Vecinos del Distrito Centro en pie de guerra contra el ruido

Asociaciones de Vecinos del Distrito Centro (Asociación de Vecinos Ópera Austrias – Asociación de Vecinos Cavas y Costanillas – Asociación de Vecinos de Chueca – Asociación de Vecinos de Plaza Mayor – Asociación de Vecinos de Las Letras – Asociación de Vecinos La Corrala – Asociación de Vecinos del Barrio de Justicia – Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad) están cansados de la pasividad de la alcaldesa ante los ruidos que tienen en vela a miles de vecinos. Por ello han escrito una carta abierta en la que denuncian su sistemática negativa a reunirse con ellos y le piden la reducción de horarios de bares, discotecas y terrazas en el Distrito Centro.

Según explican, «las decenas de solicitudes de reunión que le han sido enviadas por nuestras asociaciones jamás han sido contestadas», lo que para ellos supone todo un desprecio hacia el movimiento vecinal y sirve de termómetro del «nulo interés de nuestra alcaldesa por los problemas de los vecinos de Centro».

Las Asociaciones de Vecinos del Distrito Centro de Madrid han solicitado a Ana Botella «la reducción de horarios de los locales de ocio y de las terrazas en el Distrito Centro de Madrid; en aplicación de los artículos 8.3 (Régimen de Limitaciones del Capítulo II), 11.9 párrafo cuarto (Régimen de Limitaciones del Capítulo III) y del Art. 14.6 párrafo cuarto (Régimen de Limitaciones del Capítulo IV) de la Declaración de Zona de Protección Acústica Especial y Plan Zonal Especifico del Distrito Centro de Madrid, aprobado en el Pleno Municipal el día 22/9/2012, de la ZPAE – Zona de Protección Acústica Especial – vigente en nuestro Distrito», explican en su comunicado.

Una iniciativa con la que quieren reclamar su «derecho fundamental a vivir dignamente» en sus casas y en sus barrios, «hoy en día sometidos a un abandono vergonzoso por parte de la Señora Botella», denuncian. «Tan solo con pasearse por las calles traseras de las principales vías del distrito se entenderá de lo que estamos hablando», lamentan. Espacios públicos que se han convertido «en escenarios de cartón piedra de un ocio nocturno ruidoso y denigrante».