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Así es el autor de un tiroteo masivo en EEUU: mito y realidad

Sentimientos encontrados ante las visitas de Trump a ciudades con tiroteos

Carlos Hernández-Echevarría

No es fácil definir al autor de un tiroteo masivo. En lo que va de año ha habido 253 en EEUU, si llamamos tiroteo masivo a cuando al menos cuatro personas reciben una herida de bala en un mismo incidente. Si especificamos un poco más y miramos los casos en los que han muerto tres o más personas, ha habido siete. Detrás de cada uno de estos crímenes hay una historia diferente de la persona que decidió disparar y, aunque no existe un perfil perfectamente definido, sí que hay algunas características mayoritarias.

Casi siempre son hombres

En esto hay poca duda: el tiroteo masivo es cosa de hombres. En los últimos diez años ha habido 66 incidentes de este tipo y en solo tres de ellos ha participado una mujer, menos del 5%. Las mujeres tienen también menos armas: el 40% de los varones estadounidenses posee una en comparación a solo el 22% de las mujeres. Y también van menos a la cárcel, representan apenas un 7% de la población reclusa en el país.

Es falso que los tiroteos sean “obra de desequilibrados”

Muchas veces se asocia a los autores de asesinatos masivos con enfermedad mentales, probablemente porque es difícil de comprender por qué alguien comete un crimen de este tipo, pero no es siempre así. El FBI dice que apenas uno de cada cuatro tiradores tenía una enfermedad mental diagnosticada previamente y los estudios psiquiátricos muestran que, al menos en la mitad de las matanzas, no han encontrado signos de una enfermedad mental anteriormente. Otras investigaciones más generales dicen que apenas un 3% del crimen violento está relacionado con las enfermedades mentales, así que hay que superar ese estigma.

Lo que sí ofrece este argumento de que los autores de grandes tiroteos “están locos” es una buena excusa a los políticos que no quieren abordar el problema de las armas en EEUU. Cuando Trump dice tras los últimos atentados que el problema “es la enfermedad mental y el odio” y no el arma, lo que hace es abundar en la teoría de que la libre venta de armas no tiene nada que ver con las enormes cifras de violencia en el país. Eso es difícil de defender con los datos en la mano.

Compraron sus armas legalmente

Si miramos de nuevo a los tiroteos masivos de la última década, nueve de cada diez asesinos obtuvo el arma con la que cometió la matanza de modo perfectamente legal: la inmensa mayoría la compró en un tienda o en internet. Aunque las restricciones a la venta de armas son muy limitadas en EEUU, sí que se han hecho ciertos esfuerzos por excluir a las personas con condenas por crímenes violentos y algunos estados han ido más allá.

Todavía quedan algunos casos bastante sangrantes, como los de la famosa “Lista de no volar”. Este es un grupo de unas 16.000 personas a las que el FBI ha prohibido subir a un avión en EEUU porque tienen supuestos vínculos con organizaciones terroristas, aunque no han sido condenados por un tribunal. Estas personas no pueden volar, pero sí que pueden comprar armas y municiones.

No son “explosiones de ira”, más bien “venganzas”

La idea de que alguien se levanta una mañana muy enfadado, coge un arma y sale a la calle a matar es bastante incorrecta. Según el FBI, casi todos los autores de tiroteos masivos planificaron muy cuidadosamente sus ataques, algunos durante períodos superiores a dos años. En al menos el 42% de los casos, se pusieron a disparar en su centro de trabajo o de estudios, y la mayoría había declarado que tenía algún tipo de necesidad de venganza o que había sido mal tratado.

Tiroteo masivo y violencia machista

Según un estudio publicado el año pasado, la mayoría de los grandes tiroteos son también crímenes de violencia machista. El 57% de los autores incluyeron entre sus víctimas a su pareja, su ex pareja o algún otro miembro de la familia. Además, el 16% había sido acusado formalmente en un tribunal por lo que en EEUU se conoce como violencia doméstica. En algunos estados, es legal que posea un arma una persona condenada o que tiene una orden de alejamiento de su ex pareja.

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