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Análisis Sunset Overdrive, Xbox One da la el pistoletazo de salida a la locura mutante

Sunset Overdrive

Jaime Pérez

Nos ha tocado vivir una época en la que ya no sorprende nada, hemos visto demasiados apocalipsis zombis, demasiadas invasiones alienígenas y demasiados estallidos de la tercera guerra mundial como para que cualquiera de estos dramáticos acontecimientos nos resulte una temática poco cotidiana. Ahora bien, tenemos que reconocer que una ciudad entera convertida en horribles mutantes por consumir una bebida energética es algo que al menos, ha conseguido captar nuestra atención.

Bajo esta absurda premisa da comienzo Sunset Overdrive, y semejante disparate es sólo la introducción, porque la nueva incorporación al catálogo de exclusivos de Xbox One es un auténtico desvarío de principio a fin, un juego capaz de saltarse todas las normas establecidas y presentar una obra con tal sobredosis de sentido del humor, que hará soltar carcajadas hasta al jugador más insensible.

No necesitamos ni los diez primeros minutos de tutorial para comprender de qué va esto: masacrar mutantes en cantidades industriales mientras nos mantenemos en constante movimiento por el escenario.

Así de sencillo es el planteamiento del juego, pero sorprendentemente, los chicos de Insomniac Games han conseguido sacar petróleo de esta aparente sencillez y a base de incluir toneladas de detalles y matices, han logrado crear una experiencia, que aunque recuerda a algunos títulos clásicos, mantiene su propia seña de identidad para disparar los niveles de diversión hasta cotas inimaginables.

Ver a nuestro protagonista dando saltos imposibles y “grindando” hasta el último recoveco del escenario, nos evoca algunos recuerdos de aquella gloriosa época en la que dedicábamos horas al mítico Tony Hawk, y es que en cierto modo, Sunset Overdrive utiliza una mecánica similar, aunque saltándose a la torera las leyes de la física tal y como las conocemos para amenizar la experiencia.

Saltar desde lo alto de un rascacielos sin sufrir ni un rasguño, deslizarse cuesta arriba desafiando la ley de la gravedad o patinar sobre el agua como si nos arrastrara una lancha motora son sólo algunos ejemplos del tipo de maniobras que podremos realizar con total naturalidad… y quien busque realismo, que mire para otro lado.

Moverse por el enorme escenario es una auténtica delicia, y el sistema de estilo del juego nos premia por encadenar las distintas maniobras posibles, ya sea saltando de coche en coche, corriendo como locos por las paredes o deslizándose por los bordes de cualquier elemento o estructura. Los movimientos se realizan de forma sencilla y fluida para que podamos movernos sin problemas de punta a punta de la ciudad sin necesidad de tocar el suelo.

Es un sistema accesible y muy permisivo, tanto al apuntar como a la hora de engancharse a ese saliente que parece fuera de nuestro alcance, pero estas imprecisiones son completamente intencionadas y buscan por encima de todo, evitar entorpecer al jugador para que el nivel de acción no decaiga.

Desplazarse por tierra firme es por norma general una mala idea, porque seremos blanco fácil de las gigantescas hordas de enemigos que nos acechan por todas partes, y no duraremos mucho si intentamos enfrentarnos a ellos de forma tradicional o manteniéndonos estáticos en una única posición.

Resulta mucho más efectivo realizar auténticas matanzas desde las alturas mientras nos desplazamos a toda velocidad por cables, barandillas o cornisas, y para ello, contaremos con un arsenal tan descabellado como destructivo, con armas que recuerdan a algunas de las anteriores creaciones del estudio como Rachet & Clank, con el humor como bandera en todo momento.

Las armas desde luego, son uno de los principales ingredientes con los que alimentar el nivel de surrealismo del juego, no hay más que echar un vistazo a lanzador de ositos de peluche explosivos o los aspersores de ácido con forma de adorable muñequito para hacerse una idea, pero este particular arsenal es sólo una pequeña muestra de lo descabellada que puede llegar a ser esta obra.

Durante los primeros compases tras arrancar el juego por primera vez, ya nos veremos trasteando con un editor de personajes, que sin ser demasiado profundo, nos permite crear auténticos esperpentos como una mujer barbuda, un musculoso individuo con minifalda y otros tantos personajes de aspecto inclasificable. Y como Sunset Overdrive se pasa por el forro casi cualquier norma preestablecida, podremos seguir experimentando con el editor a medida que avancemos en la aventura para cambiar alegremente el aspecto físico, sexo e indumentaria de nuestro protagonista en cualquier momento, además, la gigantesca cantidad de contenido desbloqueable, nos permite cada vez crear esperpentos de mayor calibre.

Una vez nos metemos en faena, y tras una breve introducción donde nos explican los motivos de la catástrofe, que no es otra que la accidentada adulteración de una bebida energética por parte de una malvada e irresponsable corporación, nos veremos inmersos de lleno, en un festival de destrucción de mutantes, lenguaje soez y macarradas de todo tipo mientras circulamos libremente por la ciudad.

Pero las risas de verdad no tardan en llegar, y según vamos conociendo a los personajes secundarios de la trama, disfrutaremos de unas líneas de diálogo propias de algunas de las mejores comedias ácidas. Independientemente de lo extravagantes que puedan resultar todos y cada uno de estos personajes, el juego hace gala de algunas conversaciones dignas de ser recordadas, donde incluso se bromea de manera muy inteligente con casi todos los tópicos más habituales en los videojuegos.

Es un guion ingenioso, sin tapujos y divertido a rabiar que además cuenta con una más que decente traducción al castellano, aunque todos aquellos que dominen la lengua de Shakespeare no deberían perderse las voces originales, porque no tienen desperdicio.

La aventura se desarrolla de una forma similar a la de cualquier juego de mundo abierto, es decir, tendremos una serie de misiones principales que nos van encargando los distintos personajes que vamos conociendo, y contaremos con un gran número de desafíos secundarios con los que desbloquear nuevas armas, mejoras y objetos coleccionables para nuestro personaje.

Puede que el diseño de las misiones no sea el aspecto más original del juego, porque muchas de ellas consisten en encontrar tal objeto para llevárselo a tal personaje, pero cada poco tiempo, nos veremos inmersos en un nuevo disparate que nos hace olvidar por completo la posible monotonía, ya sea aniquilando mutantes con una grúa de demolición, persiguiendo a un tren a toda velocidad, o enfrentándonos a unos de los impresionantes jefes finales que nos encontraremos en nuestro camino.

La campaña puede durar unas 12 horas si nos centramos únicamente en la trama principal, pero el juego invita a recorrer y explorar cada recoveco del escenario buscando nuevas formas de explotar el potencial que nos ofrece la ciudad para ir depurando nuestra técnica.

La historia en sí misma, consigue mantenernos pegados a la pantalla para descubrir qué situación absurda nos espera a continuación. Desde luego los guionistas han realizado un trabajo excepcional, presentado cada poco tiempo un giro en la trama o nuevo tipo de enemigo, ya sea humano, mutante… o robot, que tampoco podían faltar a la cita como una burla más a los clichés del sector.

El apartado técnico es una auténtica delicia gracias a una exquisita mezcla de ciertos elementos realistas, con una estética que parece sacada de cualquier buena película de animación. Dejando de lado la polémica de los 900p de resolución, o los 30 cuadros por segundo, Sunset Overdrive es un auténtico regalo para la vista, se mire por donde se mire. Puede que observando cada detalle por separado, encontremos algunos problemas técnicos con las texturas, con los bordes dentados o con la brusca generación de elementos en la distancia, pero el conjunto, gracias sobre todo a un diseño artístico intachable, da unos resultados sencillamente espectaculares.

Para rematar la faena, contaremos con un multijugador de hasta 8 jugadores que nos permite participar en determinados desafíos en compañía. No es un añadido que quite demasiado protagonismo al modo individual, porque ni es demasiado complejo, ni se calibra correctamente en función del número de participantes, pero desde luego, tiene sus momentos, y jugar en compañía siempre es algo de agradecer. Eso sí, no podemos evitar echar en falta una campaña cooperativa, o la posibilidad de jugar la trama principal con un segundo jugador… le habría venido como anillo al dedo.

Conclusiones

Sunset Overdrive es en resumidas cuentas, una de las propuestas más divertidas que hemos tenido el placer de jugar últimamente, y un juego que hace resucitar algunos elementos de un género casi extinto a golpe de sentido del humor. Su excepcional diseño artístico y sus altos niveles de acción frenética ponen el resto para convertirlo en un imprescindible para cualquier poseedor de la nueva consola de Microsoft.

Salvo por un diseño de misiones que a veces resulta poco variado, y un multijugador que podía haber tenido mucho más peso en el conjunto, nos encontramos ante uno de los mejores juegos de acción disponibles hasta la fecha en la nueva generación, y eso viniendo de un juego que nos permite electrocutar enemigos con un lanzador de vinilos mientras grindamos un cable de alta tensión, hay que reconocer que tiene su mérito.

Lo mejor

  • Un juego divertido como pocos, simplemente recorrer la ciudad de punta a punta proporciona altos niveles de satisfacción.
  • El diseño artístico es increíblemente atractivo.
  • Los personajes, la trama y las situaciones que se dan… hay momentos para recordar.
  • Los controles son fluidos, accesibles y permiten movernos sin parar sin perder el control de la situación.
  • Algunas armas son auténticas obras de arte.

Lo peor

  • En ocasiones los objetivos de las misiones pueden resultar poco variados.
  • El juego pide a gritos un multijugador más profundo.
  • Ya que se le da tanta importancia al estilo, se echan en falta más movimientos y “trucos” con los que lucirse.
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