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Los líderes europeos esperan las peticiones de May hastiados del Brexit y sin ofrecer mucho más que calor político

La primera ministra británica, Theresa May.

Andrés Gil

Lo ha reconocido el ministro de Exteriores alemán. ¿Qué puede esperar la primera ministra?, le preguntó un periodista británico: “Que se deseen las buenas pascuas, y mucha fuerza para el año nuevo”, dijo Michael Roth. De momento, Theresa May ha tenido fuerzas suficientes para superar la moción de los diputados díscolos de su partido; si bien ha concedido su cabeza en diferido –no será el próximo cartel electoral tory– y falta por ver si será capaz de superar la votación de Westminster al Brexit. Y dado que 117 de sus diputados han votado contra ella, la batalla parlamentaria se presenta bastante complicada para May.

Bruselas está hastiada. Los 27 están exhaustos. El Brexit ha supuesto año y medio de negociaciones, y con la tinta aún húmeda de la firma del acuerdo de retirada y de la declaración política sobre la relación futura, Theresa May se descuelga con que necesita más “garantías” ante su Parlamento. Pero todo el mundo en Bruselas sabe que lo que le pueden ofrecer a May no puede ser mucho más “que un apoyo político, un compromiso político de que todo irá bien, pero lo que hay en el acuerdo es lo que dice el acuerdo, y es lo que quería Reino Unido. El problema son los diputados británicos que tienen que decidir si quieren apoyar a su Gobierno y lo que ha firmado su Gobierno o no”.

¿No es el momento de decir “ya está bien, no perdamos más el tiempo o lo tomas o lo dejas”? “Tengo la impresión de que ese es el mensaje”, respondía el alemán Michael Roth: “El tiempo se acaba, todos estamos preocupados, las vacaciones navideñas del Parlamento británico están a la vuelta de la esquina [20 de diciembre-7 de enero] y debemos prepararnos para cualquier cosa. Si podemos ayudar, seremos razonables y constructivos, pero Londres tendrá que tomar decisiones”.

May pasó el martes de gira por Europa, con el primer ministro holandés, Mark Rutte; la canciller alemana, Angela Merkel; y los presidentes de la Comisión y el Consejo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk. La primera ministra está demostrando ante su electorado, su país y su Parlamento, su capacidad de interlocución y sus esfuerzos diplomáticos. Pero, a la espera de sus palabras en Bruselas este jueves, los líderes europeos no tienen del todo claro qué necesita May. “No va a haber nada muy espectacular en relación con el acuerdo en sí mismo”, explican fuentes diplomáticas, “el acuerdo no se toca, y habrá una conversación entre los líderes sobre la crisis política en Reino Unido. Será un debate político sobre una situación política”.

“Necesitamos algo que garantice al Parlamento que la salvaguarda irlandesa será algo temporal”, insisten fuentes británicas. Pero, ¿eso cómo se concreta? “Tendría su aquel que esta vez sea Reino Unido el que jurara y perjurara que este tipo de declaraciones tienen valor jurídico, cuando se decía que no tenían valor jurídico cuando las consiguió España”, ha ironizado el secretario de Estado ante la UE, Marco Aguiriano, en alusión a las que reclamó Pedro Sánchez sobre Gibraltar.

Además de la solución Pedro Sánchez, está la solución Mark Rutte: un acuerdo semejante es el que logró el primer ministro holandés para poder sacar adelante el acuerdo de asociación con Ucrania, rechazado por los holandeses en un referendo. El jefe del Gobierno neerlandés logró una declaración de sus socios de la Unión Europea en diciembre de 2016 para aclarar que Ucrania no tiene “estatuto de país candidato a la adhesión a la UE” y que el tratado no abre por sí mismo la posibilidad a que lo sea en el futuro. También, que el acuerdo “no contiene una obligación para la UE o para los Estados miembros de aportar garantías colectivas en seguridad u otra asistencia militar a Kiev”.

“Una cosa es que hables con May y otra que sepas lo que quiere”, explican fuentes diplomáticas: “No hay que asumir que haya una declaración de ningún tipo, hay que ver qué quiere decir May a los líderes, cuáles son sus planes y qué puede ocurrir. Estamos ante un problema británico que tenemos que ver cómo May va a plantear. Está clara su voluntad de que salga adelante, pero tiene que explicar cómo los va a convencer y nos parece bien que intentaremos ayudarla”.

Una vez superada la moción interna, May tiene hasta el 21 de enero para convencer al Parlamento. De momento, no le salen las cuentas, y si no consigue el apoyo parlamentario para su acuerdo de retirada, ya no quedará tiempo para otro acuerdo y habrá caído su Gobierno. Ese escenario aboca a un abanico de posibilidades: elecciones británicas; otro referéndum; retirada del Brexit; o Brexit caótico sin acuerdo.

En todo caso, cuando May entre por la sala del Consejo de la Unión Europea este jueves, el resto de los 27 jefes de Gobierno de la UE la recibirán hastiados del Brexit y de una conversación que daban por amortizada el 25 de noviembre cuando unos y otros estamparon la firma. Y eso que, el 25 de noviembre, ya se sabía que May no contaba con apoyos internos para sacar adelante el acuerdo y que lo peor estaba por llegar.

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