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The Guardian en español

La derecha ultra de EEUU se lanza con mentiras y calumnias contra los supervivientes de la matanza de Parkland

Manifestantes a favor y en contra de las armas discuten en la protesta de #marchforourlives celebrada este fin de semana en Nueva York.

Jason Wilson

Ningún asunto une más a la derecha de EEUU que su oposición al control de armas. La imagen de centenares de miles de personas participando en la Marcha por Nuestras Vidas encabezados por jóvenes siempre iba a suscitar una amplia respuesta.

A partir de ese fin de semana, este grupo de jóvenes idealistas se ha convertido oficialmente en lo más odiado por la derecha. La primera –y más repugnante– estrategia fue atacar a los activistas más destacados, especialmente a los estudiantes David Hogg y Emma González.

Faltos de argumentos razonados, muchos intentaron recurrir a estrategias con gran impacto visual ya utilizadas por los conservadores. La red social Gab, popular entre la extrema derecha, fue una de las muchas que difundió una animación manipulada en la que aparecía González rompiendo un ejemplar de la Constitución de EEUU.

El caricaturista y adulador de Donald Trump Ben Garrison pintó a Hogg como un fusil sostenido por la CNN y con marxismo en el cargador. Breitbart difundió una serie de tuits en los que se acusaba a Hogg de hacer el saludo nazi.

En On Front Page –un medio liderado por David Horowitz, cuya especialidad es una islamofobia virulenta– Bruce Thornton denunció los “alegatos llenos de obscenidades” de Hogg. Thornton calificó a Hogg y a sus compañeros estudiantes como “tropas de ataque” político manipuladas por una ideología progresista “llena de melodrama y exhibicionismo moral”.

Alex Jones creyó que lo más correcto era continuar su disputa con Hogg sobre si los aditivos químicos en el agua vuelven “gays” a las ranas. La página web WND le llamó simplemente el “Canalla Hogg”.

Junto con Hogg y González, la derecha ha encontrado nuevos objetivos entre los supervivientes de Parkland. La estudiante bajo mayor escrutinio fue Delaney Tarr, del instituto Marjory Stoneman Douglas, que también habló en la manifestación celebrada en Washington.

En su discurso, Tarr sugirió que la prohibición de los bump stocks (accesorios que convierten armas semiautomáticas en automáticas) podría ampliarse para lograr un mayor control de armas. Muchos medios de derechas llegaron a la conclusión de que el movimiento no pararía con una prohibición de los fusiles de asalto, sino que intentaría prohibir todas las armas de fuego.

Accuracy in Media, una institución conservadora que pretende vigilar la información aparecida en los medios de comunicación, afirmó que los principales medios de comunicación han comprado la versión de Tarr y que el movimiento quería “finalmente quitar a ciudadanos honorables sus pistolas y fusiles comprados de forma legal”.

Breitbart también ha utilizado sus comentarios para reforzar una versión de la ya familiar historia de terror de la derecha sobre una regulación insidiosa y el supuesto “secuestro de armas”. Paul Joseph Watson, de Infowars, hizo referencia al discurso de Tarr y utilizó algunos carteles de la manifestación para señalar que el movimiento no solo va contra los fusiles de asalto, sino contra todas las armas.

Otros adoptaron un enfoque más amplio, buscando desacreditar el movimiento en su conjunto. En Gateway Pundit y bajo el titular 'Little Hoggs' (un juego de palabras con el apellido de Hogg que también podría traducirse como 'pequeños cerdos') , Jim Hoft, conocido cariñosamente como “el hombre más estúpido de internet”, fue uno de los muchos que se quejó de que una gran manifestación había dejado basura en las calles.

Vídeos difundidos por Info Wars y elaborados por Campus Reform (un medio universitario conservador) y webs de streaming han intentado hacer una versión del gunsplaining, mostrando entrevistas con manifestantes cuyo entendimiento de los fusiles de asalto es menos enciclopédico que el de la media de los lectores de medios de derechas (lo que, según parece, desacredita su deseo expreso de no querer recibir un disparo de las mismas).

The Federalist es uno de los muchos medios que ha sacado historias sobre Daryl Fisher, candidato a sheriff en el pequeño condado de Buncombe, Carolina del Norte. Fisher hizo una broma de mal justo al afirmar que no tenía ningún problema en arrancar armas “de las manos frías y muertas” de sus dueños, lo que se citó como prueba de la existencia de una corriente oscura y asesina en el movimiento a favor del control de armas. The Federalist pensó que esto era lo bastante importante como para merecer un tuit sobre el asunto desde la web ultra Red Elephants.

Finalmente, algunos eligieron plantear algunas objeciones a las cifras de manifestantes. Era difícil discutir con el tamaño de la multitud que se aprecia en las fotografías aéreas de la marcha de Washington. Pero The Daily Caller intentó liar las cosas afirmando que el número de manifestantes era más bajo que algunas de las primeras estimaciones, y haciéndose eco de unos comentarios lanzados en MSNBC que sugerían que solo el 10% de los manifestantes era menor de 18 años.

Y mientras otros conservadores apuntaban hacia Stormy Daniels, que el domingo dio una entrevista sobre su supuesto romance con el presidente, otros encontraron otra estrella porno que les podía gustar. Jenna Jameson, que entró en la industria del cine adulto en los 90, fue aplaudida por el medio Twitchy, entre otros, por sus tuits en los que criticaba a los estudiantes de Parkland y apoyaba la Segunda Enmienda.

Impresionados por una movilización masiva sobre el control de armas, los conservadores a favor de las armas aceptarán toda ayuda que reciban sin importar de dónde venga la fuente.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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