El papel de la mujer en el mundo rural es clave
Aunque todavía queda mucho por hacer, la mujer poco a poco va recuperando el protagonismo que siempre ha tenido en el mundo rural. Un mundo, en el que su “su presencia es clave”. Así lo piensa Raquel Sáenz Blanco, su familia tiene una explotación de ovino, vacuno, porcino, equino y caprino en Jalón de Cameros. “Me he criado entre cabras y llevo el mundo rural en las venas”.
Lo mismo le pasa a Berta Valgañón. Ella tiene viñas Cuzcurrita del Río Tirón y compatibiliza el vino con el cereal. Valgañón confiesa llevar el “campo en la sangre”. Ana Pérez es avicultora. Dirige, junto a su hermana, una explotación con capacidad para 330.000 pollos Quel y forma parte además del Consejo de Administración de la Cooperativa Grupo AN. Ella, al igual que las otras dos, se ha criado en el campo.
“La mujer siempre ha estado en el campo”
Un mundo, el del campo, que aparentemente siempre ha sido de hombres y en que la mujer está empezando a reclamar su hueco. “La mujer siempre ha estado en el campo, lo que pasa es que su papel nunca se ha visibilizado y, afortunadamente las cosas parece que están cambiando aunque muy lentamente”, increpa Pérez. Y es que, ambas coinciden en que la mujer es un eslabón fundamental. “Las mujeres son claves para asentar la población en el mundo rural, el que una mujer decida vivir en el campo supone el primer eslabón para asentar la población tan necesaria en los pueblos de La Rioja”, apunta Sáenz. “Jugamos un papel vertebrador, el papel de la mujer en el campo es fundamental”, apostilla Valgañón.
Las tres rondan los 40 años, y, para las tres, el campo no ha sido la última opción. Sáenz reconoce que el trabajo en el campo es duro. “Nada es fácil pero si te gusta, como es mi caso, es mucho más llevadero”. Pérez y su hermana son licenciadas en Dirección y Administración de Empresas. “Antes trabajaba en banca, ahora trabajo en mi explotación avícola y disfruto lo mismo ensuciándome cada día las manos en mi explotación que antes en la oficina”.
Sáenz es Técnico Superior Administrativo, alcaldesa de Jalón de Cameros, diputada en el Parlamento de La Rioja y tiene además su plaza de cartera. Aún así, “siempre que puedo, como lo haría cualquier hijo, echo una mano en la explotación familiar”. De hecho, suele destinar gran parte de tiempo libre a su 'otro trabajo', como ocurrirá con las próximas vacaciones de Navidad que las dedicará a “la paridera”.
Valgañon es Ingeniera Técnico Agrícola y hace tres años decidió apostar por las “viñas centenarias de mi familia”. Unas viñas que, de no ser por la pasión de Valgañón por la tierra, a estas alturas ya se habrían arrancado. Hoy en día, y desde hace tres vendimias, esas viñas centenarias son capaces de producir uvas para embotellar unas 6.000 botellas de Pretium, su vino, su apuesta por el campo. “Esta es mi tercera vendimia y, a pesar de las dificultades para llegar hasta aquí, me doy cuenta de que el vino hecho por mujeres gusta”. La razón, “quizás somos más meticulosas”.
“Las mujeres valemos para todo, también para trabajar en el campo”
Estas tres mujeres demuestran, como dice Pérez, que “las mujeres valemos para todo, también para trabajar en el campo”, pero “debemos creer más en nosotras mismas”. Porque la presencia de la mujer en diversos sectores aún es muy minoritaria quizás, apunta Pérez, porque “solemos cargar con demasiados trabajos que deberían ser compartidos y necesitamos más autoestima”.
Y es que, también para estas mujeres, la conciliación de la vida laboral y familiar es un problema. Valgañón recuerda que fueron sus propios padres los primeros que cuestionaron su sueño. “Cuando les conté mis planes y mi proyecto, su respuesta fue, ¿con lo bien que estás en la oficina vas a ponerte a trabajar en el campo?”. Y la respuesta fue afirmativa. Tres años después Valgañón presume de viñas y está orgullosa de su vino. Un trabajo que consigue sacar adelante haciendo encajes de bolillos para intentar sacar al día más de 24 horas. “Me levanto temprano, llevo a los niños al colegio y luego al campo”. Como otras madres trabajadoras, Valgañón también tiene que escuchar lal frase “¿por qué mamá trabaja tanto”, pero es lo que tiene el campo, “que es un trabajo de sol a sol”.
Para Pérez el día también comienza temprano, lo suficiente para 'organizar' a sus tres hijos y estar a las 8 de la mañana en el campo. “Por la tarde procuro estar con mis hijas aunque casi siempre tengo que robarles un poco de ese tiempo para pasarme por la explotación”. Es el día a día de cualquier mujer que no quiere renunciar, el día a día de todas esas mujeres que quieren ser trabajadoras y madres al igual que ellos.
Las tres, Sáenz, Valgañón y Pérez, son conscientes del papel que juegan no solo como mujeres trabajadoras en el campo sino como papel fundamental para asentar la población. “Yo vivo en Jalón de Cameros y, cada día, me desplazo a Logroño, aquí no necesito gimnasio porque tengo el monte al lado”. De hecho, muchas noches de septiembre cuenta que salía por las noches al campo para escuchar la berrea, “un espectáculo que difícilmente puedes ver en la ciudad”, cuenta Sáenz.
Tres testimonios, tres formas de vida que, afortunadamente, cada vez se repiten más. Este lunes se celebra el Día Internacional de las Muejres Rurales, “el empoderamiento de las mujeres y las niñas rurales es esencial para construir un futuro próspero, equitativo y pacífico para todos en un planeta sano”, aseguran desde las Naciones Unidas.
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