“La sexualidad infantil es una realidad sana e inocente”

"La sexualidad infantil es una realidad sana e inocente"

Laura Olave Lozano

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Las psicóloga infantil Laura Perales vuelve a Logroño para impartir un nuevo taller sobre la sexualidad infantil. ¿Cómo afrontarla con mis hijos?. Un asunto que considera “importantísimo porque la sexualidad es una fuerza vital que nos acompaña durante toda nuestra existencia, desde la concepción a la muerte (que sepamos), es algo natural y sano”.

El taller se desarrollará el sábado 31 de enero, a las 10:30, en el Centro Raíz Begin-Vegan (C/ Somosierra 17, Logroño). Para reservar plaza o informarse, se puede escribir a info@centroraiz.com o llamar al teléfono 941572572.

Vuelve a Logroño con un nuevo taller sobre un asunto tan curioso como es la sexualidad infantil.

Así es. Precisamente he escogido esta temática porque considero que la sexualidad es algo importantísimo, un concepto que, considero, ha sido distorsionado culturalmente. La sexualidad se entiende en la sociedad como algo ligado al coito, algo adulto, algo tabú, sucio, que debe esconderse, incluso por lo que sentirse culpable, cercano a lo pornográfico. Pero la sexualidad natural nada tiene que ver con eso. La sexualidad es todo aquello que nos produce placer, como por ejemplo comer algo que nos gusta mucho. Es necesario entender esto y ayudar a las familias a salir de ese círculo que se repite una y otra vez, generación tras generación, en el que la sexualidad es reprimida desde la infancia, dañando el desarrollo psicológico del niño y del adulto en que se convertirá.

Para que te hagas una idea de la importancia del asunto, existen estudios antropológicos que muestran su relación con la salud mental y la ausencia de violencia. Por ejemplo, en las islas Trobriand (Melanesia), el antropólogo Malinowski observó que no existía represión sexual, y no había suicidios, ni violaciones, ni abusos sexuales…sólo en un pequeño grupo de niños a los que no se permitía la exploración en este sentido y que eran mantenidos vírgenes hasta el matrimonio por un tema cultural de matrimonios concertados, aparecían los suicidios, violaciones, abusos y violencia en general.

Y, ¿cómo es esta sexualidad infantil de la que habla?

Es tan importante no reprimirla como saber que es diferente según las edades, para evitar posibles casos de abuso muchos, sin intención alguna, que se pueden dar entre niños de edades muy dispares. El niño debe tener claro que está bien, siempre que los dos quieran y tengan más o menos la misma edad.

Se niega o al menos hay resistencias a aceptar que existe la sexualidad infantil, pero es una realidad, y además una realidad sana e inocente. La suciedad se la ponemos nosotros.

Con naturalidad, sin contarles mentiras ni medias verdades, contestando a lo que nos preguntan cuándo nos preguntan. No les protegemos de nada evitando este tema, de hecho si no se lo contamos nosotros, van a enterarse por ahí, y lo que hay por ahí no tiene nada que ver con la sexualidad natural y sana, se enterarían de lo enfermo. No hay más que imaginarse lo que pasa si un niño mete la palabra “sexo”en google.

Si se toca y lo comparte con nosotros, cosa que suelen hacer mirándonos, sonriendo, diciendo que le hace cosquillas o le da gustito, tenemos la oportunidad de transmitirle que es algo bueno, que no debemos sentirnos mal por ello, y que nosotros lo hacemos también. Frases como “¿te da gustito? A mí también”, seguidas de “pero me gusta más hacerlo en mi habitación, o en el baño”, para, de paso, introducir el tema privacidad. Porque si bien no está mal que el niño lo hiciese en cualquier sitio, así le protegemos de la sociedad enferma, en la que seguramente alguien le haría algún comentario de que es “guarro”, provocando que el niño entrase en esa espiral de culpa y enfermedad.

La raíz de la enfermedad de nuestra sociedad está en la represión de la sexualidad femenina. Porque es en la mujer donde todo se origina, es la que gesta, la que pare, la que biológicamente es imprescindible para el bebé durante los primeros años. Si la mujer ya ha sido destruida desde su infancia, todas esas cosas van a verse afectadas y con ello el futuro de la humanidad.

No es sexualidad genital, no es adulta, en cada etapa del desarrollo los niños están en puntos diferentes de la sexualidad. Evidentemente, la sexualidad infantil no tiene nada que ver con el coito, es más exploración, juego, ganas de conocer. Incluso al principio de todo, sexualidad es el embarazo, el parto, la lactancia…

Considera tan fundamental como no reprimir la sexualidad infantil conocer las diferentes estapas según las edades.

Así es. Por ejemplo, un bebé puede tener lo que se llama “orgasmo oral” mientras toma pecho. Cuando somos muy bebés, tenemos una especie de pelillos en la base de las encías, llamados magoletes. Si durante la lactancia materna todo va bien y la mamá y el bebé lo viven de forma placentera, los magoletes sufren una erección y el bebé se pone coloradito, pone los ojitos en blanco y puede sacudir el cuerpo. Es un orgasmo oral, una explosión de placer, algo tremendamente positivo y signo de que las cosas marchan bien. Pero por miedo y desinformación algunas madres se asustan, llevan a su hijo al pediatra, que no siempre está informado, y puede incluso diagnosticar erróneamente epilepsia al bebé.

Pero sobre todo, en torno a los 3 años de edad, los niños finalizan la etapa oral, en la que el placer y la exploración del mundo se focalizaban en torno a la boca, para encontrar placer en sus genitales. A esa edad muchos niños comienzan a tener curiosidad, a tocarse, a preguntar…

Y, ¿cuáles son estas fases?

Las fases del desarrollo son fases psicosexuales. Muestra de lo dañados que estamos como sociedad es que las fases del desarrollo no son las mismas que en sociedades más sanas como las antes mencionadas islas Trobriand. Orientativamente, y siempre teniendo en cuenta que cada niño es diferente, en nuestra cultura encontramos la etapa oral (intraútero y hasta los 3 años), la etapa anal (dentro de la oral, al final de los 3 años), la edípica (hasta los 7 años), el periodo de latencia y la etapa genital ya en la adolescencia. En otras culturas, tenemos la fase oral hasta los 3 años y después la fase genital. Nosotros no llegamos ahí hasta que somos adolescentes, como consecuencia de vivir en una sociedad enferma.

¿Cómo pueden afrontar los padres las primeras preguntas de sus hijos?

La gran mayoría de niños que sufren abuso sexual no saben lo que está pasando porque siempre se ha evitado este tema en casa. Saber lo que es natural y lo que no lo es, da armas al niño frente al abusador, además de que lo que más favorece ser víctima de abuso sexual es el tipo de crianza que se le da al niño que, si es autoritaria, hace que el niño interiorice que los adultos siempre llevan la razón, que hay que hacer todo lo que ellos digan sin rechistar por muy descabellado que parezca, que el niño siempre tiene la culpa de todo (y esa culpa es la base de que luego no cuenten lo que les ha pasado y que además les dañe toda su vida) y además que el no del niño no tiene ningún valor. Si encima les obligamos a dar besitos y abrazos en reuniones sociales el mensaje es que el adulto puede disponer de su cuerpo cuando le plazca. Es muy importante respetar el espacio corporal del niño, si no desea ser tocado o besado, se debe respetar esa voluntad. En resumen, lo que les ayuda frente a la posibilidad de sufrir abuso sexual, es criarles con respeto, no obligarles a dar besos o abrazos si no quieren y no reprimir la sexualidad infantil.

Y cuando las preguntas ya están superadas, ¿cómo deben enfrentarse los padres a la etapa genital?

Con naturalidad también, la sexualidad es tan natural como el comer, no pasa nada si el niño se toca. Es algo que le da gustito y no sólo no pasa nada porque lo haga, sino que el que lo haga es una buena señal respecto a su desarrollo saludable. Lo que tenemos que tener claro es que, aunque a nosotros nos produjese rechazo y no lo permitiésemos, iba a pasar igualmente, con la diferencia de que si lo reprimimos lo va a hacer a escondidas, sintiéndose culpable y perpetuando el círculo de rechazo y culpabilidad.

¿Y si surge la curiosidad con respecto a sus padres?

Mientras el adulto no erotice y no se sienta incómodo, no pasa nada. Pero es importante que no pase ninguna de esas cosas. Que no erotice, evidentemente, porque estaríamos hablando de algo enfermo. Respecto a la comodidad, también es importante, porque los niños perciben con mucha facilidad lo que sentimos, y sentiría ese rechazo, asociándolo al tema de la sexualidad. Si nosotros no queremos que mire o toque (que para el niño es como si nos toca una oreja, pero para nosotros a lo mejor no lo es), podemos aprovechar para, mediante el ejemplo, darle armas para la defensa del espacio personal y el cuerpo cuando uno no quiere ser tocado o mirado, y para ello podemos decirle “ahora no me apetece que hagas esto”.

¿Hay diferencias entre niños y niñas?

Todos tenemos genitales, todos tenemos la capacidad de sentir placer, y no debería haber diferencias de trato respecto a esto, pero las hay. Si un niño se toca no está bien visto, pero si lo hace una niña, es poco más que el fin del mundo. No está nada bien visto culturalmente, y no debería ser así. Además se inculca en las niñas, como parte de la educación androcentrista que se ve reflejada en multitud de cosas más, que ellas están incompletas, que los niños tienen pene y ellas no. Pero las niñas también tienen genitales, y es importante que si vemos que piensan que les falta algo, lo hablemos con ellas. Es más, el clítoris de la mujer es un pene, que además tiene como única función proporcionar placer.

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