El Ayuntamiento de Madrid tapa los “agujeros de herradura” aparecidos en el superpavimento de Arenal
Las obras han vuelto a Arenal. Operarios de las empresas Ferrovial Servicios y Alsercons 2000 han empezado a reasfaltar de nuevo el pavimento de esta céntrica calle de Madrid para eliminar los agujeros que surgieron al poco de acabar su reforma inicial, durante el mes de agosto. De momento están vertiendo una capa sintética gris para allanar el terreno, a lo que seguirá un pulido ligero para unificar el color resultante.
Los trabajos habían sido anunciados por el Ayuntamiento de Madrid hace unas semanas, cuando se hizo público un informe que echaba la culpa de los desperfectos a los clavos de las herraduras de caballo que circulan por este entorno, con agentes de Policía Nacional y Municipal montados sobre ellos. No acarrean coste adicional, debido a que las obras se encuentran en garantía y las empresas adjudicatarias son responsables de los fallos en su ejecución y resultado.
La intervención, que durará “tres o cuatro semanas”, según el área de Obras, acabará con una nueva capa de barniz acrílico de protección, lo que a la postre sepultará los efectos del superpavimento: la primera intervención contaba con una mano de pintura fotocatalítica capaz de -afirmó el Ayuntamiento- absorber la polución con un efecto similar al del plantar 1.500 árboles por cada diez litros de producto. En Arenal se habían echado 335, que ahora dejarán de tener efecto alguno.
La reforma de estas céntricas calles de Madrid, peatonalizadas durante el mandato de Gallardón como alcalde, perseguía mejorar la durabilidad del firme y hacer menos habituales las reformas puntuales para reparar las anteriores losas de granito. Para hacerlo se retiraron las baldosas graníticas de colores y se sustituyeron por asfalto, una mezcla bituminosa de tipo hormigón en su capa intermedia y un acabado de microaglomerado en caliente con árido granítico, que daba un aspecto uniforme con el resto del pavimento de piedra. Pero que enseguida empezó a desprender guijarros, provocando los agujeros de pequeñas dimensiones, que no afectaban al caminar pero sí dejaban un aspecto poco estético a esta calle.
El Ayuntamiento de Madrid invirtió 2,5 millones de euros en las obras de Arenal y Montera, que han tenido un acabado similar, con los mismos problemas de desprendimientos. Fuentes municipales inciden en que los problemas aparecidos no se deben a una mala ejecución de la obra, “sino a una causa que no se podía prever”.
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