Osetia es la región del horror
El segundo día de enfrentamientos en la región separatista de Osetia del Sur se ha visto marcado por la confusión en lo que estimaciones de víctimas se refiere --y que oscilarían entre las 129 y las más de 2.000, junto con miles de desplazados--, así como el cruce de declaraciones entre Georgia, que primero ha declarado el estado de guerra y después ha insistido en un alto el fuego para impedir una “limpieza étnica” perpetrada por Rusia en su territorio, y por otro lado de los representantes del Gobierno de Moscú, que defienden la legalidad de su intervención para proteger a sus ciudadanos en la región.
El epicentro del conflicto, la capital de Osetia del Sur, Tsjinvali, está prácticamente arrasada por los combates entre fuerzas georgianas contra soldados rusos y separatistas osetios. Cada grupo se ha atribuido, a lo largo de hoy, el control sobre la ciudad, y Georgia no ha dudado en llamar de regreso a los más de 2.000 hombres que tiene destinados actualmente en Irak para reforzar sus filas. Mientras, centenares de civiles han comenzado a huir a la vecina Osetia del Norte, bajo control ruso y donde el primer ministro Vladimir Putin ha tachado la “agresión” georgiana contra los elementos separatistas y la población civil osetia como de “acto de genocidio”.
En respuesta, el presidente georgiano, Mijail Saakashvili, ha insistido en que Rusia ha aprovechado los combates en Osetia del Sur para poner en marcha una “largamente planeada” estrategia de “invasión” contra Georgia. Primero, Saakashvili anunció haber ordenado el estado de guerra para proteger a la población de los bombardeos registrados en la localidad de Gori (frontera con Osetia del Sur), así como otras poblaciones en territorio georgiano “muy lejos” de la zona de conflicto.
Posteriormente, en una entrevista concedida a la cadena estadounidense CNN, Saakashvili informó de que las tropas rusas estaban procediendo a la expulsión de los ciudadanos georgianos presentes en Osetia del Sur, dentro de una campaña de “limpieza étnica”. Igualmente, calificó los bombardeos rusos en suelo georgiano como de “crímenes de guerra” destinados a “romper la voluntad de la población” al centrarse, en la mayor parte de los ataques sobre “objetivos civiles lejos de cualquier tipo de instalación militar”.
Finalmente, el presidente georgiano negó haber instigado los enfrentamientos con Osetia del Sur y volvió a insistir en su petición “incondicional” para que terminen las hostilidades y poner fin a una operación militar rusa que no ha dudado en equiparar a la invasión soviética de Afganistán en 1979.
Moscú, que defiende que su presencia en Osetia del Sur es meramente una fuerza de paz destinada a proteger a los ciudadanos rusos en la zona, ha insistido en que el alto el fuego en este conflicto pasa por la retirada total de las fuerzas georgianas de Osetia del Sur. En este sentido, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, declaró que “de acuerdo con nuestra misión de pacificación en la zona y con el mandato dictado por la comunidad internacional, Rusia está comprometida a forzar al lado georgiano a aceptar la paz, al tiempo que se defienden las vidas y la propiedad de los ciudadanos”.
También otra región separatista, Abjazia, ha denunciado movimientos militares georgianos en la garganta del Kodori, frontera con Georgia. En mayo de 2006, Georgia ocupó la parte alta de esta garganta violando el acuerdo de alto el fuego de 1994, por lo que Abjazia suspendió el proceso de paz con Tiblisi. Abjazia y Osetia del Sur se separaron de Georgia a inicios de la década de 1990 tras sangrientos conflictos. Ambas regiones, respaldadas por Rusia, desean que su independencia autoproclamada sea reconocida internacionalmente y han rechazado las ofertas de Georgia de una amplia autonomía.
DISPARIDAD DE VÍCTIMAS
Las cifras de muertos, heridos y desplazados varían según cada bando. Según Rusia, el conflicto en Osetia del Sur ha causado, al menos, 2.000 muertos entre la población civil, según el embajador ruso en Georgia, Vyacheslav Kovalenko. Por su parte, el jefe de Gabinete ruso, Sergei Sobyanin, ha estimado que cerca de 30.000 refugiados osetios han huido a Rusia. En lo que se refiere al capítulo de bajas militares rusas, el Ministerio de Defensa eleva a 12 los soldados muertos y a 150 los heridos. Kovalenko ha informado, por su parte, de 13 militares muertos y 70 heridos.
Los oficiales georgianos estiman por su parte que al menos 129 personas --entre civiles y militares-- han muerto y otras 748 se encuentran heridas a consecuencia de los enfrentamientos, según las últimas estimaciones realizadas por una fuente anónima del Gobierno de Tiblisi, que anteriormente había cifrado en 40 los fallecidos por los combates.
Osetia del Sur ha informado, por el momento, de 1.400 civiles muertos desde el viernes, a la espera de confirmar última cifra divulgada por el embajador ruso en Tiblisi.
Las organizaciones humanitarias apuntan a 2.400 desplazados desde Osetia del Sur hasta Georgia, según la Agencia de Naciones Unidas para el Desarrollo (ACNUR). Por su parte, entre 4.000 y 5.000 personas han huido desde Osetia del Norte a Rusia, según oficiales rusos.
REACCIONES
De momento, la comunidad internacional ha comenzado a responder al conflicto en Osetia del Sur pidiendo tanto a Georgia como a Rusia que cesen inmediatamente las hostilidades y se atengan a un alto el fuego inmediato. No obstante, el presidente estadounidense ha expresado además su apoyo a la integridad territorial georgiana. George W. Bush consideró que los ataques que está llevando a cabo Rusia en Georgia lejos de “la zona de conflicto” que es la región separatista de Osetia del Sur suponen una “peligrosa escalada” de la crisis, por lo que instó a Moscú a cesar inmediatamente los bombardeos.
También se ha conocido que la comunidad internacional pretende conocer de primera mano, sobre el terreno, la evolución de los acontecimientos. El ministro de Defensa británico, Des Browne, anunció así que una delegación conjunta de la OTAN, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), la Unión Europea y Estados Unidos viajará “esta noche” a Georgia para intentar mediar un acuerdo de paz entre los gobiernos de Moscú y Tiblisi. Paralelamente, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tiene previsto reunirse esta tarde para abordar el conflicto.
Con más dureza han respondido los países que hace décadas formaban parte de la esfera soviética. Los países bálticos --Estonia, Lituania y Letonia-- más Polonia han instado a la actuación internacional urgente ante lo que consideraron “la expansión de una política revisionista e imperialista perpetrada por Rusia” contra “un pequeño país” como es Georgia, y piden tanto a la UE como a la OTAN que “tomen la iniciativa en el conflicto”.
El papa Benedicto XVI también se ha pronunciado sobre las hostilidades, lamentando profundamente la evolución de los acontecimientos y apelando a la “razón sobre la fuerza” para impedir nuevos derramamientos de sangre, según el portavoz del Vaticano.
Por último, los grupos de expertos no auguran una solución temprana a este conflicto, considerado por algunos como “la primera guerra del siglo XXI en suelo europeo”. Así se pronunciaba el experto del Consejo Europeo en Relaciones Exteriores (ECFR), Nico Popescu. “Durante tres años, la UE ha malgastado la oportunidad de implicarse con las partes en conflicto” declaró.
La situación, para Andrew Wilson, uno de los principales integrantes del grupo de expertos, es “gravísima”, porque es más que “una guerra en el patio trasero de Europa: es una guerra en la misma Europa, la primera desde Kosovo en 1999 y que podría tener consecuencias inmediatas para todos los implicados”.
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