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Análisis

El debate de las primarias republicanas: Trump no va, pero sus “rivales” le defienden

Los precandidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos: Asa Hutchinson (i), Chris Christie (2i), Mike Pence (3i), Ron DeSantis (4i), Vivek Ramaswamy (4d),Nikki Haley (3d), Tim Scott (2d) y Doug Burgum (d)

Carlos Hernández-Echevarría

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El protagonista del primer debate de las primarias republicanas ha sido un candidato con cero experiencia de gobierno que ha dicho que las políticas contra el cambio climático son “un bulo”, que para combatir los problemas de salud mental hay que rezar más y que si los niños estadounidenses no saben leer bien es porque las madres solteras reciben ayudas en vez de tener un marido en casa. Se llama Vivek Ramaswamy y también ha invitado a los otros candidatos a unirse a su promesa de indultar a Donald Trump si es condenado.

Porque Donald Trump, al que las encuestas le dan más del 50% del voto en estas primarias republicanas, no ha querido acudir al debate. Una ausencia enorme por la que los moderadores han querido pasar de puntillas, pero los ocho “rivales” no se lo han puesto fácil: cuando han preguntado a los candidatos quién votaría por el expresidente incluso si resulta condenado en uno de los muchos juicios que tiene pendientes, seis han levantado la mano para darle su apoyo. Con razón han dejado que sólo hablaran de ello 10 minutos.

Esa foto te dice todo lo que hay que saber sobre el Partido Republicano de hoy en día. Ante las preguntas directas sobre el intento de golpe de estado de Trump en 2021, sus principales rivales han hablado de una “persecución” por parte de Biden, han invitado a “centrarse en el futuro y no en el pasado” o como mucho han señalado que, quizás, que el partido presentara a un candidato amenazado de cárcel no era la mejor estrategia electoral. Un bochorno, sí, pero también una manera de no ponerse a malas con los millones de votantes republicanos que aman a Trump, aunque quizás estén listos para algo nuevo. 

Como al expresidente apenas le atacaban directamente dos candidatos, los demás se conformaban con no hablar mucho de él y sí darle alguna que otra torta en la cara de su defensor Ramaswamy, al que han llamado “novato” y muchas otras cosas, pero que estaba encantado de ser el protagonista y de ganar puntos por si Trump le escoge como candidato a vicepresidente. Es indudable que era el más carismático de todos, aunque cuanto más explica su programa, más miedo da. Si el debate hubiera durado 20 minutos, ganador.

El principal rival de Trump, aunque a distancia en las encuestas, es el gobernador de Florida Ron DeSantis. Se ha desmarcado con alguna propuesta loca y bastante aplaudida como la de enviar tropas a México a matar narcos, pero en general ha tratado de no meterse en líos y sus críticas a Trump han sido tan sutiles que el votante medio nunca las entenderá como críticas. La estrategia, supongo, es no enfadar mucho a los partidarios de su rival. Parece arriesgada, pero igual brilla más según empeoren los problemas legales de Trump.

Del lado del establishment republicano tradicional, la ex embajadora de Trump ante la ONU Nikki Haley ha tenido muchos momentos memorables, particularmente cuando se ha llevado por delante a Ramaswamy después de que éste propusiera cortarle las ayudas a Ucrania: “no tienes experiencia en política exterior y se nota”. Es una política capaz y podría cargarse a Biden en las elecciones generales, pero no sé yo si el votante republicano está para estadistas tras el espectáculo de los últimos años.

El vicepresidente de Trump ha tenido buenos momentos, pero cada vez que presume de los logros “del gobierno Trump-Pence” debería entender lo difícil que lo tiene para presentarse como alternativa. Tim Scott, el senador afroamericano que el establishment del partido adora, ha perdido una oportunidad. La estrategia de parecer un tipo majo y optimista la sigue fielmente, pero después de 20 minutos es agotadora. Los más críticos con Trump, Chris Christie y Asa Hutchinson, han representado su papel, pero entre los dos quizás suman un 4% de intención de voto y los milagros en política son raros. 

El verdadero protagonista del debate, mientras tanto, estaba en otra parte. Para fastidiar a la cadena conservadora FOX News, organizadora del debate, Trump no sólo no ha ido sino que ha “contraprogramado” dándole una entrevista al antiguo presentador estrella del canal que fue despedido hace unos meses

Trump se ha quejado de que FOX le saca gordo y naranja en las fotos, pero también ha dejado caer en una entrevista con el mismo canal la verdadera razón: “cuando vas ganando por 50 o 60 puntos, ¿por qué irías a un debate? No es justo, ¿por qué le permitirías a alguien que está en un 0% o un 1% en las encuestas marearte con preguntas? Mientras tanto, la entrevista-masaje ya lleva casi 100 millones de reproducciones.

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