para que valore más el papel del puerto?
Que los puertos somos un motor económico y eso la gente lo desconoce. Somos invisibles, pero el puerto tiene mucha relevancia y, dentro del contexto económico, somos actores importantes.
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