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La operación de compra de dos periódicos históricos por un magnate afín a Trump amenaza el pluralismo en Italia

Los periódicos La Repubblica y La Stampa, el segundo y tercero de mayor tirada en Italia.

Joan Mas Autonell

Roma —

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En un clima cada vez más hostil para el periodismo independiente, Italia se ha visto sacudida este mes por una operación que podría reconfigurar de lleno su panorama mediático y que pone en el ojo del huracán a La Repubblica y La Stampa, los principales diarios progresistas y opositores al Gobierno ultraderechista de Giorgia Meloni. Su dueño, la familia Agnelli-Elkann —propietaria de la antigua Fiat, ahora Stellantis— busca vender los activos de su grupo editorial GEDI a Antenna, holding mediático de Theodore Kyriakou, magnate griego cercano a Donald Trump y socio comercial del príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salmán.

La operación encendió las alarmas de las plantillas de ambos periódicos, que piden garantías para mantener sus empleos y preservar su línea editorial, mientras muchos alertan de que la venta de estos dos diarios clave amenaza el pluralismo informativo en un país donde la libertad de prensa está en retroceso (según la última clasificación de Reporteros sin Fronteras, Italia ha bajado tres puestos en 2025).

“Con el actual Gobierno hay una prensa muy favorable a la derecha, que controla la televisión pública y gran parte de medios, pero la voz de La Repubblica se mantuvo independiente y autónoma”, asegura Zita Dazzi, miembro del Comité de Redacción y periodista de ese periódico en Milán. Atiende por teléfono a elDiario.es tras salir de la asamblea que los empleados celebran cada día desde que supieron de la negociación para vender el diario. Según Dazzi, más allá del temor a perder la independencia editorial, impera el miedo a los despidos. Ante ello, la plantilla presiona para obtener cláusulas que impidan por contrato que ningún trabajador de GEDI (en total, unos 1.300) sea despedido en los próximos dos años.

Con el actual Gobierno hay una prensa muy favorable a la derecha, que controla la televisión pública y gran parte de medios, pero la voz de La Repubblica se mantuvo independiente y autónoma

Zita Dazzi Periodista de La Repubblica

Este mes de diciembre, se confirmó la noticia sobre los contactos con Kyriakou para comprar GEDI, uno de los grupos de comunicación líderes de Italia, que posee La Repubblica, La Stampa, la versión italiana de The Huffington Post o las radios Deejay, Capital o M20. John Elkann, heredero de la familia Agnelli y director ejecutivo de Exor (el conglomerado que gestiona su vasto imperio familiar) rechazó la oferta de compra oficial del magnate italiano Leonardo del Vecchio y admitió estar en negociaciones exclusivas con el empresario heleno.

Eso desató un terremoto con implicaciones políticas, ya que La Repubblica La Stampa son el segundo y tercer diario con más tirada de Italia tras el conservador Il Corriere della Sera, son críticos con el Gobierno de Meloni y tienen peso en la opinión pública, razones por las que no gusta que estas dos cabeceras queden en manos extranjeras, controladas por un magnate de perfil ultraconservador, poco conocido en Italia y del que aún se desconocen sus intenciones exactas.

“Una fuerte amenaza al pluralismo informativo”

“No tenemos claro quién es este magnate griego, pero sí sabemos que es amigo de Bin Salmán o Trump, por lo que no estamos tranquilos”, asegura Dazzi. “Somos un periódico de izquierda que siempre hizo oposición al poder. Ir de la mano de ultranacionalistas no nos gusta”, agrega. La reportera también teme que se imponga un modelo sensacionalista y de entretenimiento que podría acabar con la identidad de La Repubblica como periódico riguroso.

Ahora hay muchas incógnitas y “todo dependerá de cómo se comporte” el grupo Antenna cuando se confirme la compra. “Aunque sobre el papel parece una fuerte amenaza al pluralismo informativo”, dice a elDiario.es Alessandra Costante, secretaria general de la Federación Nacional de Prensa Italiana (FNSI), el principal sindicato de periodistas del país, que pide una intervención activa del Ejecutivo para lograr que la empresa se comprometa a respetar el empleo de los trabajadores y la independencia editorial de los medios.

No tenemos claro quién es este magnate griego, pero sí sabemos que es amigo de Bin Salmán o Trump, por lo que no estamos tranquilos

Zita Dazzi Periodista de La Repubblica

El Colegio de Periodistas de Italia y fuerzas políticas opositoras piden que el ejecutivo adopte el llamado 'Golden Power', mecanismo que le permite intervenir o bloquear operaciones sobre empresas estratégicas para los intereses nacionales. Mientras sigue la negociación, el Gobierno ha instado a la familia Agnelli a proteger a los empleados afectados, pero no hay indicios de que quiera frenar la transacción. “Si los diarios italianos siguen en manos italianas, será mejor para todos”, admitió días atrás el vicepresidente de Meloni y ministro de Exteriores, Antonio Tajani. “Sin embargo, a menos que se infrinja la ley, será el mercado quién decida”, agregó, señalando que su Ejecutivo no pretende intervenir. 

De materializarse la adquisición, será la primera vez que un conglomerado extranjero compre un grupo de medios de prensa escrita italiano de tal dimensión, lo que, para Costante, es otra señal de la “gravedad” de la situación en este sector. La oposición también mostró preocupación: “Nos encontramos ante la venta a una entidad extranjera que no ofrece garantías de empleo, perspectivas de futuro, calidad ni pluralismo informativo”, dijo Elly Schlein, líder del Partido Democrático —el principal de la oposición—. En su opinión, eso podría “debilitar o desmantelar un bastión fundamental de la democracia, basado en diarios que marcaron la historia del periodismo italiano”.

Una familia griega con negocios en medio mundo

Kyriakou lidera una dinastía familiar de armadores navieros griegos, con empresas financieras, inmobiliarias o medios de comunicación. Calificado por algunos como “el Berlusconi de los Balcanes”, a través de Antenna controla 37 canales de televisión de pago y gratuitos, dos servicios de streaming, dos emisoras de radio y medios digitales. Es propietario de ANT1 TV, uno de los principales canales de Grecia, y su negocio se extiende por Reino Unido, EEUU, Australia o países del golfo Pérsico. Según informaciones aparecidas en la prensa, su compra de GEDI es un primer paso para acceder al mercado italiano y expandirse en televisión, ya que tiene interés en cadenas de peso en el país como Sky Italia o La7 —este último canal, de línea progresista—.

Un lector sujeta un ejemplar de La Repubblica en un quisco de prensa en Roma.

En el ámbito político, el magnate griego tiene conexiones con el mundo conservador y es miembro del think tank Atlantic Council, que en 2024 otorgó a Meloni el premio Global Citizen Award. En mayo de 2025, estuvo entre los invitados en la cena ofrecida por el emir de Qatar a Trump en Doha, como parte de su gira primera gira por Oriente Medio. Según el diario griego To Vima, Kyriakou habló en privado sobre negocios y política con el presidente de EEUU. El empresario también tiene lazos con el príncipe heredero saudí, conocido como MBS, que posee el 30% de las acciones de Antenna a través del Fondo de Inversión Pública del reino (un poderoso instrumento a través del cual Riad ha invertido sus petrodólares en todo el mundo).

Estos días, el holding heleno aseguró que su inversión en Italia no incluye la empresa con participación saudí, pero su relación con la dictadura ultraconservadora es un elemento de preocupación añadido en el país transalpino.  

La Repubblica surgió con una identidad muy fuerte, se dirigía a una opinión pública de izquierda y liberal y acompañaba a la generación del 68 en un proceso de modernización del país

Carlo Sorrentino Profesor de la Universidad de los Estudios de Florencia

Las negociaciones entre GEDI y Antenna están muy avanzadas, y la venta —valorada en unos 140 millones— podría concluir a fines de enero o principios de febrero, tras la fiesta de celebración del 50 aniversario de La Repubblica, que vio muchos cambios desde su fundación en 1976. Surgió “con una identidad muy fuerte, se dirigía a una opinión pública de izquierda y liberal y acompañaba a la generación del 68 en un proceso de modernización del país”, dice a elDiario.es Carlo Sorrentino, profesor de Sociología de los procesos comunicativos en la Universidad de los Estudios de Florencia.  

Según Sorrentino, el periódico cambió a medida que esta generación se disipó, a lo que se sumó la asunción de una línea más moderada, aunque sigue siendo símbolo de un modelo progresista que sus empleados quieren conservar. Como parte de sus acciones, los trabajadores de La Repubblica secundaron la huelga general en Italia del 12 de diciembre, mientras que los de La Stampa pararon rotativas un día antes. Ambas plantillas prevén más movilizaciones en las próximas semanas, incluida la opción de volver a declararse en huelga.

Falta de transparencia

También denuncian falta de transparencia en el proceso de venta. “Todo se negocia en la oscuridad, no hay nada oficial. Pedimos reunirnos con Kyriakou muchas veces, pero se esconde y solo envía comunicados desde la empresa de publicidad que contrató”, comenta Dazzi. Agrega que la plantilla de La Repubblica (de unos 600 empleados) espera aclaraciones por parte del empresario sobre posibles recortes drásticos que podrían conllevar cierres de sus ediciones locales.

En la ciudad de Turín, capital de la región norteña del Piamonte, el mayor jarro de agua fría ha sido la posible venta de La Stampa, de tendencia liberal, centrista y con profundo arraigo regional. Fundado en la urbe en 1867, el diario estuvo casi siempre en manos de la familia Agnelli desde 1926 y mantiene su base en Turín, pese a su proyección en toda Italia. La ciudad también es cuna de la propia dinastía Agnelli. En Turín fundó Fiat, antiguo gigante automovilístico que aupó la industria italiana, lo que marcó la expansión de la familia en sectores muy variados, desde las finanzas, hasta la construcción o los deportes.

También es propietaria del Juventus, club de fútbol insignia de la ciudad, y este diciembre incluso rechazó una oferta de compra. “La Juventus, nuestra historia y nuestros valores no están en venta”, dijo John Elkann en un mensaje en vídeo, mostrando su compromiso con el club, mientras se le achaca que no haya hecho lo mismo con La Stampa. “Vale para el fútbol, pero no para nuestro periódico y sus más de 150 años de historia. Se puede vender fácilmente, sin ni siquiera molestarse en entender a quién”, denunció el Comité de Redacción del periódico.

Según trascendió, Antenna adquirirá La Stampa como parte de su compra del conjunto de GEDI, pero su interés apunta sobre todo a las radios del grupo y no querría mantener la propiedad del medio turinésAnte ello, ya se busca otro comprador, lo que genera aún más incertidumbre entre sus empleados. Según Sorrentino, es un duro golpe para un diario vinculado históricamente a la burguesía industrial del norte, “paradigma de periódico de difusión regional” con arraigo a nivel local, un modelo cada vez menos rentable, mientras la crisis del sector periodístico italiano se agrava.

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