Si no es la crisis, será el mal tiempo
“El organismo humano está sincronizado a los factores climatológicos como son el calor, el número de horas de luz solar, etc. Por ello, cuando se producen cambios en estos factores, ciertas personas experimentan síntomas de disminución de energía y estados de ánimos depresivos”, explica Joaquín Santo Domingo, psiquiatra de la Clínica La Luz.
Estamos hablando de algo más que el típico síndrome postvacacional que a veces se experimenta al volver de los días de descanso. Para empezar, además de los factores inherentes al cambio de estación, existen otros muchos agentes de carácter externo que favorecen la aparición de estos cuadros depresivos, “hasta el punto de que esta combinación de factores nos impide tener, a día de hoy, datos únicos en cuanto al número de personas afectadas por zonas geográficas”, comenta este experto.
España es un ejemplo más de la diversidad de factores que entran en juego en todo proceso depresivo, y en general, en los trastornos afectivos. “Se sabe que la situación de los trastornos de la afectividad en Galicia es diferente a la que se produce en Andalucía.
Sin embargo, resultaría erróneo asociarlo sólo a un único agente como puede ser el calor o el número de horas de exposición a sol. Influyen además muchos otros factores causales, tanto físicos, como psicológicos y sociales“, puntualiza el profesor.
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