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The Guardian en español

EEUU reconoce su fracaso con Corea del Norte: “La estrategia de la paciencia se ha terminado”

El secretario de Estado Rex Tillerson visita al primer ministro japonés, Shinzo Abe, en la primera parada de su viaje a la región.

Justin McCurry

Tokio —

El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, ha reconocido que los 20 años de intentos estadounidenses para “desnuclearizar” Corea del Norte han sido un fracaso. Tillerson aboga por una nueva estrategia con el programa de armas nucleares del régimen. “La paciencia estratégica se ha terminado”, ha señalado.

En declaraciones durante su visita de cuatro días a Japón, Corea del Sur y China, el secretario de Estado ha señalado: “Creo que es importante reconocer que los esfuerzos diplomáticos y políticos de los últimos 20 años para llevar a Corea del Norte a la desnuclearización han fracasado”.

“Ello incluye un periodo en el que EEUU ha entregado 1.200 millones de euros en asistencia al país como incentivo para tomar un camino diferente”, ha afirmado Tillerson. “Ante esta amenaza cada vez mayor, está claro que se necesita una estrategia diferente. Parte del propósito de mi visita a la región es intercambiar opiniones sobre una nueva estrategia”, ha añadido.

Tillerson ha afirmado que él y su contraparte japonés, Fumio Kishida, han discutido una nueva estrategia para afrontar el “peligroso e ilegal” programa nuclear del régimen norcoreano. Ningún país ha revelado detalles de esta nueva aproximación al problema.

“Corea del Norte y su pueblo tienen que librarse del miedo a Estados Unidos y a sus vecinos en la región, que simplemente buscan vivir en paz con Corea del Norte”, ha asegurado el secretario de Estado. “Con esto en mente, Estados Unidos pide al Corea del Norte que abandone su programa nuclear y de misiles y que frene sus provocaciones”.

Representantes de la administración estadounidense han confirmado que todas las opciones están sobre la mesa, incluidos ataques militares, pero Tillerson ha indicado que Washington continuará pidiendo la implementación completa de las sanciones de la ONU y presionando a China para hacer un uso más efectivo de su posición de ventaja con el régimen norcoreano.

Sin embargo, crecen las peticiones de alternativas a las sanciones multinacionales defendidas por anteriores administraciones estadounidenses y japonesas. Y lo hacen ante la evidencia de que las medidas de presión no han impedido a Corea del Norte acercarse a su objetivo de desarrollar armas nucleares capaces de llegar a suelo estadounidense. Japón y Corea del Sur, que tienen en su territorio a decenas de miles de tropas estadounidenses, están al alcance de los misiles norcoreanos.

En otra muestra de desafío, Corea del Norte lanzó la semana pasada cuatro misiles balísticos en el mar frente a la costa noroeste de Japón. Asimismo, también probó el lanzamiento de un nuevo misil balístico en febrero coincidiendo con la cumbre de Trump en Florida con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.

Trump afirmó el año pasado que consideraría invitar a Washington al líder norcoreano, Kim Jong-un, para mantener conversaciones, pero no ha vuelto a abordar la idea desde que se convirtió en presidente.

Es poco probable que se recupere la idea de negociaciones directas a menos que Corea del Norte acepte renunciar a su programa de armas nucleares —una condición de la que no ha dado muestras de aceptar—.

Tillerson ha repetido la petición de Trump de que China haga más para controlar a Corea del Norte. “Creemos que tienen un papel muy importante”, ha explicado. “Tendremos conversaciones con China respecto a otras acciones que podrían poner en práctica”.

China, principal aliado y socio económico de Corea del Norte, suspendió el mes pasado las importaciones de carbón de su empobrecido vecino y ha apoyado las resoluciones de la ONU que condenan sus pruebas de misiles y nucleares.

Pero es poco probable que Pekín apoye cualquier medida que pueda llevar a la caída del régimen en Pyongyang, dado que ello podría provocar una ola de refugiados y la presencia de tropas de EEUU y de Corea del Sur en su frontera con Corea del Norte.

La cooperación china se ha complicado aún más por el próximo despliegue estadounidense de un polémico sistema antimisiles en Corea del Sur. China se ha opuesto al sistema de defensa de misiles THAAD (Terminal High Altitude Area Defence), señalando que su radar avanzado es una amenaza a su propia seguridad. Autoridades militares en EEUU y Corea del Sur insisten en que el único propósito del THAAD impedir ataques con misiles desde Corea del Norte.

El jueves, Tillerson afirmó que EEUU continuaría trabajando con Japón y Corea del Sur para presionar a Pyonyang con el objetivo de que renuncie a su programa de armas nucleares. “La cooperación trilareral es crítica, especialmente en el momento en que abordamos el programa balístico y nuclear norcoreano”, señaló al inicio de su reunión con el ministro de Exteriores japonés.

A pesar de las preocupaciones de que EEUU podría reducir su presencia militar en la volátil región de Asia-Pacífico bajo la administración Trump, figuras destacadas del Gobierno han buscado tranquilizar a Tokio y a Seúl transmitiéndoles que EEUU sigue comprometido con su defensa, en medio del programa nuclear de Corea del Norte y la actividad naval china en el mar del sureste chino.

La primera parada de Tillerson fue Japón, el viernes visitó Corea del Sur y este fin de semana está en China intentando calmar los temores de las autoridades por el sistema antimisiles e intentando evitar una posible guerra comercial entre las dos principales economías del mundo.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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