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Los libros de Álvaro García Linera, la mano derecha de Evo Morales

Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, durante una entrevista en 2018 con eldiario.es

Emir Sader

Conocí a Álvaro en un seminario en México y de inmediato establecimos una conexión que creció a lo largo de los años. Cuando organicé la Enciclopedia Contemporánea de America Latina y el Caribe, le pedí la entrada sobre Bolivia y mandó un texto formidable (Actualmente estoy actualizando la Enciclopedia y le pediré que me mande una nueva versión).

Me acuerdo que con el pago que recibió, Álvaro compró su primera computadora. Mantuvimos siempre el contacto y le seguí cuando Evo lo invitó a ser su candidato a vicepresidente. En 2005 viajé a Bolivia y estuve en la primera campaña electoral con él. Me acuerdo que el sábado previo a les elecciones fuimos a Santa Cruz de la Sierra. Ya en el aeropuerto le abordaron empresarios intentando hacer contactos porque pensaban que se convertiría en presidente.

De vuelta, no había vuelos comerciales porque no hay transporte publico entre ciudades el mismo día de la votación. Un empresario brasileño productor de soja ofreció su avión. Álvaro lo aceptó, pero con la condición de que el mismo empresario viajara con nosotros para evitar cualquiera trampa.

Estuvimos juntos el mismo día de las elecciones siguiendo el recuento de votos. Me acuerdo de Álvaro llamando a Evo, para intentar convencerlo de que fuese a La Paz a hacer una declaración como presidente electo. Evo quería estar con su gente en Cochabamba, pero aceptó venir, hizo su declaración y volvió con su gente y su mundo.

Me acuerdo que salimos con Álvaro hacia El Alto, la gente quería escucharlo. Álvaro conducía, feliz, a más de 100 kilómetros por hora. Fue recibido como un gran líder y pronunció un discurso para el pueblo de El Alto.

Volví a Bolivia para la toma de posesión de Evo y de Álvaro. Por la mañana tomamos café en la casa de Álvaro. En su declaración de bienes para asumir como vicepresidente, Álvaro declaró sus 10.000 libros y su salario de profesor de universidad. Eran todo lo que tenía. Evo llego con pan, enseguida salimos hacia Tihuanaku, la mas antigua ciudad indígena de Bolivia, donde Evo tomaría posesión antes de la ceremonia oficial en La Paz.

Salimos en una furgoneta Kombi. Evo llevaba unos jeans. Pero en el momento en que el pueblo, que iba caminando hacia la ceremonia, descubrió que Evo iba en el coche, lo paraba a cada rato. Él salía para abrazar a la gente y pronunciar unas palabras.

Cuando llegamos allá, Evo nos dejó y fue a encontrarse con las autoridades indígenas. Me acuerdo que me senté en la primera fila del gran espacio abierto, con Eduardo Galeano. De repente apareció Evo vestido con los trajes de los pueblos indígenas, como un dios. Mientras, las mujeres indígenas limpiaban la plaza del Palacio Quemado para recibir a su líder mayor. Evo y Álvaro finalmente tomaron posesión y empezaron los gobiernos mas importantes de la historia de Bolivia.

Estuve yendo regularmente a Bolivia a lo largo años. En uno de esos viajes prometí a Evo que le llevaría a ver un partido de fútbol en el estadio de Maracaná, pero no he podido todavía cumplir mi promesa con él. Estoy seguro de que lo haré.

Siempre que me encontraba con Álvaro en Buenos Aires, hacíamos un periplo por varias librerías con el coche oficial de Álvaro. Eran operaciones devastadoras por la cantidad de libros que él compraba. Los libreros llegaron a identificarme como el amigo de Álvaro. Concluida la operación, lo acompañaba, con el coche lleno y superpesado, al aeropuerto militar de donde el salía con el avioncito hacia La Paz.

Cuando lo iba a ver en Bolivia, siempre le llevaba libros, desde luego. Cuando se casó, Álvaro salió de su modesto y pequeño apartamento hacia una casa más grande donde pudo colocar todos sus libros, su biblioteca en crecimiento constante e irrefrenable.

Álvaro, el más importante y el mejor intelectual latinoamericano contemporáneo, me acompañó, a su vez, en mi mandato como Secretario Ejecutivo de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). Es un orgullo haber tenido el proceso boliviano como el más importante proceso político de mi mandato.

En CLACSO –así como también en Brasil– hemos publicado gran cantidad de libros de Álvaro. La dupla Evo-Álvaro era una combinación perfecta. El artículo de Álvaro sobre indigenismo y marxismo es una obra prima, una actualización genial de la obra de Mariategui, un trabajo teórico de limpieza de campo, indispensable para el surgimiento de Evo como líder y la comprensión del fenómeno boliviano.

Siempre hablábamos por teléfono, especialmente en los momentos mas álgidos de la lucha en Bolivia. Yo lo traje a Brasil para el lanzamiento de su libro 'La potencia plebeya'. Dio una conferencia en la Universidad de Río de Janeiro y pude mostrarle un poco de la ciudad.

Los últimos tiempos, acá y allá, han sido turbulentos. Lo seguía con ansiedad, buscando noticias o directamente a través de su fiel jefe de gabinete, Héctor. Le mandaba noticias de Brasil y le pedía noticias de allá.

Finalmente, los acontecimientos se han precipitado de manera infernal y el proceso boliviano ha acabado con la renuncia de ambos para evitar una massacre. Veo la foto de Evo y de Álvaro llegando a México y, simultáneamente, la noticia de que no solo han saqueado la casa de Evo, sino que también acechan la de Álvaro y amenazan con quemar sus 30.000 libros.

Me imagino, además de todo el dolor por lo que pasa en Bolivia, el dolor que estará sintiendo Álvaro. Pero no te preocupes, Álvaro. Vamos a recomponer tu biblioteca, libro por libro, en México, en Argentina, en Brasil, en Francia, donde sea.

Bolivia también va a recuperar su democracia, su régimen plurinacional, el poder del pueblo. Evo y tú volveréis a brazos del pueblo, igual que Lula ha recuperado su libertad en los brazos del pueblo.

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