“Se puede trabajar el cambio climático en todos los niveles, pero el crítico es la ESO”
'El sistema educativo ante la emergencia climática'. Bajo este título se están desarrollando este miércoles en el Centro Cultural Ibercaja las V Jornadas de Educación hacia la Sostenibilidad, promovidas por el Gobierno de La Rioja.
El principal ponente es Pablo Meira, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y docente de la Universidad de Santiago de Compostela. Autor de numerosos estudios y publicaciones sobre cambio climático y educación, es el investigador principal del proyecto Resclima, que nace para “explorar cómo se interioriza y expresa en distintas sociedades y grupos humanos la representación social del cambio climático”.
Según aporta este experto en declaraciones a Rioja2, es difícil hacer una valoración global de cómo se está abordando esta cuestión en el sistema educativo español, “puesto que el desarrollo de una buena parte del currículum depende de las comunidades autónomas y en este caso hay muchas diferencias entre ellas”. “En general hay un esfuerzo en un número cada vez más grande de centros, si bien todavía minoritario, por situar la cuestión de la sostenibilidad en el eje de la práctica curricular. Pero el desarrollo es muy desigual”, insiste.
“La cuestión del cambio climático en la educación todavía no tiene la relevancia que una declaración de emergencia climática requiere”, asegura Meira, para quien “lo ideal sería que todo el currículum se transversalizase desde la perspectiva de la sostenibilidad y desde la prioridad que debemos dar a los objetivos de mitigación y adaptación ante el cambio climático”.
Lo que sucede es que en la práctica, explica, “la relevancia de una cuestión como esta depende después del espacio curricular que ocupe, es decir, del tiempo que se le dedique, de los recursos humanos que se le dediquen y de los contenidos que se diseñen para trabajar ese tema”.
Y en ese sentido, para una situación de emergencia, este experto apuesta por “identificar espacios y tiempos dentro del currículum para trabajar la cuestión, sin ser en una materia determinada, pero sí identificar esos tiempos y espacios porque una situación de emergencia como esta requiere medidas excepcionales”.
En La Rioja, muchos colegios participan en el programa del Ejecutivo autonómico 'Centros Educativos hacia la Sostenibilidad', una iniciativa que permite aumentar la concienciación de toda la comunidad educativa ante este reto climático. De hecho, en las Jornadas de este miércoles han participado los colegios San Lorenzo (Ezcaray) y Gonzalo de Berceo (Villamediana) exponiendo sus proyectos en este ámbito.
Para Meira, “esta es una vía que se puede explorar”, si bien el margen de actuación existente en la práctica curricular “se traduce en que hay centros que han avanzado mucho en integrar la dimensión de la sustentabilidad en sus propuestas y otros que no lo han hecho tanto o que no han avanzado nada”.
“En la medida en que se generen programas desde las administraciones que apoyen a aquellos centros que deciden focalizar su currículo en la cuestión de la sostenibilidad o en la cuestión más concreta del cambio climático, creo que será muy positivo y creo que esa es la vía por la que hay que avanzar”, opina este experto.
Problemas para la concienciación social sobre el cambio climático
Meira alerta de las resistencias que todavía persisten a la hora de afrontar como sociedad este problema. “Lo primero es que todavía no acabamos de entender a nivel social la amenaza que supone o cómo nos puede afectar el cambio climático. No acabamos de situarlo entre las prioridades de nuestra sociedad y de nuestra vida personal o familiar. Y la segunda problemática es que no somos capaces tampoco de conectar el cambio climático con nuestros estilos de vida”, explica.
Este investigador reconoce que “sí ha crecido la preocupación sobre ese tema, sobre todo a partir del fenómeno de Greta Thunberg, en el último año y medio o dos años. Pero muy pocas cosas han cambiado en cuanto a nuestra valoración de ese potencial de amenaza y sobre nuestras actitudes y comportamientos. Y ahí es donde habría que incidir más”.
Con el 'fenómeno Greta', a su juicio, puede existir un “riesgo” de que el interés por esta cuestión se desvanezca con la misma rapidez con la que se ha propagado.“Otro riesgo es que la sensibilidad que este 'fenómeno Greta' ha despertado en generaciones más jóvenes se convierta en frustración por percibir que las respuestas no acaban de llegar”, añade.
Por ello, insiste en “integrar la cuestión climática en todas aquellas esferas donde nos movemos en la sociedad, y el sistema educativo es una de las más importantes”.
La sostenibilidad y el cambio climático se pueden trabajar en todos los niveles educativos, asegura Meira, pero añade que “el nivel crítico es sin duda la Educación Secundaria Obligatoria por dos razones: la primera, que es en ese momento en el que los preadolescentes y adolescentes tienen la madurez cognitiva y emocional para entender la complejidad del cambio climático y de las amenazas que comporta, y la segunda, porque es también el último momento donde van a tener la oportunidad de entrar en contacto con la mejor ciencia disponible, con los mejores conocimientos para enfrentar también esa amenaza”.
¿Y está el profesorado suficientemente formado para atender esta demanda de integración curricular de lo referente al cambio climático? Para Meira, “habría que profundizar más en la comprensión del fenómeno, de la amenaza climática y de las políticas ambientales y la dimensión social de esas políticas. Todo lo que tiene que ver con la justicia climática, con la descarbonización de la sociedad, con la identificación de aquellos patrones y estilos de vida que más contribuyen a generar gases de efecto invernadero... En ese ámbito habría que mejorar mucho la formación del profesorado, tanto inicial como permanente”.
Hasta ahora, la percepción es que buena parte de la educación ambiental en los centros se ha centrado cuestiones muy concretas, como el reciclaje o la separación de residuos. “Ha habido un sesgo muy importante en algunos comportamientos que se han asumido como prototípicos de lo proambiental. Son comportamientos muy importantes, pero no cabe duda de que con cambios en esa esfera no es suficiente”, afirma el investigador de la Universidad de Santiago.
Para Meira, “lo que va a exigir una sociedad que pretenda descarbonizarse, para limitar los escenarios de un cambio climático extremo en este siglo, es abordar comportamientos y estilos de vida más allá de simplemente separar los residuos, que es un comportamiento muy importante, pero con un efecto limitado ante esta problemática”.
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