El acusado del atropello mortal y múltiple de Haro no declara en el juicio

Imagen del atropello múltiple en Haro

Europa Press

29 de mayo de 2025 13:43 h

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El acusado por el atropello múltiple en el centro de Salud de Haro, ocurrido la noche del 4 de septiembre de 2023, se ha acogido a su derecho a no declarar y también renunciará este viernes, último día del juicio, a su turno de palabra por lo que, a petición de su defensa, tampoco estará presente en la sesión.

A pesar de que el acusado ha acudido este jueves a la Audiencia Provincial, por recomendación de su abogado y a preguntas de la Jueza encargada del caso, ha afirmado a viva voz que renunciaba a su derecho a declarar. Sí que deberá estar presente en la lectura del objeto del veredicto que se realizará una vez termine el juicio y el jurado popular tenga su decisión.

“Pudo haber causado más muertes”

El médico forense encargado de realizar la autopsia a la víctima mortal del atropello del parking del centro de salud de Haro ha indicado que esta falleció “de forma casi instantánea” por “traumatismo craneoencefálico” por heridas compatibles con un impacto/choque con un vehículo que circulaba a “alta intensidad/velocidad”. Con la energía que llevaba el vehículo “pudo haber causado más muertes”, considera el experto.

Como ha relatado ante el jurado popular, el cuerpo de la víctima presentaba “las principales lesiones en la cabeza, con fracturas craneales y numerosas lesiones al impactar esa parte del cuerpo contra el suelo”.

Este jueves se celebra la cuarta sesión del juicio contra una persona acusada de atropellar mortalmente a un sanitario y herir a otros cincos compañeros en el centro de salud de Haro la noche del 4 de septiembre de 2023. El Fiscal pide para el procesado, que tiene una enfermedad mental (esquizofrenia paranoide), el internamiento en un centro psiquiátrico adecuado mientras que las acusaciones particulares piden penas de cárcel además de las diferentes indemnizaciones para la familia de la víctima y los heridos.

Al parecer, y según van relatando los testigos en las diferentes sesiones del juicio el acusado, que se encuentra en prisión tras los hechos, se encontraba inmerso en un brote fruto de su enfermedad y, aquella noche, tras salir a dar una vuelta en su vehículo con sus padres, al llegar a las inmediaciones del centro de salud debió confundir a los sanitarios -uniformados correctamente con sus chalecos- con policías, un cuerpo de seguridad al que le tenía extrema fijación ya que consideraba “que le perseguían y le querían matar”. Al ver a los sanitarios arremetió contra ellos, después empezó a gritar consignas contra el Gobierno hasta que fue detenido.

Estrés postraumático de los heridos

El médico forense también realizó los informes pertinentes sobre los otros cinco afectados en el atropello, cuyas heridas y secuelas ha ido relatando al jurado. Con respecto a aquellos heridos que presentan también estrés postraumático ha explicado que “debido a la intensidad del hecho, de tener lesiones graves, de estar presente en un suceso que supuso un grave peligro para la vida propia de los afectados y en los que, además, falleció un compañero es muy habitual que presenten estrés postraumático que puede que no desaparezca nunca”.

Como indica “una persona no puede controlar voluntariamente cuándo se acuerda de algo y cuándo no, o cuándo revive una situación o no”. Eso sí, como ha dejado claro, “depende todo de cada uno. Unos pueden recaer a lo largo de la vida en los que se necesiten nuevos tratamientos o nuevas bajas laborales. No siempre pero puede ocurrir”.

“Capacidades cognitivas y volitivas completamente anuladas”

Dos médicos forenses han confirmado que la noche del atropello, el procesado presentaba “una abolición total de sus capacidades cognitivas y volitivas, estaban completamente anuladas”. “Él veía su propia realidad, creía que le perseguían. Estaba en brote e interpretó que los sanitarios (a los que pudo confundir con policías) querían hacerle daño” y han continuado: “Él, en su delirio y en su descompensación psicótica, creía que le iban a matar, que había una trama o un complot en su contra, y su comprensión estaba abolida completamente”.

Como han dado a entender, el acusado “no se ajustaba a la realidad sino a su propia realidad. No entendía lo que pasaba y, por tanto, no podía decidir libremente. Es una conducta viciada y enajenada por su propia enfermedad. Él se sintió atacado, en su alucinación, y se defendió”, han señalado.

A preguntas de los abogados, los forenses explican que el acusado “no se inventa los síntomas, él los estaba padeciendo” y, en este sentido, han señalado que “siete semanas después de los hechos, él estaba interesado en que se siguiera investigando la trama por la que se sentía perseguido. Su vida giraba en torno a esa trama de persecución”. Cuando fue al centro de salud, y según les manifestó en su entrevista con el acusado, “él estaba muy agobiado, pensaba realmente que le iban a matar. Era una idea delirante y recurrente, estaba muy angustiado”. Debido a su patología, “él tuvo el conocimiento firme de que estaba siendo atacado, por esa distorsión de la realidad”.

Estos dos médicos, que revisaron al acusado el 26 de octubre de 2023 (más de un mes y medio después del suceso) y después de salir del ingreso en el hospital San Pedro de Logroño, confirman que, a pesar de los tratamientos, el procesado “seguía presentado patología bastante florida”. “Él nos relató los hechos, él tenía la idea y el delirio de la existencia de un complot contra él, del Gobierno o la Ertzaintza. Él veía coches con cristales tintados, que le hacían fotografías, olía a gas... él ve cosas, él percibe cosas que no son ciertas y ahí vemos la alucinación y el delirio”.

“En su forma de pensar él recoge datos que demuestren ese complot, incluso pretende ir a un abogado en Barcelona para recoger información e ir en contra de la policía o la Ertzaintza porque le querían hacer daño”. Según ha destacado la experta forense, “la percepción del acusado es que le van a hacer daño, el visualiza, huele, siente y oye cosas de que alguien iba en su contra. La sintomatología está muy clara”. “Ante esa creencia firme de que alguien me quiere hacer daño, yo me defiendo, o voy en contra de quien me quiere hacer daño. Cuanto mayor es la agresión que se siente, mayor puede ser la respuesta que se tenga”, ha dicho.

Han explicado que la esquizofrenia paranoide “es un trastorno mental grave, que afecta a la forma en que un individuo piensa, siente o cómo se comporta. Hay una distorsión con la realidad. Percibe emociones que no son reales, que le producen angustia y que le pueden afectar”. Destacan también que hay tratamiento y “se puede llevar una vida normalizada pero siempre con ayuda. Todo depende de la gravedad y del diagnóstico completo”. Así las cosas, indican, “necesitan un tratamiento farmacológico bien reglado y seguido y un tratamiento multidisciplinar”.

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