La ONU ha pedido este lunes a Rusia que dé marcha atrás con la ley aprobada recientemente en este país que podría aumentar aún más la represión contra los individuos particulares, aunque inicialmente solo afectaba a organizaciones que tenían algún tipo de actividad política y recibían fondos del exterior.
A esas entidades la ley las calificaba de “agentes extranjeros”, pero ahora esta denominación también alcanza a las personas que pueden estar bajo “la influencia” o “presión” del exterior, una acusación imprecisa y que puede ser sujeta a múltiples interpretaciones.
No obstante, sus consecuencias son muy claras e implican, por ejemplo, que esas personas no podrán enseñar en establecimientos del Estado ni crear ningún tipo de información, entre otras graves limitaciones.
Informa EFE.