“Estamos trabajando en una residencia de ancianos que no es tal”

"Estamos trabajando en una residencia de ancianos que no es tal"

Laura Olave Lozano

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Hace unos días UGT dio la voz de alarma. El sindicato hizo pública la situación de trabajadores y usuarios de la Residencia de Mayores de Lardero personas que según este sindicato están siendo víctimas de “agresiones y vejaciones” por parte de otros usuarios. Tras la denuncia, Rioja2 ha podido hablar con algunos de los trabajadores de este centro y fechan en 2012 el origen del problema. Ese año, cuentan, se aprueba el decreto 3/2012 de 16 de febrero que regula el acceso a dicho centro de personas mayores en situación de riesgo y exclusión social. De esta forma, apuntan, lo que tradicionalmente había sido una residencia de ancianos, “pasa a acoger un tipo de residente distinto que nada tiene que ver con los abuelos a los que cuidábamos hasta ahora”.

Convivencia “imposible”

A partir de la aprobación de este decreto, “comenzamos a atender también a personas de entre 50 y 60 años con una vida muy diferente, personas que han vivido en la calle y que han estado en algún centro de reclusión con la problemática psicosocial que conlleva el vivir en la calle”. Ahora mismo, calculan que en la residencia “sigue habiendo una mayoría de abuelos y aproximadamente un 33% de este tipo de residentes”. Algo que hace que la convivencia sea “imposible”. Si estuviéramos en un centro de nueva creación para este tipo de usuarios se crearía un organigrama adecuado pero “en esta residencia todavía hay muchos abuelos y no es una residencia tradicional”.

Y es que ya se han producido agresiones de residentes a otros residentes y trabajadores. “Un usuario le rompió el labio a una compañera de un bastonazo hace unos días y otro residente pegó a su compañero de habitación sin motivo alguno. Está habiendo agresiones a personas mayores, estamos viendo cosas que nos habían tocado ver nunca”, relatan los trabajadores.

Y al margen de denunciar, estos trabajadores no pueden hacer mucho más salvo seguir demandando formación y la implantación de unos protocolos de actuación. “No sabemos cómo tratar a este tipo de residentes y por esta razón llevamos tiempo pidiendo formación en defensa personal, para poder repeler estas agresiones”. Pero además de saber cómo defenderse, los trabajadores también echan en falta cierta formación en inteligencia emocional que les ayude a sobrellevar “las situaciones a las que nos tenemos que enfrentar día a día”.

No tienen formación pero tampoco saben cómo actuar ante determinadas situaciones porque los trabajadores de la Residencia también demandan protocolos de actuación. “No contamos con unas pautas de actuación que nos marque cómo actuar ante una agresión física o vejaciones”. Es complicado saber cómo actuar con ciertos residentes porque tal y como explican, “este es un centro abierto del que los residentes pueden entrar y salir sin que nadie les controle”. El problema, prosiguen, es “qué hacer cuando alguien viene, como de hecho ocurre, constantemente bedido a cenar, debemos admitirle o no, debemos 'obligarle' a irse a su habitación o no”, se preguntan“.

“No tenemos forma de separar a los residentes más agresivos de los que no lo son”, denuncian. Entre otras cosas porque la residencia tampoco cuenta con vigilancia. “Solo hay un ordenanza pero entre sus funciones no está enfrentarse con los residentes que tienen que salir o entrar”. Nadie controla quién entra o quién sale, “si vienen a comer o no o incluso si se toman la medicación o no y no debemos olvidar que en la residencia hay personas que están llevando un tratamiento psiquiátrico, no podemos controlar que se tomen la medicación si se van a la calle Laurel a tomar unos vinos”.

Una situación “insostenible” y conocida por el Gobierno regional. “Llevamos años con nuestras reivindicaciones pero aquí seguimos, trabajando en un centro en el que están revueltos churras con merinas y, entre medio, algún lobo. Salimos como podemos y tratamos de atender a los residentes lo mejor posible pero algún día pasará algo grave a pesar de que llevamos ya mucho tiempo avisando”.

Por esta razón, no entienden que tras la denuncia pública realizada por UGT el Gobierno regional pidiera “respeto”. “Es increíble que pidan respeto cuando es eso precisamente lo que estamos pidiendo para los abuelos”. Los profesionales del centro no admiten que el Gobierno quiera echar balones fuera “pidiendo respeto y profesionalidad. Es el Gobierno regional el que debe tomar cartas en el asunto para solucionar este problema porque nosotros ya estamos haciendo lo que tenemos que hacer sin ser responsables del problema”, concluyen poniendo de manifiesto la “incompetencia del Gobierno regional”.

Compromiso “personal” de Conrado Escobar

Al parecer, la denuncia pública de UGT ha provocado un movimiento de fichas en el Gobierno regional. Según este sindicato, “el propio titular de Políticas Sociales, Conrado Escobar, llamó a UGT para conocer los hechos y se comprometió ”personalmente a resolver esta sitación“. Y, por este motivo, explican desde el sindicato, ”estamos a la espera de que se convoque al Comité de Seguridad y Salud que es donde se deben reforzar las medidas de prevención y protocolo de actuación ante casos de embriaguez, violencia verbal y física que pongan en riesgo a trabajadores y usuarios“.

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