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Los kurdos tienen la clave para impedir que Erdogan consiga mayoría absoluta en el Parlamento

Los partidarios del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se sientan frente a una enorme pancarta de Erdogan en una manifestación a favor de Erdogan celebrada en Estambul, Turquía, en 2013.

Javier Biosca Azcoiti

“Amigos, nuestras ramas del partido deberían hacer un trabajo especial con el HDP. No hablaré de esto en público, solo aquí con vosotros. ¿Por qué con vosotros? Porque si ellos no logran pasar el umbral (del 10% de los votos), eso supone una gran ventaja para nosotros”. Es el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en una reunión privada con miembros de su partido, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), hablando sobre la formación izquierdista prokurda Partido Democrático de los Pueblos (HDP).

Erdogan sabe que la clave de las elecciones de este domingo en Turquía, especialmente las parlamentarias –las primeras tras la reforma constitucional de 2017– pasará por esta formación de izquierdas, paritaria, defensora de las minorías, en especial de los kurdos, y opuesta “a las fuerzas racistas, nacionalistas, militaristas, sexistas, conservadoras y mercantilistas”.

No aspiran a gobernar en un país que es predominantemente conservador, pero la ley electoral les ha concedido un papel clave para impedir la deriva autoritaria de Erdogan.

Para entrar en el Parlamento, cualquier partido necesita superar la barrera del 10% de los votos. Lo que hace esta norma tan importante es que en la zona del Kurdistán turco solo tienen presencia relevante el AKP de Erdogan y el HDP kurdo y todos los diputados de esta región se dividen entre estas dos formaciones.

“Si Erdogan nos deja por debajo del 10% (a nivel nacional) todos los diputados de la región (80), pasan a su partido. Si nosotros pasamos del 10%, formaremos una mayoría con el resto de partidos de la oposición, aunque él gane las elecciones presidenciales”, explica a eldiario.es Eyyup Doru, representante del HDP en Europa.

Sospechas de fraude

En otro fragmento del vídeo filtrado, Erdogan dice a sus seguidores que hay que asegurar una mayoría del AKP en los comités de control de urnas para “acabar el trabajo en Estambul incluso antes de empezarlo”.

El presidente también pide hacer un “marcaje” de los votantes en cada circunscripción. “Nuestros amigos tienen que trabajar de una manera diferente en cada distrito, especialmente en decenas de ellos porque sabéis quién es quién, ¿no? Porque si nuestros representantes de distrito no saben quién es quién, entonces deberían dimitir ¡Tenéis que saberlo! Cogeréis la lista de votantes para cada urna, comprobaréis quién es quién y en base a eso y el trabajo especial sobre esa gente, creo que nos dará un resultado muy diferente”.

El HDP cree que Erdogan pondrá en marcha un fraude electoral de unos 500.000 votos mediante el proceso conocido como unificación de urnas, según el cual se unifican los colegios electorales de poblaciones pequeñas.

“La gente tiene que ir a zonas lejanas controladas por los militares y el Gobierno y tiene miedo porque es peligroso para ellos”, afirma Doru. “También se han declarado zonas de guerra en el Kurdistán donde ni siquiera nos dejan acceder a nosotros. No hay ninguna garantía”, añade. “Eso nos puede hacer mucho daño, pero esperamos recuperarlo en las ciudades grandes como Estambul y Esmirna”.

El HDP confía en superar la barrera del 10%. La alianza de Erdogan con los nacionalistas del MHP (Partido del Movimiento Nacionalista) tanto en las elecciones presidenciales como parlamentarias y las operaciones militares contra zonas kurdas de Siria alejan aún más a los votantes kurdos del partido de Erdogan.

El MHP está considerada como una formación de extrema derecha que se opone firmemente al HDP. “Incluso utilizar nuestro nombre en la misma frase que el del HDP lo consideraremos una crueldad”, declaró el líder del partido en el Congreso, Celal Adan.

“Erdogan ha cambiado a los kurdos como aliados por la extrema derecha. Por eso ahora los kurdos no van a votar al AKP, ni siquiera los conservadores religiosos”, opina Doru.

Persecución por vínculos terroristas

Otra de las prácticas utilizadas por el Gobierno para debilitar al HDP ha sido la persecución judicial, basada en los vínculos del partido con el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), el grupo armado considerado organización terrorista por Turquía, EEUU y la Unión Europea.

Sus dos líderes, Selahattin DemitrasSerpil Kemalbay están en prisión acusados de difundir propaganda terrorista del PKK. Demitras lleva en la cárcel un año y medio y su compañera Kemalbay fue detenida en febrero de este año por participar en un congreso del partido en el que se desplegaron pancartas del líder encarcelado del PKK, Abdulá Öcalan.

El HDP controla la mayoría de las alcaldías en la zona del Kurdistán turco. De las 106 alcaldías importantes en posesión del partido, los líderes de 96 de ellas están en la cárcel, asegura Doru. “Tenemos las alcaldías confiscadas”, denuncia. “En total tenemos 3.000 cargos electos en prisión, nueve de ellos diputados nacionales”, añade. “En el sistema judicial turco, cuando un diputado está juzgado y condenado a un año de condena, el diputado pierde su escaño. De esa forma ya hemos perdido 11, de 59 representantes”.

Aun así, el HDP está solo. Los grupos de la oposición han formado una coalición para las elecciones parlamentarias –aunque no para las presidenciales, donde no han llegado a un acuerdo para proponer un candidato único– y no han querido juntarse con el HDP por sus supuestos vínculos con el PKK,

“Nosotros vemos al PKK como un partido político importante en el Kurdistán. La diferencia con nosotros es que ellos tienen también una lucha militar y nosotros no. Nosotros solo tenemos la lucha política. Claro que hay muchos simpatizantes del PKK que nos votan, eso es así, pero nosotros no tenemos una relación institucional con el PKK”, afirma Doru.

En las elecciones generales de junio de 2015 (entonces eran generales y el Parlamento electo formaba el Ejecutivo), Erdogan no alcanzó la mayoría absoluta y el HDP superó por primera vez en su historia el umbral del 10% (13,1%). El AKP de Erdogan no logró formar Gobierno y se volvieron a celebrar elecciones cinco meses después. Entonces el HDP perdió votos, aunque consiguió representación, y el AKP los ganó y puedo formar un ejecutivo.

Aunque la falta de acuerdo en las fuerzas opositoras para nombrar un candidato a presidente hace más probable la presidencia de Erdogan –si no llega al 50% de los votos en una primera ronda, los dos primeros candidatos pasarían a una segunda vuelta y eso podría perjudicarle por la fuerte oposición que genera entre todos aquellos que no son sus votantes–, la victoria en un Parlamento debilitado a propósito por su reforma constitucional, aprobada en referéndum por un estrecho margen, se le puede complicar.

“No deberíamos repetir la experiencia del 7 de junio”, recordó el presidente a sus compañeros. Y eso pasa directamente por aplastar al HDP.

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