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The Guardian en español

Romper los tratados para el control de armas nucleares convierte al mundo en un lugar más peligroso

Ilustración de una explosión de bomba atómica

Andrew Roth

De no ser por un humilde oficial soviético, el mundo pudo haber sido destruido una mañana de 1983. Al teniente coronel de servicio Stanislav Petrov, su ordenador le avisó de que Estados Unidos había lanzado al menos cinco misiles balísticos intercontinentales contra la Unión Soviética. Según la máquina, en sólo 25 minutos llegarían a su objetivo.

Pero Petrov no les pasó la alerta a sus superiores. No hizo nada y evitó así una catástrofe nuclear que habría sido provocada por lo que al final no era sino un fallo del sistema. A cambio de sus esfuerzos, todo lo que recibió fue una amonestación por no haber tomado notas detalladas del incidente. Un año después, dejó el servicio.

Petrov murió con 77 años en 2018, el año de máximo derrumbe para las estructuras que han dirigido el control internacional de las armas nucleares durante las últimas dos generaciones. Aunque los conflictos nucleares parezcan cosa de la Guerra Fría, en los últimos tiempos el marco de actuación para evitarlos se está viendo cada vez más amenazado.

Bajo el mandato de su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, Estados Unidos anunció en 2018 que abandonaría el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio. El INF, por sus siglas en inglés, fue firmado en 1987 y se le atribuye en gran medida el mérito de mantener a Europa libre de armas nucleares. El anuncio de la retirada estadounidense proviene de años de quejas a causa de las pruebas rusas con misiles terrestres de crucero que violan el tratado.

El siguiente pilar en derrumbarse podría ser el tratado de Nuevo Comienzo que Barack Obama y Dmitri Medvedev firmaron en 2010, reduciendo a la mitad el número de lanzamisiles estratégicos. A menos que se firme una prórroga, ese acuerdo expira en 2021. En una conversación telefónica con Vladimir Putin, el presidente Donald Trump lo llamó un “mal arreglo”. Según el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Estados Unidos está “preparando el terreno para desmantelar el acuerdo”.

EEUU: el único culpable para Rusia

A principios de año, Putin amenazó a Estados Unidos con una nueva serie de armas nucleares y dijo que este país era el responsable de que hubiese una nueva carrera en el sector por abandonar el tratado de 1972 sobre misiles antibalísticos o ABM, por sus siglas en inglés.

“No escuchasteis a nuestro país en ese momento”, aseveró el presidente ruso en su discurso sobre el Estado de la Nación (una alocución que suele ser muy seria), en referencia a la retirada del tratado por parte de EEUU en 2001. “Escuchadnos ahora”, dijo, mientras mostraba una proyección de poca resolución en la que un misil de crucero de propulsión nuclear navegaba desde el Océano Atlántico hasta el Cabo de Hornos y luego al norte, hacia California.

En su conjunto, estos tratados representan el grueso de la estructura del control de las armas nucleares heredado de la Guerra Fría y desarrollado a posteriori por Estados Unidos y Rusia. Los expertos de las dos partes están de acuerdo: no son tratados perfectos, pero llegar a ellos fue mucho más difícil que romperlos. La probabilidad de una carrera armamentística está en ascenso.

“La decisión sobre el INF y el hecho de que no tengamos una negociación real para prolongar el tratado de Nuevo Comienzo nos lleva de cabeza hacia una nueva carrera de armas nucleares”, dijo a principios de año durante un evento del Atlantic Council el ex embajador estadounidense Richard Burt, negociador principal del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas.

Según Viktor Yesin, ex jefe de gabinete de la Fuerza de Misiles Estratégicos de la Federación Rusa, el abandono del INF por parte de Estados Unidos se debió en gran parte a los desarrollos militares de China y de otros países no vinculados por el tratado. Pero a menos que Estados Unidos y Rusia tomen medidas para evitarlo, dice, la retirada del acuerdo podría llevar al despliegue de misiles en Europa.

En su opinión, solo con “medidas políticas” se podrá evitar “el peor escenario para Rusia y Europa durante el desarrollo de una 'crisis de misiles' que, inevitablemente, surgirá tras la salida de Estados Unidos del INF”.

Ultimátum a Putin

Las advertencias parecen apropiadas. Según un memorándum que se filtró y publicó el periódico The Washington Post, Bolton había ordenado al Pentágono “desarrollar y desplegar misiles lanzados desde tierra cuanto antes”. La orden se presentó justo después de que los aliados europeos dieran un paso al frente para evitar que EEUU se retirase inmediatamente del INF.

Washington ha dado a Moscú un ultimátum de 60 días. Después de ese período abandonará el INF. Pero Rusia, que no reconoce haber violado el tratado, dice que no modificará su comportamiento.

Bolton, que se ha pronunciado de forma vehemente contra tratados similares de control de armas, representa la fuerza motriz que urdió la retirada del INF. El hombre responsable de terminar con el INF es también el que en 2001 presidió el fin del tratado de misiles antibalísticos.

Las personas con determinación son capaces de cambiar el curso de la historia. En 1983, la decisión de Petrov de no alertar a sus superiores tuvo que ver con una “extraña sensación en las entrañas”. Ahora, Bolton parece decidido a que Estados Unidos se libere por fin de las obligaciones impuestas por los tratados de misiles y de control de armas nucleares.

Traducido por Francisco de Zárate

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