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Análisis

Tucker Carlson se va, pero su veneno ultraderechista sigue

Tucker Carlson ataca al movimiento trans en el programa de Fox News.

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Ni siquiera cuando uno es el presentador más visto de la tele está a salvo de los vaivenes del mercado laboral. Tampoco te vale ser uno de los ideólogos más influyentes de la ultraderecha mundial. Hace una semana Tucker Carlson le decía “nos vemos el lunes” a sus tres millones de espectadores y, sólo unos días después, ha tenido que mandarles un “nos vemos pronto” a través de redes sociales porque FOX News no le ha dejado ni despedirse.

El reinado de Carlson en la tele de pago estadounidense ha cambiado el mundo. Sí, también para usted que no vive en EEUU y que a lo mejor ni le conoce. Muchas de las discusiones más rancias de su última cena de Nochevieja o de las peleas más absurdas que ve en la política nacional vienen directamente de “Tucker Carlson Tonight”. La supuesta dictadura de lo políticamente correcto y lo ‘woke’, la obsesión por las personas trans, las “élites globalistas” que nos obligarán a alimentarnos a base de insectos, las “invasiones” de migrantes... 

Esos conceptos no son necesariamente nuevos, pero Carlson los ha puesto en el centro del discurso republicano hasta el punto en que ya queda poco espacio para nada más. Estrenó su programa en FOX News sólo unos días después de que Trump ganara las elecciones de 2016 y entre los dos han transformado el ideario conservador en una letanía victimista de agravios y amenazas a la “cultura occidental”, la “civilización superior” y el poder político de los hombres blancos

El trumpismo como movimiento y como realidad social no se puede entender sin Tucker Carlson. Había y hay en FOX News presentadores más cercanos al expresidente, algunos que prácticamente trabajan para él, pero ninguno que haya representado con tanto éxito su ideología. Como pasa con Trump, el gran legado del presentador es haber normalizado públicamente cosas que antes los líderes republicanos sólo se atrevían a susurrar: el supremacismo blanco, la deslegitimación de las elecciones, la justificación de la violencia...

Es normal que así haya compartido con Trump las alabanzas no ya del conservadurismo tradicional, sino directamente del Ku Klux Klan y otros grupos neonazis organizados. En sus propias palabras: “Usa todos nuestros argumentos” o “es nuestro mayor aliado”. Tienen razón, Carlson los ha llevado desde los márgenes del sistema al centro del Partido Republicano. De ser tóxicos para cualquier candidato a ver sus ideas reivindicadas en horario de máxima audiencia.

Incluso si muchos de sus tres millones de espectadores no compraban todo el discurso supremacista, han estado durante casi siete años viendo el mundo desde un prisma muy particular. Más allá de las ocasiones en que Tucker Carlson ha usado directamente el argumentario supremacista, la insinuación era constante: por ejemplo, Carlson dedicaba horas y horas de su programa a crímenes cometidos por migrantes. La agenda estaba clara. Sin embargo, un estudio elaborado en Texas concluye que los estadounidense cometen proporcionalmente más crímenes que los migrantes irregulares.

En esto y en tantos otros asuntos Carlson ha sido un precursor. FOX News siempre ha sido conservadora, pero él es quien ha ido rompiendo algunas barreras importantes: de criticar la inmigración ilegal a atacar la inmigración en general; de cuestionar a los demócratas a cuestionar la democracia representativa; de explicar que los neonazis no representan a los republicanos a poner sus argumentos en el centro del debate.

Contra la élite, desde la élite

La otra gran similitud entre Tucker Carlson y Donald Trump es una cierta ironía en el hecho de que ambos han logrado presentarse como defensores de los humildes y enemigos de las élites, viniendo los dos claramente de la élite. Del mismo modo, ambos reservan sus palabras más gruesas para criticar a los medios de comunicación y su “censura”, cuando han disfrutado de tribunas privilegiadas en medios masivos durante décadas.

Carlson se refiere a los medios como “animales rastreros que no merecen respeto” y “la guardia pretoriana de la clase dominante” como si él mismo no fuera el hijo de un gran ejecutivo de medios de comunicación y como si no hubiera tenido programas en cuatro de los canales de televisión más importante del país, después de haber trabajado como articulista en otras tantas publicaciones. Y aunque no fuera así, esas acusaciones las hizo ante millones de espectadores en la principal cadena de televisión de pago.

No hace tanto que Carlson defendía públicamente el papel de los periodistas y los medios de comunicación tradicionales, aunque ahora se haya olvidado. Además habla habitualmente con los periodistas de los mismos periódicos que denigra para pasarles información. Tiene también, como Trump, experiencia en el mundo de los realities, aunque la suya es más breve porque lo expulsaron de “Mira quién baila” en la primera gala.

Su relación con la prensa es sólo otra de tantas áreas en las que no está muy claro si Tucker Carlson está representando un papel o su odio es real. ¿Es racista o está dándole a su público lo que quiere ver? ¿Es el verdadero Carlson el tipo majo e inteligente que muchos periodistas recuerdan o lo ha devorado el personaje que durante años ha hecho en FOX News? Nadie lo sabe, pero quizá sus próximos pasos profesionales lo aclaren.

La cadena conservadora saldrá adelante sin su exestrella, como siempre ha hecho. Tienen un público muy fiel que ya ha visto caer a otros ídolos como Glen Beck o Bill O’Reilly. Encontrarán a alguien que les permita seguir haciendo lo que hacen.

En cuanto al propio Carlson, quién sabe, hay pocos templos conservadores como FOX News. Él ha hecho un guiño al futuro diciendo que “aún quedan sitios donde los estadounidenses pueden hablar en libertad” pero, ¿para tres millones de personas cada noche? De momento ya tiene una oferta de RT, el canal de Putin.

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