Gran Hermano 'el reencuentro': las parejas de Pepe y Raquel, Ainhoa y Nico y Silvia y Jorge se disputan la final del reencuentro
Mercedes Milá comenzaba la noche resumiendo lo que iba a ocurrir en el trascurso de la velada. Dos parejas iban a ser expulsadas, otras dos salvadas por el público y una más por sus compañeros. Se preveía una noche difícil para todos y dentro de la casa ya habían hecho sus cábalas. Nadie sabía a ciencia cierta qué iba a ocurrir, pero las hipótesis saltaban en cada rincón de Guadalix.
¿Dónde estaba ayer la alegría de la Milá? Quizás porque los primeros minutos en plató ya resultaron bastante tensos, la presentadora no gozaba del desparpajo con el que otras semanas se habían enfrentado al programa. Poco a poco lo fue recuperando, aunque no llegó a ser la Merceditas de las dos galas anteriores. Y digo momentos tensos porque el programa comenzaba con Laura, la novia de Dani 'el sucio ' echando en cara a la presentadora que no obligase a Nacho a pedir perdón a su amado por haberlo insultado. Nacho, por su parte, se disculpaba ante todos los que se hubiesen sentido ofendidos pero no ante Dani; y Raquel afirmaba “él tampoco se disculpó cuando llamó a todas las brasileñas putas”. Por cierto, Laura, ¡ya está bien de utilizar la insinuación de que Mercedes sólo defendía a Indhira para ejemplificar todo!
La tensa semana llegaba a su fin y Nico y Ainhoa verían resuelta su permanencia en la casa. No han sido días fáciles para ninguno de los concursantes. Los vídeos mostraron a una pareja aislada frente al resto de participantes, aunque personalmente opino que el retiro fue voluntario. Nico y Ainhoa quieren vivir como marqueses y en este tipo de vida les sobran todas las parejas nuevas que han entrado a ocupar su hogar.
Durante estos siete días, Ainhoa ha tenido “para dar y regalar” a todos los habitantes de Guadalix. Con Chiqui mantuvo una disputa peligrosa, que llegó incluso al acercamiento físico, algo a lo que nos tiene acostumbrados la compañera del italiano. Cabrona, hija de piiiiiii, y todo tipo de lindezas salieron por las bocas de ambas concursantes, que no se achantaron en la bronca. Después, cada una a su forma, intentó desahogarse.
En cuanto a Nico, tiene la guerra abierta contra Ana Toro. Según el italiano, la que fue su amada bajo las sábanas se toma unas libertades que no le corresponden. Sin embargo, y siempre bajo mi humilde opinión, Nico hace gala de una estrategia con la que pretendía despreciar a la Toro y obligarla a abandonar o a que la echasen. Fingió un dolor intenso en el tobillo para no realizar la prueba, y culpó de ello a Ana por hablarle. Cualquier movimiento de la compañera de Chiqui alza los nervios de Nico. pero el italiano encontró una forma de salir de este enredo, encandilar a Raquel Lo, que se sonroja cada vez que Nico le dice algo bonito. Pero, ¿se trata sólo de una estrategia de la compañera de Pepe o es verdadero amor?
LOS ELEGIDOS
El público fue el encargado de elegir a dos parejas finalistas. Los afortunados fueron Pepe y Raquel y Jorge y Silvia. El resto permaneció en la sala de expulsiones mientras sus cuatro compañeros llegaban a un acuerdo para escoger a una pareja. Esta decisión tampoco fue fácil. Los unos se decantaban por Nico y Ainhoa, los otros por Gemma y Orlando . Finalmente la democracia hizo su aparición y el italiano fue el elegido para regresar a la casa.
Silvia defendió con uñas y dientes su postura en contra de esta decisión. Sin embargo, de poco le sirvió ante un Pepe al que le sobran argumentos. Personalmente diré que creo que en esta ocasión se ha equivocado con la elección, algo ha fallado en los planes estratégicos del “nominator”. Habrá que esperar para saber si no le toca sufrir las consecuencias.
Mientras, en el confesionario, cada uno hacía sus quinielas. Nico y Ainhoa estaban convencidos de salir expulsados, tras toda la semana de manos rollos que habían llevado. Cuál fue su sorpresa cuando la voz de Mercedes anunció que podían volver a su casa.
En la despedida tensos y fríos abrazos y una voz sobresaliente: “Ainhoa, acuérdate de meter en mi neceser la pinza negra del pelo, es la única que tengo”, repetía una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez Gemma. Hasta cuando salían por la puerta de expulsados, en vez de un adiós, reclamaba su pinza del pelo.
Ya en plató, cada uno tuvo que enfrentarse a su paso por la secuela de Gran Hermano. Hubo vídeos graciosos, divertidos, pero también tensos y difíciles. Lo que más me sorprendió: ver a un Orlando diferente, que se enfada y se enfrenta con los compañeros, algo que en su edición no ocurrió en ningún momento.
Desde aquí quiero agradecer a Mercedes Milá que haya acabado ya con esta réplica de Gran Hermano, creo que no hubiese soportado ni una gala más. Lo bueno es bueno en su justa medida, y está claro que los meses de descanso que hay entre una edición y otra no están de adorno. De nuevo me reitero: el reencuentro terminó cuando Arturo Requejo salió por la puerta, y lo mejor hubiese sido que la Milá conviviese una semana con sus muchachos.
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