La carta de Ana Tejada a su yo del pasado: “Siéntate porque vas a flipar”
En la celebración del Día Internacional de la Mujer, El País publica las cartas de cuatro mujeres del fútbol a las niñas que fueron con 14 años. Una de ellas es la jugadora del EDF y campeona de Europa y del Mundo, Ana Tejada. En su caso, la carta no tiene que viajar demasiado en el tiempo, apenas dos años.
¿Qué le dice Tejada a su 'yo' del pasado? Lo primero es un aviso: “Siéntate porque vas a flipar”. El primer motivo de sorpresa para esa niña a la que la jugadora del EDF Logroño desvela su futuro es que que ahora está jugando en Las Gaunas, “el estado que llevas viendo toda la vida, es que soñabas con pisar algún día”.
“¿Te acuerdas de aquel padre que se enfadaba porque le quitabas el puesto a su hijo? Pues en 2017 dejarás de jugar con chicos para jugar en equipos de chicas. No te cambias porque seas peor que ellos, lo haces porque estás muy cerca de ser profesional”, continúa. Así, le explica que va a conseguir “un ascenso mágico” que le llevará a la Liga Iberdrola y al debut en Las Gaunas. “Menuda pasada. Vas a recordar esa noche toda tu vida. 9 de septiembre de 2018. Contra el Valencia. De noche, con la iluminación, y en un estadio tan grande. Ese día te darás cuenta: ¡tu sueño es REAL y ya no hay marcha atrás!”
Pero resulta que eso no es todo. Lo que tampoco sabe la Ana Tejada de 14 años es que va a ganar una Eurocopa y un Mundial, nada más y nada menos que el primer Mundial de la historia para la Selección femenina. “Tú y tus compañeras seréis portadas de los periódicos. En dos años verás un cambio radical. Miles de personas irán a ver fútbol femenino a Anoeta o el Metropolitano. San Mamés se va a llenar para ver jugar a mujeres. ¿Te lo imaginas?”, continúa la carta.
Avisa también Tejada a su 'yo' del pasado de todo lo que va a madurar en apenas dos años, de todo lo que va a descubrir y de la cantidad de amigas que va a hacer, con las que va a demostrar que “el futuro del fútbol también es femenino”. Le pide a aquella niña que nunca deje de hacer caso a sus padres y que siga entrenando, creyendo en sí misma y sonriendo.
Y un último aviso: no todo estará solucionado dentro de un par de años porque esa niña, aunque haya crecido algo, seguirá sin saber la carrera que quiere estudiar. “Pero todo llega”.
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