La vida de María, una niña de acogida de La Rioja
Tiene 20 años pero su vida prácticamente comenzó a los 11 años. La vida de María cambió cuando su madre de acogida entró en su vida. Hasta entonces esta joven logroñesa había pasado los primeros años de su vida en algún convento y pisos de acogida para menores pero fue con ella con quien entendió lo que significa la palabra hogar. María ha sido una niña de acogida.
“Me quería ir a vivir con mi madre de acogida”
Recuerda los nervios del primer día que llegó a su nueva casa. Un momento al que le precede un plan de incorporación progresivo. Y es que cuando hay un menor susceptible de acogimiento, se busca una familia de acogida en la bolsa que hay en el Gobierno de La Rioja y comienza entonces el plan de incorporación. Así, familia de acogida y menor comienzan a conocerse. Un día van a dar un paseo, otro día a comer, a cenar... y así hasta que llega el momento de formalizar el acogimiento. Cuando llegó ese día, recuerda María, lo tuve claro, “me quería ir a vivir con ella”.
Una convivencia que al principio fue dura. “Yo hacía caso a lo que ella me decía pero enfadaba mucho aunque siempre le pedía perdón”. Con el tiempo cuenta que las dos han aprendido a vivir juntas, “a amoldarnos la una a la otra y a tirar para adelante”. De hecho, son de esos años de convivencia con su madre de acogida de los que guarda los mejores recuerdos, y todos, tienen que ver con la familia. “Recuerdo los desayunos y las navidades en familia”. En los pisos, recuerda María, “sí que desayunábamos todos los niños juntos pero no era igual porque unas veces entraban niños nuevos, otros se iban con sus familias... y esto a mí me agobiaba bastante”. Ahora todo es diferente y es que “ir a vivir con mi madre de acogida supuso un cambio radical en mi vida”.
Cuando llegué a su casa, prosigue, ni siquiera sabía atarme los zapatos, no tenía amigos y prácticamente no sabía valerme por mí misma. Y gracias a la convivencia con la acogedora su vida dio un giro de 180 grados. “Ahora tengo amigos, aprendí a valerme por mí misma, a realizar cosas tan sencillas como ir en autobús”. Pequeños logros, pequeñas batallas ganadas con las que la confianza y la autoestima de María fue en aumento y su decisión de seguir adelante y apostar por su vida también.
Y en eso está. Y es que esta joven de logroño sigue estudiando. “En estos momentos estoy cursando un grado medio de peluquería pero lo que quiero hacer, y no lo descarto en un futuro, es ser esteticista. Todavía tengo 20 años así que en mis planes sigue ampliar mis estudios y trabajar”. Y es que María ya sabe lo que es ganarse el pan. “He estado trabajando en varias perfumerías de Logroño y, la verdad, es un trabajo que me gusta mucho porque el contacto con la gente me apasiona y además tengo titulación en servicios comerciales”.
“Me lo ha dado todo en estos años”
Gracias a que la familia le abrió las puertas de su casa, María tiene ahora un futuro por delante. “Me lo ha dado todo en estos años, pero quizás uno de los regalos que recuerdo con más cariño es cuando me dio las llaves de su casa por todo lo que eso significaba y es que gracias a lo que ella ha hecho por mí, ahora puedo afrontar el futuro de una forma distinta”. Un futuro que pasa por trabajar, tener hijos biológicos y si, “mi situación económica me lo permite, ser madre de acogida también para intentar hacer lo mismo que ella ha hecho conmigo y dar la oportunidad a otros niños de tener un futuro mejor”.
Por eso anima a todas esas familias que estén pensando acoger “que se animen y que den el paso”. Ahora María tiene 20 años pero sigue viviendo con la acogedora. “Una vez que cumples los 18 años puedes elegir porque ya eres mayor de edad. Yo he decidido seguir con ella y ella quiere seguir viviendo conmigo así que en eso estamos”. Entre las dos han formado un hogar que ya comparten con otra niña de acogida. “Ahora tenemos una niña de acogida de 13 años y, aunque su situación es distinta a la mía, puedo ponerme en su lugar perfectamente y ayudarle perfectamente en todo lo que pueda”.
Ahora mismo el cariño de María está repartido entre su familia de acogida y su familia biológica. “Tengo una hermana y dos sobrinos pequeños”. Con ellos comparte su tiempo durante los fines de semana “y siempre que puedo también intento ayudarles económicamente”. Con su padre también mantiene contacto. Así es hoy la vida de María. Una joven de Logroño que trabaja y quiere labrarse un futuro en el que tienen cabida sus dos familias.
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