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ANÁLISIS

Lo que significaría una victoria de Ucrania ahora

Una familia llega este martes a Zaporiya (Ucrania) huyendo de los territorios ocupados por las tropas rusas.

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Desde hace más de dos meses, Vladímir Putin ha estado intentando borrar violentamente el Estado ucraniano moderno del mapa de Europa. Esto significa que Ucrania necesita ganar. De hecho, la victoria es un imperativo si el continente quiere tener la oportunidad de poder vivir en paz y de trabajar colectivamente para hacer frente a los desafíos globales.

Está claro que Putin no ha logrado obligar a Kiev a capitular. El plan de Rusia de aniquilar a Ucrania y anexionar más territorio ha cimentado la determinación de Ucrania por luchar y ganar esta guerra. Así que debemos preguntarnos: ¿cómo sería realmente la victoria?

Para el Gobierno ucraniano significaría, en primer lugar, que el Ejército ruso sea derrotado en los campos de batalla del Donbás y empujado de vuelta al lugar donde permanecía asentado antes del 24 de febrero de 2022. Por su parte, las encuestas señalan consenso entre la población ucraniana respecto al retorno de Crimea y el Donbás al control de Kiev y oposición a una tregua con Rusia hasta que esta retire totalmente sus tropas.

Lo que se necesita es la creación de un foro diplomático eficaz para negociar la retirada rusa de las partes ocupadas del Donbás, un acuerdo sobre el futuro de Crimea, una compensación económica por los daños infligidos, el enjuiciamiento de las personas que han cometido crímenes de guerra (la fiscal general de Ucrania ya ha registrado más de 8.000 casos sospechosos), la posibilidad de que Ucrania se una a la UE y la creación de unas fuerzas armadas viables y compatibles con la OTAN que puedan defender al país en una coalición de países dispuestos a participar.

¿Qué sería una derrota? Sencillamente, cualquier cosa que desemboque en un conflicto latente a largo plazo que encierre a Ucrania en una zona gris de inestabilidad. Un resultado poco claro que siga dando a Rusia ventaja para conquistar y anexionar más territorio es inaceptable. El Kremlin está planeando una nueva anexión de la región de Jersón, a la que se refiere como Tavriya del Norte. El reconocimiento oficial, a punta de pistola, por parte de Kiev de las ganancias territoriales de Putin llevaría a la desaparición política de Volodímir Zelenski y pondría en un peligro aún mayor al Estado ucraniano.            

La victoria no será fácil, pero los ucranianos están cada vez más seguros de que pueden conseguirla. Esa confianza, que parecía una locura al comienzo de la guerra, se ha visto reivindicada por el éxito de los combates y la movilización de la sociedad ucraniana en su conjunto. Esto ha convencido a los principales aliados occidentales de que “Ucrania puede ganar”. La ministra de Asuntos Exteriores de Reino Unido, Liz Truss, dijo con determinación que “seguiremos avanzando más y más rápido para expulsar a Rusia de toda Ucrania”.

Los objetivos de Ucrania coinciden con los de sus aliados. Más aún, esos objetivos ahora están respaldados por la recién aprobada Ley de Préstamo y Arriendo para la Defensa de la Democracia de Ucrania, en virtud de la cual el Gobierno estadounidense puede gastar 33.000 millones de dólares, en su mayoría para apoyo militar. Una coalición de 40 países ha creado un grupo de contacto permanente para coordinar esta ayuda.

Un guerra colonial

Ucrania debe derrotar a Rusia en la que, al fin y al cabo, debería ser considerada una guerra colonial. El restablecimiento de la integridad territorial ucraniana y, en última instancia, la paz traerá consigo el colapso del putinismo como doctrina y el fin de las pretensiones rusas de dominio territorial en otros lugares de Europa oriental y Asia central. Demostrar que un “conjunto de tierras históricas rusas” está condenado al fracaso es la única base sólida para una paz y una seguridad sostenibles en Europa.

La victoria de Ucrania también evitaría guerras futuras. Rusia utiliza los territorios recién conquistados como escenario para nuevos conflictos. La anexión de Crimea era indispensable para su operación militar en Siria, y ahora lo es para sus asaltos a Mariúpol y Jersón. La región separatista de Transnistria en Moldavia, apuntalada durante décadas por Rusia, es un depósito de armas de facto, con una base militar que podría ser utilizada para atacar Odesa. Bielorrusia ya está siendo utilizada para lanzar misiles sobre Kiev.

No olvidemos que también estamos hablando del sistema alimentario global. La victoria ucraniana reduciría el riesgo de una hambruna masiva. El levantamiento de las sanciones en respuesta a una retirada completa del territorio ucraniano por parte de Rusia también conduciría a una economía rusa más estable y predecible. Ucrania y Rusia son proveedores fundamentales de alimentos para gran parte del sur global. En algunos países, como Somalia, Rusia y Ucrania representan el 100% de las importaciones de trigo. Naciones Unidas prevé que entre ocho y 20 millones de personas pasarán hambre debido a los efectos de la subida de precios y la ruptura de las cadenas de suministro de cereales, aceite de cocina, fertilizantes y combustible.

Resolver esta guerra de forma sostenible significa que millones de ucranianos podrán regresar a sus hogares, aliviando la carga de los países que los han acogido. Más de cinco millones de personas están repartidas por ciudades europeas y el coste de su manutención asciende a 17.000 millones de euros. La mayoría está desesperada por volver a casa. Y Ucrania necesita a estas personas para su futura modernización y crecimiento económico.

El resultado de esta guerra conducirá a un futuro mejor o hundirá a millones de personas en la dificultad y la miseria, y no solo en Ucrania. Por eso debemos dar una oportunidad a la victoria de Ucrania.

Orysia Lutsevych es directora del Foro de Ucrania de Chatham House.

Traducción de Julián Cnochaert.

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