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Opinión - Noticias que no interesan. Por Esther Palomera

PP y Vox, una relación rota en el Ayuntamiento de Madrid entre acusaciones de “traición”

Carmen Moraga

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Si hace apenas seis meses alguien hubiera vaticinado que Vox iba a dejar tirado al PP negándose a apoyar los presupuestos municipales del gobierno coalición de José Luis Martínez Almeida y Begoña Villacís, muchos habrían mostrado su incredulidad. Pero lo que parecía casi un imposible ha ocurrido. La guerra desatada entre el alcalde de Madrid y el portavoz del grupo de extrema derecha en el Ayuntamiento, Javier Ortega Smith, culminó este jueves por la mañana, tras el breve cara a cara que mantuvieron ambos dirigentes políticos en una sala aneja al despacho del regidor madrileño en el Palacio de Cibeles.

El portavoz de Vox anunció solemnemente a la salida del encuentro que no iba a apoyar los presupuestos y que su grupo presentaría una enmienda a la totalidad de las cuentas, a pesar de que en la Comunidad de Madrid, su compañera de filas, Rocío Monasterio, había apoyado las de Isabel Díaz Ayuso, un acuerdo sobre el que Almeida hace unos días reconoció sentir “envidia”. Lo ocurrido en el ayuntamiento madrileño supone un portazo que más de uno interpreta como una manera de Ortega Smith de posicionarse a favor de Ayuso en la particular batalla que libra la presidenta regional dentro de su propio partido por el poder frente al regidor madrileño y Pablo Casado.

De lo que pasó durante esa hora entre Almeida y Ortega Smith, sentados los dos frente a frente, se tienen las versiones que dieron cada uno de ellos por separado a la salida del encuentro. La reunión comenzó tempranera –a las ocho y cuarto de la mañana– con un afable intercambio de saludos y un cruce de frases protocolarias. “Ha sido un encuentro cordial”, aseguraron después los dos en público. Pero pronto se descubrió que no, que no fue tan cordial. Al menos políticamente hablando. “No ha sido una reunión, esto ha sido un frontón”, desvelaba Almeida. “Javier Ortega Smith ha faltado al respeto y ha tomado el pelo a todos los madrileños una vez más. Ha venido a Cibeles a hacer un paripé. No hemos hablado de los presupuestos, dice que están bien y que no tiene ninguna propuesta”, lamentaba el regidor, que confesó que estaba “decepcionado”.

Por su parte, el líder de Vox afirmaba que “no se fía de este equipo de Gobierno” al que acusa de hacer una política “rastrera” por no cumplir el pacto firmado al inicio de la legislatura para que el PP y Ciudadanos pudieran hacerse con el bastón de mando del Ayuntamiento de la capital, desbancando a Manuela Carmena y su partido Ahora Madrid, que fue la fuerza más votada, aunque no logró sumar mayoría con el PSOE de Pepu Hernández. Aquella legislatura comenzó con un Vox que decidió hacerse querer, como demostró al abstenerse en las primeras cuentas a sabiendas que esto no impediría su aprobación. Un año después, Almeida y Ortega Smith posaban sonrientes ante los fotógrafos para certificar que en esa segunda ocasión la extrema derecha apoyaba los presupuestos a cambio de algunas exigencias.

Una declaración de guerra

Todo parecía marchar bien de cara a la tercera ocasión hasta que el pasado mes de agosto el alcalde decidía aceptar los votos de Recupera Madrid -los cuatro disidentes de Más Madrid, grupo que lidera Marta Higueras-, para sacar adelante su nueva Ordenanza de Movilidad que sustituía a Madrid Central, el proyecto estrella de Carmena, ante la negativa de Vox a apoyarlo. Para Ortega Smith esta decisión fue toda una declaración de guerra, dado que, según insiste, aquel acuerdo de investidura incluía el compromiso de derogar Madrid Central. Desde entonces, el líder de Vox no ha dejado de acusar al alcalde de “traicionar” a su partido y de pactar con los “comunista”. Almeida pasó a ser Carmeida y los cuatro ediles de Recupera Madrid -que gracias a los votos del PP y Ciudadanos pudieron formar el grupo mixto, algo que está recurrido por Vox y Más Madrid en los tribunales- pasaron a ser el grupo Comunixto.

La relaciones entre Almeida y Ortega Smith se fueron agriando. El regidor, entonces, decidió hacer un guiño al partido de extrema derecha y lanzó un desaire al grupo de Marta Higueras, que había vuelto a ofrecerse para que no tuviera que depender de Vox a la hora de sacar adelante los presupuestos. El portavoz adjunto, José Manuel Calvo, le acababa de entregar en el Pleno municipal “cuatro comodines antiVox” para que los usara cuando quisiera. Pero Almeida le replicó: “Señor Calvo, ustedes cuatro no son solo comodines para mí sino que son, además, tremendamente cómodos, tremendamente cómodos”. Y añadió: “Son ustedes el comodín, pero ya elegiré yo cuándo usarlo”. Una lapidaria frase que sorprendió incluso a los suyos. Vox no se dejó impresionar y en ese mismo Pleno el portavoz del grupo de extrema derecha mantuvo las espadas en alto y acabó su discurso con un lapidario: “Que le vaya bonito, con nosotros no cuente”.

Los días se sucedían y el equipo de Gobierno, tras aprobar las balanzas fiscales, seguía viendo con preocupación que Vox no daba señales de vida. Ortega Smith ni cogía el telefóno ni contestaba a los WhatsApp. La vicealcaldesa, Begoña Villacís, fue la encargada de mantener la puerta abierta con los demás grupos de la oposicion, especialmente con el mixto, mientras Almeida seguía empecinado en asegurar que “Vox era su socio preferente” haciéndo reiteradas llamadas a su portavoz para que “recapacitara” y se sentara con él “por el bien de los madrileños”. El silencio continuó.

La presión del PP

El propio PP decidió entonces mover ficha. Engracia Hidalgo, la delegada del área de Hacienda, se encargó de convocar a los periodistas para explicarles las consecuencias de que no salieran adelante las cuentas para 2022 y se tuvieran que prorrogar las actuales. Entre otras cosas lo que se perdería en subvenciones a organizaciones como Cáritas y colectivos que ayudan “a los más vulnerables”. Vox ninguneó las presiones. El portavoz del grupo de extrema derecha acusó al alcalde de “trilerismo político” y de estar propagando “mentiras” sobre lo que pasaría si se prorrogaban los actuales presupuestos. “Lo que pretende el alcalde es negociar en un despachito y empezar con el intercambio de cromos, como esta haciendo con el Grupo Comunixto”, aseguró Ortega, que exigió “luz y taquígrafos”.

Ante estos desplantes, el pasado lunes Engracia Hidalgo llamaba a Luis Cueto, el portavoz adjunto de Recupera Madrid, para adelantarle que iban a prorrogar el plazo de presentación de enmiendas 48 horas más, invitándoles al diálogo, según han confirmado fuentes de este grupo a esta redacción. Al día siguiente, el Grupo Mixto dio la noticia en la rueda de prensa que habían convocado para hablar precisamente de las cuentas. PSOE y Más Madrid no disimularon su sorpresa y malestar. Los socialistas habían avisado de que ellos no presentarían una enmienda a la totalidad con el fin de negociar enmiendas parciales. Todo con tal de aislar a Vox. Los de Rita Maestre, sin embargo, se mantuvieron firmes en su oposición.

La repentina decisión del portavoz de Vox de abrirse al diálogo trastocó todo el tablero político, ya de por sí bastante alterado. Ortega Smith envió un mensaje a Almeida, respondiendo a una invitación que el regidor le había hecho previamente, y quedó en verse finalmente con él el jueves. Su decisión hizo albergar esperanzas al alcalde de que la extrema derecha iba con la intención de desbloquear la situación y a mostrarse abierto a una negociación. Pero no fue así.

Ante el sonoro portazo de Vox, Almeida anunció que iba a iniciar una ronda de consultas con los demás grupos, comenzando por Recupera Madrid al ser el único que ha mostrado “voluntad” explorar un posible acuerdo. El mismo jueves por la tarde tenía lugar la primera reunión con la única “línea roja” de que el Gobierno no va a dar marcha atrás en la bajada de impuestos. En el encuentro estuvieron presentes la delegada de Hacienda, Engracia Hidalgo, y el delegado de Economía, Miguel Redondo, que escucharon las peticiones de los ediles de mixto, entre ellas, “reforzar el IBI social y mejoras en partidas como las bibliotecas municipales”.

Por su parte, Begoña Villacís, en declaraciones a Onda Madrid, consideró que es “una lectura infantil” decir que“ en el Ayuntamiento hay una pugna entre Ayuso y Almeida, y no. Es trágico, porque [Vox] tiene que dar estabilidad, no reventar gobiernos”, concluyó, en contra del sentir de muchos ediles de la oposición que se decantan por colocar un “cordón sanitario” al partido de extrema derecha.

EL PSOE y Más Madrid han trasladado ya al alcalde que no cuenten con ellos. Así que ahora todo está en manos de los cuatro ediles del grupo mixto, ese comodín “antiVox” que el regidor despreció en aquel agrio Pleno en el que Ortega Smith ya le advirtió de que se olvidara de él porque la extrema derecha dejaba de ser el “socio preferente” de su gobierno de coalición.

Esta semana va a ser crucial para conocer el desenlace de la negociación. De momento, Marta Higueras ha puesto el listón alto a Almeida. Este lunes ha señalado que “los temas prioritarios en estos momentos son la recuperación de un Orgullo con más fuerza que nunca y el aumento de las partidas para LGTB y mujeres para apoyar la diversidad y la igualdad”, justo las políticas que Rocío Monasterio ha intendado derogar, sin el éxito esperado, en la Asamblea regional después de haber dado apoyo a Díaz Ayuso para que pudiera sacar adelante sus cuentas

A juicio de los ediles de Recupera Madrid se trata de “partidas que se pueden financiar quitando aportaciones a entidades antiabortistas y así poder invertir en educación sexual y ayudas sociales a las familias”.

Pese a las dificultades que saben va a suponer estas exigencias, Higueras ha dicho que “el compromiso [de seguir negociando] se mantiene, contra propios y extraños. No nos damos por vencidos y no nos vamos a resignar. Estamos aquí para darlo todo y lucharemos para sacar los mejores presupuestos para Madrid”.