El mayor fabricante europeo de misiles vende piezas para las bombas que han matado a niños en Gaza
MBDA, el mayor fabricante europeo de misiles, está vendiendo componentes clave de miles de bombas enviadas a Israel y usadas en múltiples bombardeos que, según esta investigación, han provocado la muerte de niños palestinos entre otros civiles.
Ante el creciente malestar por la posibilidad de que haya empresas europeas beneficiándose de la devastación en Gaza, The Guardian y los medios independientes de periodismo de investigación Disclose y Follow the Money han analizado la cadena de suministro de la bomba GBU-39, fabricada por la estadounidense Boeing, y las formas en que este explosivo se está usando en el conflicto.
Una fábrica que la europea MBDA tiene en el estado de Alabama, en Estados Unidos, fabrica las “alas” que la GBU-39 despliega tras su lanzamiento y le permiten llegar a su objetivo.
Los ingresos de MBDA Incorporated, la filial estadounidense, pasan por la británica MBDA UK, con sede en Hertfordshire, que a su vez transfiere los beneficios al grupo MBDA, con sede en Francia.
El grupo MBDA repartió el año pasado casi 350 millones de libras en dividendos (unos 405 millones de euros) entre sus tres accionistas: BAE Systems, la mayor empresa de armas del Reino Unido, la francesa Airbus y la italiana Leonardo.
El ministro de Exteriores del Reino Unido, David Lammy, suspendió en septiembre algunas licencias de exportación de armas a Israel alegando un riesgo de “graves violaciones” contra el derecho internacional humanitario. Lammy dijo que la medida iba dirigida contra los “artículos que puedan ser empleados en el actual conflicto de Gaza”.
24 casos de uso de la bomba
A partir de datos públicos y del análisis de expertos en armamento, la investigación periodística ha confirmado 24 casos en los que la GBU-39 provocó la muerte de civiles en Gaza. En todos ellos hubo niños entre las víctimas mortales.
Muchos de los ataques se produjeron por la noche y sin previo aviso contra edificaciones escolares y contra campamentos de tiendas de campaña donde vivían familias desplazadas. Varios de esos ataques han sido investigados por Naciones Unidas y por la ONG Amnistía Internacional, que los califica como presuntos crímenes de guerra.
MBDA confirmó su contrato con Boeing para las alas y aseguró que “cumple con todas las leyes nacionales e internacionales pertinentes para el comercio de armas en los países en los que opera, todos los cuales tienen políticas de exportación y aplican férreos regímenes de control de exportaciones”.
Según activistas por los derechos humanos, el caso deja en evidencia las limitaciones de la decisión británica de suspender algunos envíos de armas a Israel. La suspensión ya había sido criticada por dejar fuera a los cazas F-35, pero no es su única limitación: la medida solo afecta al material militar exportado desde el Reino Unido, lo que significa que la filial estadounidense de MBDA puede seguir suministrando a Boeing desde su fábrica de Alabama.
Los niños muertos
El pasado 26 de mayo, en torno a las dos de la madrugada, una bomba destruyó el tejado del colegio Fahmi al-Jarjawi, en el barrio histórico de Ciudad de Gaza, donde en ese momento dormían decenas de familias refugiadas. Según los servicios locales de emergencias, un total de 36 personas murieron en el edificio envuelto en llamas. La mitad de ellas, niños.
En una grabación de vídeo se ve a una niña diminuta con el incendio de fondo buscando a trompicones una salida. Esa niña era Hanin al-Wadie, de cinco años. Logró sobrevivir por poco.
Semanas después, Hanin seguía hospitalizada, con quemaduras de segundo y tercer grado, y un profundo trauma psicológico: sus padres y su única hermana habían muerto en el ataque. Sentado a su lado en el hospital, su tío Ahmed al-Wadie hablaba de la experiencia de Hanin mientras la niña mordisqueaba un trozo de pan y se rascaba las vendas. “Lo primero [que recuerda Hanin] es gritar al oír los misiles y ver fuego a su alrededor”, dijo. “Cuando camina, dice que tiene miedo de pisar los cadáveres... Hay que imaginar a una niña en esa situación, viendo a sus padres en un incendio delante de ella, viéndolo con sus propios ojos”.
Según Ahmed, que es enfermero, ningún hospital de Gaza podía proporcionarle a Hamin los tratamientos que necesitaba: cirugía plástica en la cara y en las manos, además de apoyo psicológico. En los últimos días, ha conseguido que la evacuen a Jordania.
El derecho internacional humanitario prohíbe ataques contra infraestructuras civiles como los colegios y exige medidas que minimicen los daños. El incumplimiento de estas normas puede constituir un crimen de guerra. “Quienes lanzan ataques tienen el deber legal de tomar precauciones para evitar daños a civiles, incluso en los casos en que pueda haber un objetivo militar en el lugar, y eso incluye no atacar lugares llenos de civiles”, dijo Donatella Rovera, investigadora principal de Amnistía Internacional.
También es necesario avisar con antelación para evacuar el lugar siempre que sea posible. Según los testigos, no hubo ninguna advertencia antes del ataque contra Fahmi al-Yarjawi.
El Ejército israelí aseguró entonces que el ataque había sido dirigido contra un centro de control y mando de Hamás y la Yihad Islámica Palestina en el interior del colegio, donde recababan información para sus atentados. El Ejército añadió que había tomado “numerosas medidas” para mitigar el riesgo de daños a civiles, incluido el uso de “municiones precisas”. Según Rovera, la localización de objetivos militares en zonas civiles densamente pobladas también está prohibida.
Los fragmentos de la bomba
Entre los escombros, los expertos en armamento identificaron posteriormente fragmentos de una bomba GBU-39. En las fotografías del lugar de los hechos se ven claramente las alas de la bomba, que suelen desprenderse cuando alcanza su objetivo.
Trevor Ball, experto en investigación de armas de Armaments Research Services, que recibe financiación de la UE, ha confeccionado su propio listado de ataques de la bomba. Según Ball, es identificable por sus alas, marcadas con la inscripción “ALAS SIN SUSTENTACIÓN”, y por su cola, con unas ranuras características para pernos y aletas.
La GBU-39 está llegando a Israel gracias al programa de ayuda militar estadounidense, que concede subvenciones y préstamos para gastar en armamento. Entre las bombas que Israel compra directamente a la empresa Boeing y las que recibe de las reservas del ejército estadounidense, se calcula que han llegado unas 4.800 GBU-39 desde el inicio de la guerra con que Israel respondió a la masacre perpetrada por Hamás contra ciudadanos israelíes el 7 de octubre de 2023.
Compuesto por 2.166 bombas, el último envío se anunció en febrero de 2025, justo cuando la ONU informaba de que prácticamente el 70% de la superficie de la Franja de Gaza había quedado reducida a escombros.
Efectos devastadores
La GBU-39 es lanzada desde el aire por aviones de combate. Con una carga relativamente ligera (no llega a las 250 libras, o 113 kilos), es capaz de demoler uno o dos pisos de un edificio dejando intacto el resto de la estructura. Su uso ha sido fomentado por el Departamento de Estado de EEUU, y también por el expresidente Joe Biden porque se considera preferible a las bombas mucho más pesadas empleadas en los primeros meses de la guerra para arrasar Gaza.
Pero en espacios cerrados la GBU-39 crea una bola de fuego letal. En los 24 casos verificados para este artículo, ocurridos entre noviembre de 2023 y mayo de 2025, el número de víctimas mortales superó los 500. Entre esas víctimas hubo al menos 100 niños.
Un caso señalado por la ONU
El primer caso verificado desde el comienzo de la guerra es del 2 de noviembre y ocurrió en el muy poblado campamento de Bureij, donde las bombas derrumbaron varios edificios. Según los cálculos de la ONU, los aviones israelíes lanzaron al menos cuatro GBU-39. En un primer momento, las autoridades de Gaza hablaban de 15 muertos, nueve de ellos niños. Pero el número de víctimas fue aumentando con el paso de los días.
“Los primos que me quedan están buscando a su familia, y el resto de mis primos están bajo los escombros”, escribió en Facebook Yasser Hassan Washah, de luto por la pérdida de 19 miembros de su familia.
Las fuerzas armadas de Israel aseguraron ese mismo día que sus aviones habían atacado varios centros de mando y control utilizados por altos operativos terroristas de Hamás, algunos de ellos “deliberadamente localizados en zonas civiles”. No especificaron dónde.
En un informe del año pasado, la ONU citó ese ataque como uno de los seis casos en los que Israel “puede haber incumplido” los principios del derecho internacional humanitario.
En 2023 solo hay un puñado de bombardeos verificados con la GBU-39, con un aumento drástico en su uso durante 2024. Uno de los ataques más devastadores tuvo lugar la noche del 26 de mayo de 2024, cuando los aviones que sobrevolaban Rafah bombardearon el Campamento de Paz Kuwaití 1, desatando un fuego voraz que incendió hileras de tiendas. Amnistía Internacional documentó el caso de un niño pequeño y una mujer que durante aquel bombardeo fueron decapitados por fragmentos de los explosivos. De acuerdo con los registros del Ministerio de Sanidad de Gaza, 45 personas murieron y 249 fueron heridas.
El Ejército israelí aseguró que el objetivo del ataque era un complejo de Hamás, y que la explosión secundaria y el incendio provocados debían haberse producido por municiones o alguna otra sustancia combustible presente en el lugar.
Amnistía Internacional acusó al Ejército de no distinguir entre civiles y objetivos militares y pidió una investigación del incidente como posible crimen de guerra.
Ataques contra colegios
“Las GBU-39 se han utilizado mucho para atacar colegios y zonas donde se refugian otras personas”, explica Ball, el experto en armamento.
De los ataques verificados, 16 han sido contra colegios. Aunque los edificios ya no funcionan como centros educativos, se han convertido en lugares de refugio para los desplazados de la Franja de Gaza. Los demás ataques fueron contra campamentos llenos de tiendas de campaña, viviendas y una mezquita durante la oración de la mañana.
The Guardian envió a las Fuerzas Armadas de Israel información detallada de nueve de estos ataques. Un portavoz del Ejército israelí se negó a comentar los casos, alegando que no disponía del tiempo ni de la información para revisar las reclamaciones.
Un portavoz del Ejército israelí dijo que las fuerzas armadas no van contra civiles ni estructuras civiles: “Las Fuerzas Armadas de Israel atacan en estricta conformidad con el derecho internacional y exclusivamente por motivos de necesidad militar. Las Fuerzas Armadas toman todas las precauciones posibles para mitigar el daño a civiles y a estructuras civiles”.
También dijo que en todos los casos habían considerado las condiciones particulares de cada sitio para mitigar el daño a los lugares y a los civiles siguiendo un “riguroso proceso de aprobación”. El Ejército añadió que Hamás había adquirido la costumbre de almacenar sus armas y municiones en el interior de edificaciones civiles como hospitales, colegios y mezquitas, y que desde allí lanzaba sus ataques de manera rutinaria.
Comercio de armas
En su material de Marketing, el grupo MBDA dice que el Diamond Back (su sistema patentado de alas) es un “componente clave” en la bomba de Boeing. Según los expertos en armamento, la GBU-39 siempre se vende con sus alas y MBDA es el único proveedor conocido.
La filial estadounidense MBDA Inc no publica sus resultados financieros. Pero sus ingresos se consolidan en las cuentas de MBDA UK, la división británica, y pasan a continuación al grupo MBDA. En las cuentas más recientes de MBDA UK (de 2023), MBDA Inc representa una parte importante del negocio aportando más del 40% de los ingresos. En general, la facturación de todo el grupo MBDA está creciendo velozmente, con ingresos de 4.200 millones de libras para el año 2024 (unos 4.850 millones de euros).
Suspensión de venta de armas
En septiembre de 2024, cuando los muertos en Gaza ya sobrepasaban los 40.000, el ministro británico de Exteriores, David Lammy, anunció la suspensión de 29 licencias para exportar armas a Israel alegando un “riesgo claro” de que los equipos pudieran utilizarse para cometer “violaciones graves” contra el Derecho Internacional Humanitario.
Pero el alcance de esa prohibición es limitado. Según los expertos, el Gobierno británico no tiene potestad para bloquear ventas de empresas constituidas en el extranjero, por mucho que formen parte del mismo grupo que una compañía británica. MBDA Inc, la filial estadounidense, tiene un consejo de administración independiente y no se ve afectada por el veto británico: opera con arreglo a las leyes locales y está sujeta a los controles de armamento de Estados Unidos.
“MBDA genera beneficios armando a Israel”, dice Sam Perlo-Freeman, coordinador de investigación en la asociación Campaña contra el Comercio de Armas. “Si MBDA no quisiera ser cómplice de armar a Israel, podría vender su filial MBDA Inc; nosotros apoyaríamos que el Gobierno británico tomara todas las medidas a su alcance para detener el genocidio”, añadió. “Más allá de un embargo de armas, esto incluye sanciones a las empresas que arman a Israel, prohibiendo que dichas empresas reciban inversiones del Reino Unido”.
Ese tipo de prohibición sería aún más restrictiva que el actual embargo contra Rusia por la invasión de Ucrania.
Con Israel, el Reino Unido y otros gobiernos occidentales han adoptado un enfoque más suave. Un ejemplo es la excepción introducida por Lammy en su prohibición, para que empresas británicas como BAE Systems pudieran seguir fabricando partes del avión de combate F-35 que usa Israel.
Más allá de amenazas de sanciones y las duras palabras que siguieron a la decisión de Israel de romper el alto el fuego en marzo, los líderes europeos no han tomado nuevas medidas para impedir que sus empresas nacionales de armamento se beneficien de la guerra en Gaza, por mucho que la ONU haya concluido que los métodos de guerra empleados por Israel son consistentes con un genocidio.
En su informe de junio, la relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos ocupados, Francesca Albanese, detalló los beneficios empresariales derivados del conflicto. “El presente informe muestra por qué sigue en pie el genocidio llevado a cabo por Israel, porque es lucrativo para muchos”, decía. Ni MBDA ni Boeing aparecen entre las 40 empresas citadas en una investigación que, según Albanese afirmó, “solo es la punta del iceberg”. “No se pondrá fin a esta situación si no se responsabiliza al sector privado”, dijo Albanese.
De acuerdo con los principios rectores de la ONU sobre empresas y derechos humanos, las empresas deben llevar a cabo revisiones periódicas para detectar problemas y ajustar su conducta, especialmente durante los conflictos armados. El propio código ético del grupo MBDA habla de estas responsabilidades y dice que la empresa “se compromete a poner el máximo cuidado en identificar y evitar impactos negativos directos e indirectos que nuestras actividades puedan tener sobre los derechos humanos, las libertades fundamentales y la salud y seguridad de las personas”.
En su respuesta a The Guardian, la empresa no contestó a la pregunta sobre la posibilidad de vender su filial en Estados Unidos o de interrumpir el suministro de componentes para equipos vendidos a Israel. “Están prohibidas las actividades que puedan implicar a la empresa en prácticas ilegales”, dijo un portavoz.
BAE Systems y Airbus respondieron que no tenían nada que añadir a la respuesta de MBDA. La italiana Leonardo aseguró que “siempre ha actuado en pleno cumplimiento de la normativa nacional e internacional en materia de exportación de equipos militares”.
Boeing remitió las preguntas al Gobierno de EEUU, donde un portavoz del Departamento de Estado dijo que Estados Unidos apoyaba el derecho de Israel a defenderse y que Donald Trump y su secretario de Estado estaban centrados en lograr la paz en la región.
Traducción por Francisco de Zárate
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