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Borrell: “Putin cree que las democracias son débiles y se cansarán del esfuerzo de guerra. Hay que demostrar que no es así”

El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell. EFE/Mauricio Dueñas Castañeda

Irene Castro

Estrasburgo —

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Mientras el ejército de Ucrania sigue esperando la ayuda prometida y Volodímir Zelenski advierte de que la contraofensiva se retrasará más de lo previsto, los aliados están a la expectativa de cómo se desarrollen los acontecimiento para ver si se puede pasar a una nueva fase. La única opción que ven en la UE para que pudiera haber una negociación es que Ucrania mantenga una posición de fuerza. Aún así es un escenario que todavía ven difícil. Por eso la premisa es seguir apoyando a ese país desde el punto de vista económico, humanitario y, sobre todo, militar. Y el mensaje que lanza el alto representante de la UE es que hay que aguantar la presión.

“Putin cree que las democracias son débiles, que la gente se cansa (...) y que acabarán casándose del esfuerzo de la guerra y tenemos que demostrar que no es así y que apoyaremos a Ucrania el tiempo que haga falta”, ha afirmado el vicepresidente de la Comisión Europea en un foro sobre seguridad y defensa.

Borrell ha defendido que la “batalla diplomática” es tan importante como la militar para tratar de sacar a numerosos líderes de la “ambigüedad estratégica” respecto a la guerra dado que buena parte del mundo -en países de América Latina o África- no comparte la estrategia de Estados Unidos o la UE. “Putin no puede ganar esta guerra”, ha reiterado Borrell: “El mundo tiene que entender lo que está pasando”.

“Tenemos que explicar a la gente, involucrar más y decirles lo que está pasando. Estoy viendo líderes en el mundo en una ambigüedad estratégica. Les llamo la gente del 'yes pero', no hay pero: hay una invasión. Un país está invadiendo otro sin justificación”, ha destacado.

La guerra ha cambiado en buena medida el paradigma en el que se movía la UE, que se ha visto obligada a reforzar su industria militar, que había estado en un segundo plano durante décadas. Ahora la Comisión Europea pretende inyectarle 500 millones de euros para impulsar la aceleración de la producción de material de defensa para enviar a Ucrania llegado el caso y para rellenar los arsenales que se han ido acabando en los últimos 14 meses. Borrell ha cuantificado en 70.000 millones de euros en los próximos tres años el gasto que prevén hacer los estados miembros para incrementar las capacidades de defensa.

Borrell también ha insistido en que la labor diplomática tiene que tratar de convencer a China para que use su “influencia” en Rusia para acabar con la guerra. “No tenemos interés en empujar a Rusia en los brazos de China”, ha dicho sobre la relación entre esos países. No obstante, considera que en Pekín “no están muy cómodos” con lo que está sucediendo y ha sugerido que es Putin quien tiene más que perder. “Es una pareja desequilibrada”, ha dicho antes de recordar que Rusia supone el 1% del PIB mundial frente al 20% que representa China.

Cuando la UE se ha puesto a preparar el undécimo paquete de sanciones, Borrell ha asegurado que China no supone un “sustituto” de los 27 en términos económicos. El alto representante está convencido de que dejar de comprar gas ruso supone un golpe para las finanzas de Kremlin.

No obstante, ese paquete supone un desafío dado que la intención es incluir empresas tecnológicas chinas que están sirviendo a Putin para fabricar material de guerra. El ministro de Exteriores,  Qin Gang, aseguró que, si eso sucede, China reaccionará “de forma estricta y severa”.

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