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La UE entra en crisis ante los retrasos, la incertidumbre y la falta de transparencia sobre la vacunación

Las dosis de la vacuna que han llegado al aeropuerto de Manises (Valencia).

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
26 de enero de 2021 22:41 h

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Bruselas pidió a los Gobiernos llegar al 70% de adultos vacunados para el verano. Pero la propia Bruselas ha terminado reconociendo que, dadas las circunstancias, no será fácil, aun teniendo en cuenta que la estación de verano abarca tres meses. La Comisión Europea desembolsó 2.700 millones de euros para asegurarse las primeras vacunas, pero los laboratorios –Pfizer y AstraZeneca– están poniendo problemas con las entregas pactadas. La UE se ha comprometido a una estrategia colectiva, por la que el Ejecutivo comunitario cerraba acuerdos con las farmacéuticas para un reparto equitativo en función de la población. Pero los contratos firmados son secretos y se multiplican las sospechas sobre contratos paralelos y comportamientos desleales.



Este miércoles se reúne por tercera vez la Comisión Europea con AstraZeneca y representantes de los 27 gobiernos de la UE después de que el laboratorio anunciara el viernes que no iba a ser capaz de cumplir con los compromisos de entrega de vacunas contra la COVID-19. Y Bruselas no se fía y aumenta la presión, amenazando con “cualquier medida necesaria” –es decir, los tribunales– y anunciando reglas de transparencia sobre las exportaciones –es decir, sugiere que AstraZeneca ha vendido a otros países las vacunas destinadas a la UE: ¿Reino Unido?–. “No se trata de bloquear, sino de saber qué están haciendo los laboratorios para poder tomar las medidas adecuadas”, ha afirmado este martes el portavoz del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer.

Pascal Soriot, CEO de AstraZeneca, explica en una entrevista con varios periódicos europeos: “Hay muchas reacciones sobre las vacunas en la UE. Pero es complicado, no es cierto que desviemos la vacuna de Europa a otros países para sacar beneficio”.

“Nuestro acuerdo no es un compromiso contractual como tal, básicamente dijimos que íbamos a hacer nuestro mejor esfuerzo, pero no podemos garantizar que vayamos a tener éxito”, dice Soriot: “Europa quería ser abastecida más o menos al mismo tiempo que el Reino Unido a pesar de que el contrato se firmó tres meses después. Dijimos que lo intentaríamos, pero no podemos comprometernos contractualmente porque tenemos 3 meses de retraso”.

Y la UE no se fía, y precisamente por el hecho de comprar para 450 millones de habitantes, con la ventaja de lograr precios competitivos, les hace sospechar que las vacunas han podido acabar en otros mercados, como el británico, que aprobó la vacuna de AstraZeneca el 30 de diciembre –la Agencia Europea del Medicamento prevé dar su visto bueno para este 29 de enero–.

Según algunas informaciones, Israel paga 47 dólares por dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna, frente a los 19,50 que paga Estados Unidos y los 14,76 por dosis que paga Europa.

“La UE ha ayudado con grandes cantidades de dinero [2.700 millones] a la producción”, ha dicho en el foro de Davos este martes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: “Europa ha invertido miles de millones en ayudar a desarrollar las primeras vacunas contra la COVID-19 del mundo. Y ahora las empresas deben cumplir su parte, deben honrar sus compromisos. Por eso queremos un mecanismo de transparencia para las exportaciones. Europa está determinada a contribuir a este bien común mundial. Pero también es negocio”.

Mientras tanto, este martes la directora de la Agencia Europea del Medicamento, Emer Cook, ha reconocido que en los estudios para evaluar la vacuna de AstraZeneca hay escaso porcentaje de población mayor, si bien ha defendido, sobre las nuevas variantes, que las vacunas actuales son efectivas, aunque con la sudafricana se necesita más información.

¿Contratos paralelos?

Además de las sospechas de la Comisión Europea sobre la deslealtad de los laboratorios, en algunos medios se han deslizado las sospechas de otras deslealtades: las de algunos países, como Alemania, al que se señala como posible comprador de vacunas al margen del contrato colectivo de la UE. La Comisión Europea niega la posibilidad.

“No he visto ningún contrato paralelo de los que tanto se ha rumoreado y no creo que lo vea. Es algo que en mi opinión no existe. En cualquier caso, lo que está claro es que las cantidades adquiridas para Europa van primero”, ha dicho la directora general de Salud y Seguridad Alimentaria del Ejecutivo comunitario, Sandra Gallina, ante las preguntas del Parlamento Europeo sobre supuestas compras por parte de Alemania, Dinamarca o Croacia al margen del procedimiento conjunto europeo. La directora general de la Comisión Europea ha asegurado estar “confundida” por noticias que apuntan a compras por parte de algunos Estados miembros, y afirmó que estos contratos “no son posibles”, en parte porque “no hay viales sobrantes que se puedan adquirir en un contrato bilateral. Ahora es demasiado tarde para comprar dosis”.

La propia Ursula von der Leyen ha rechazado la posibilidad de las compras paralelas: “Incluso las farmacéuticas prefieren tener un solo interlocutor para 450 millones de habitantes. Esta crisis ha demostrado que nos va mejor unidos”.

Pero la sospecha no ha sido despejada del todo en Bruselas. Y a ello se suma que los contratos, precisamente, son secretos. Sólo se ha hecho público, y con tachones, el de Curevac. Es más, al ser preguntado el portavoz de la Comisión Europea sobre si el contrato con AstraZeneca era similar al de Curevac, Mamer ha respondido: “No puedo hablar de ese contrato”. Ni siquiera ha dicho si lo es o no. “No podemos responder cientos de veces a la misma pregunta”, se ha quejado.

El eurodiputado del PSOE Nicolás González Casares vio el contrato de Curevac durante 50 minutos en una sala habilitada para ello en la Comisión Europea, sin móvil, con párrafos tachados y con personal del Ejecutivo comunitario al lado. Días después, la propia Comisión hizo público ese contrato. Pero no el resto.

“Me parece bien que una empresa se haya abierto a este ejercicio de transparencia, me pregunto por qué otras no. Debería ser para todos los casos y situaciones”, afirma el eurodiputado socialista en conversación con elDiario.es: “Te llevan a una sala, te piden que dejes el móvil y te dejan tomar notas”.

González Casares explica que el contrato refleja que se “está comprando algo que aún no existe en el mercado, lo que da lugar a mucho tipo de salvaguardas y condicionalidades en el contrato, y que los países corren con riesgos”.

Lo que también se aprecia en el contrato es que el abastecimiento se puede demorar o interrumpir por causas de fuerza mayor, algo que primero alegó Pfizer y luego AstraZeneca. De momento, Pfizer ha comunicado este martes que se pondrá al día a finales de semana, aunque inicialmente dijera que en febrero, según ha comunicado la Comisión Europea.

En todo caso, el precio de la dosis sale capado en el único contrato que ha publicado la Comisión Europea, para la que esta operación, inicialmente, era un caramelo porque se ve el papel de Europa, le da visibilidad a la Comisión Europea y le exime de gran parte de responsabilidad de la evaluación de la vacuna y las campañas de vacunación. Es más, el vicepresidente de Promoción del Estilo de Vida Europeo, Margaritis Schinas, ha afirmado sobre la estrategia de vacunas de la UE: “Es un avance histórico en la integración europea y el comienzo de una nueva era”.

Hasta tal punto alimentaría la vacunación el capital político de la Comisión Europea si fuera bien, que la EMA evalúa y en horas el Ejecutivo comunitario da su visto bueno. Es más, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció cuándo empezaría la vacunación en la UE antes de que la propia EMA autorizara ninguna vacuna. Es decir, el Ejecutivo comunitario se siente muy liberado de responsabilidad... Salvo por los contratos negociados y firmados.  

“Soy provacunas y defiendo el acuerdo de vacunas”, afirma el eurodiputado socialista Nicolás González Casares: “Es fantástico que nos hayamos puesto todos de acuerdo, pero pedimos más transparencia”.

Sobre lo que se conoce de los contratos, el grupo de La Izquierda en la Eurocámara (GUE/NGL), afirma: “La información esencial, como precios u horarios de entrega, está tachada, esto es denunciable. Pero aun así, hay una cláusula que afirma que la empresa será la única propietaria de la vacuna, aunque el I + D y la capacidad de producción y compra fueron pagados con fondos públicos. Además, hay otra cláusula que afirma que los Estados miembros pagarán por los daños, y se prohíbe explícitamente la transferencia de vacunas a países en desarrollo, a menos que la empresa esté de acuerdo”.

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