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Estafas de cientos de euros asaltan los portales inmobiliarios de Madrid en plena crisis de vivienda

Estafa a través del portal Idealista

Nerea Díaz Ochando

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“Era el piso perfecto para nosotros. Dos habitaciones, un baño, totalmente amueblado y en una urbanización de Los Ángeles, muy cerca de la estación de Puente Alcocer. Con piscina, pista de pádel y zonas verdes por 900 euros”. Estas son las características del anuncio que despertó el interés de una joven pareja de 25 y 29 años que se encontraba buscando piso en Madrid, unas condiciones demasiado bonitas para ser verdad: se trataba de una estafa, un ejemplo de fraude como los que se cuelan cada día en portales de anuncios, disfrazados de precios asequibles, facilidades en el acceso a la vivienda y buenas condiciones.

La escasez de oferta de vivienda a precios asequibles han disparado los niveles de desesperación de los inquilinos a la hora de buscar casa en Madrid. En medio del frenesí por encontrar un piso aceptable, las personas que se encuentran este tipo de anuncios con rentas mensuales razonables se convierten en presas fáciles para las mafias.

“Se aprovechan de la necesidad”, explican Lucía y Tomás, la pareja estafada, que prefiere mantener su anonimato detrás de un seudónimo. Es precisamente esa ansiedad que produce la carrera por intentar atrapar la mejor oferta antes que nadie de la que se aprovechan las mafias para timar, que usan portales de referencia como Idealista o Fotocasa para colocar sus anzuelos en forma de anuncio.

El mercado inmobiliario madrileño se ha convertido en un universo hostil para los que buscan un alquiler. Es cada vez más difícil encontrar una vivienda que no suponga más del 40% de los ingresos mensuales, incluso en los barrios periféricos. Un claro ejemplo de ello es Puente de Vallecas, los que habitan en este distrito tienen que dedicar el 48% de su sueldo para pagar la renta del mes y los gastos corrientes del hogar. En otras zonas apartadas del centro como Usera (45,5%) o Villaverde (41,3%) la situación no es mucho mejor.

Lucía y Tomás pensaron que sería mucho más fácil encontrar un piso que se ajustara a sus necesidades si buscaban en la zona sur de la capital. Su principal objetivo era encontrar una vivienda que no excediera los 900 euros, que aceptara mascotas y que tuviera al menos una habitación. “Nos negamos a vivir en un estudio, es una vergüenza que pidan más de 800 euros por un cubículo de 15 metros cuadrados en el que cocinas, duermes y vas al baño en un mismo espacio”, señala Lucía. 

Después de varios días de búsqueda, una tarde de domingo, la pareja recibió una alerta en Idealista que les hizo recuperar la esperanza. “Alquilamos piso en el barrio de Los Ángeles, consta de dos habitaciones, un baño, salón, cocina, trastero y garaje”, rezaba el anuncio. Un tercero con ascensor, 90 metros cuadrados y unos requisitos poco restrictivos. Las características de la vivienda encandilaron a la pareja. 

El anunciante indicaba que los interesados debían llamar para conocer más información al respecto y los jóvenes no dudaron en descolgar el teléfono para ser los primeros. Un par de tonos y enseguida descolgaron. Del otro lado, una voz muy amable preguntó a Lucía el motivo de su llamada: “He visto tu anuncio en Idealista y querría saber más sobre la vivienda”. El supuesto propietario del inmueble, de ahora en adelante A., detalló a la pareja las condiciones y características del piso y les preguntó por sus profesiones, sueldos y contratos. 

“Nos dijo que le encantaba nuestro perfil, pero que antes tenía que consultarlo con su mujer”, cuentan los jóvenes. El anunciante pidió a la pareja unos minutos para llamar a su esposa y comentarle lo que habían hablado. Tardó muy poco en volver a sonar el teléfono: “Estoy impresionado, mi mujer me ha dicho que sois perfectos para el piso. Vamos a quitar ya el anuncio porque no queremos recibir más mensajes”. Lucía y Tomás se emocionaron al escuchar lo que decía y le pidieron visitar la vivienda lo antes posible. “Decía que vivían en Almería, tenían que desplazarse para enseñarnos el piso y no querían hacer un viaje en vano. Nos dijo que le sabía mal pero que lo mejor era que le mandásemos un dinero a modo de reserva y una foto de nuestro DNI para comprobar que había un compromiso por nuestra parte”, señala la pareja.

Para resultar creíble, A. les envió una foto de su documento identificativo a través de la aplicación de mensajería móvil WhatsApp. Un detalle despertó cierta desconfianza en Lucía, el nombre de A. no era el mismo en el DNI que en el anuncio: “Me dijo que era una larga historia que nos contaría tomando algo cuando nos viésemos en persona, que un tío suyo le llamaba así desde pequeño y ya se había quedado con ese nombre”. 

En un acto de buena fe, Lucía compartió con el supuesto propietario la imagen de su DNI y concretaron cuál era la mejor vía para hacer el pago de 900 euros que les había solicitado como reserva. “Me dijo que se lo abonara a través de Bizum y me pasó el número de su mujer para hacérselo a ella”, relata la joven. Mientras gestionaban el pago, A. bromeaba con la pareja por audios de voz, todo parecía normal y en orden: “Nos pidió que en el concepto del envío pusiéramos ‘reserva piso’ y que le llamáramos para confirmarle que ya lo habíamos pagado”. Así fue, los jóvenes pagaron los 900 euros y fijaron el día de la visita para el sábado siguiente.

Después de efectuar todo el proceso de reserva, la pareja intercambió algún que otro mensaje más con el anunciante a esperas de concretar la hora exacta en la que se verían. Un par de días después, Lucía empezó a sospechar que había algo raro detrás de todo. Buscó por redes sociales el nombre que aparecía en el DNI y no encontró demasiada información. Personas de su entorno le habían avisado de que podía ser una estafa, pero ella se aferraba a que eran puras coincidencias hasta que decidió comprobar el origen de las fotos que aparecían en el anuncio. A través de Google hizo una búsqueda rápida y el resultado que arrojó fue demoledor: había otros dos anuncios publicados días anteriores con las mismas imágenes y direcciones distintas. “Uno era en Getafe y el otro en Móstoles, yo ya me imaginaba lo peor”, indica la joven. 

Con los resultados obtenidos siguió investigando, pero no conseguía dar con el origen de las fotos. Los dos anuncios estaban eliminados, aunque pudo comprobar que los nombres de los anunciantes eran distintos al igual que las direcciones, pero las descripciones eran prácticamente idénticas. “Ahí fue cuando me empecé a preocupar, no sabía si escribir a A. y preguntarle por lo que había encontrado o esperar”, cuenta Lucía. La joven se decidió por pedir ayuda a una amiga: “Le dije que llamase y preguntase por el anuncio, a ver qué le decía”. El supuesto propietario descolgó el teléfono y comentó a la amiga de Lucía que el piso ya estaba reservado. En ese momento, la pareja quedó desconcertada y pensaron que quizás todo era fruto de un malentendido o una confusión. 

Al día siguiente llegó el mensaje que confirmó las sospechas: “Hemos intentado mirar el seguro de impago para la vivienda aunque no tengamos las nóminas y el contrato, es un estudio rápido con el DNI, y nos muestra que estás en ASNEF”. La joven no entendía nada, ni siquiera sabía qué era esta asociación financiera, uno de los mayores registros de morosos de España. A. le presentó dos opciones, devolverle la reserva o pagar al seguro los supuestos 399 euros que debía. Lucía llamó directamente a la Policía y les puso en conocimiento de lo que estaba pasando. Desde la comisaría le recomendaron denunciar lo antes posible y reclamar la reserva. Así lo hizo, seguidamente A. apagó el móvil y nunca más volvió a saber nada de él.

“Estábamos muy disgustados por haber perdido 900 euros, pero lo que más me preocupaba era que tenía una foto de mi DNI”, explica la joven. Además, ahora se sumaba otra incógnita al caso: ¿Quién era la persona que había detrás del documento de identidad que A. había enviado? Cuando Lucía fue a denunciar la estafa, la Policía comprobó los datos de la persona a la que pertenecía el DNI: “Estaba limpio, no era ningún chorizo y tampoco había ninguna denuncia a su nombre”. A los agentes les extrañó que si se estaban haciendo pasar por otra persona nadie hubiera reclamado un robo o suplantación de identidad.

Esto generó muchas dudas a la pareja, necesitaban encontrar a la persona a la que pertenecía el DNI y contarle lo que había pasado. La investigación dio sus frutos y Lucía pudo ponerse en contacto con él. “Me contó que también había sido víctima de una estafa similar, pero no llegó a pagar nada, solo envió su documentación y sus tres últimas nóminas. Era la segunda persona que le contactaba para informarle de que había sido estafada en su nombre”, relata la joven. 

Lucía y Tomás se quedaron más tranquilos al encontrar al propietario del DNI, aunque la pesadilla no termina ahí: “La policía nos advirtió que podían pedir microcréditos a mi nombre o abrir cuentas en el banco, incluso hacerse pasar por mí para seguir estafando a otras personas”. Recuperar los 900 euros ha sido de momento imposible, pero al poner en conocimiento de la policía lo ocurrido ya existe una denuncia que les avala en caso de nuevos movimientos de los estafadores. “Yo recomiendo denunciar, es lo más efectivo en estas situaciones”, advierte la joven. 

La respuesta de los portales inmobiliarios

Las estafas son el pan de cada día en los portales inmobiliarios. Es habitual encontrar anuncios sospechosos que las propias plataformas califican como tal, aunque no siempre son capaces de detectarlos. En el caso de Lucía y Tomás, nadie había dado el aviso en este ni en los otros anuncios similares de que se podía tratar de un timo. La confianza, el interés y la forma de actuar del estafador no levantaron sospecha alguna sobre lo que podía estar pasando, todo parecía en orden. Por eso, la pareja se puso en contacto con la plataforma en la que habían encontrado el anuncio, Idealista: “Sabíamos que no iban a poder hacer nada, pero queríamos dejar constancia”.

Después de explicar detenidamente lo ocurrido a la teleoperadora del servicio de atención al cliente, los tres anuncios se calificaron como fraudulentos. Todos los usuarios que contactaron a través de la plataforma con el estafador recibieron de inmediato un mensaje de alerta: “Hemos bloqueado a A. por intento de fraude. No mantengas el contacto por ningún medio. Sé prudente”. Desde Idealista esto fue lo único en lo que pudieron ayudar a los jóvenes. 

La teleoperadora les puso en aviso sobre su política en estos casos. “No podemos hacer nada más porque no pedimos identificación para publicar anuncios, solo os puedo confirmar que los tres teléfonos de contacto son diferentes”. En la práctica, cualquier persona puede poner un anuncio en estas plataformas sin verificar sus datos ni mostrar siquiera el DNI. Un terreno abonado para los estafadores.

Desde el portal inmobiliario también comentaron a la pareja que esta no era la forma habitual de estafa. Normalmente, una vez reciben el dinero proceden a bloquear. Sin embargo, esta vez no solo les bloquearon, sino que también intentaron sacar más dinero. “Suelen actuar con números extranjeros o mails raros que de primeras no dan confianza. Nuestro caso es bastante inusual”, indica Lucía.

Por lo general, se trata de mafias muy bien organizadas que recurren al phishing para sacar información a propietarios o inquilinos y hacerse pasar por ellos. No es fácil detectar el fraude, operan desde diferentes direcciones IP y es muy complicado rastrear el origen del anuncio. Son estafadores muy preparados que cuentan con un equipo de desarrollo muy potente. Posiblemente, los tres anuncios similares que encontró Lucía pertenecían a la misma mafia aunque tuvieran nombres y números de teléfono distintos, ya que se dedican a comprar tarjetas de prepago para que nadie pueda rastrearlos. 

Días después de descubrir el fraude, la pareja se topó con otros anuncios calificados como posibles sospechosos de estafa: “Estas experiencias te meten el miedo en el cuerpo, es difícil volver a confiar. Ahora solo contactamos con los que llevan agencias inmobiliarias, nada de particulares”. 

El repunte de estas cuentas fraudulentas es más que evidente. Los estafadores aprovechan el contexto de escasez de oferta y el alza de los precios para timar. También han aumentado el número de víctimas: “Nos sentíamos idiotas por caer en este, pero hablando con gente de mi entorno me he dado cuenta de que es más fácil de lo que pensamos sucumbir a este tipo de estafas”. Resulta curioso que cuanta más información hay al respecto y más conocimiento tenemos sobre fraudes, más gente cae. Esto se debe a la ansiedad a la que se exponen actualmente las personas que buscan un piso de alquiler, les puede la necesidad de ser los primeros y olvidan las normas básicas para esquivar posibles estafas.

Cómo actuar ante un posible fraude

Nadie está exento de sufrir una estafa como la de Lucía y Tomás, por lo que es importante saber cómo detectar una estafa y, en el caso de caer en ella, conocer el procedimiento para actuar lo antes posible. Este tipo de anuncios se caracterizan por varias cosas. En primer lugar, suelen contar con un precio por debajo del mercado como gancho. Según datos de Idealista en 2023, el precio del metro cuadrado en Madrid para alquiler es de 16,6 €/m2, un 11% más frente a mayo de 2022 y un 14,4% más que los 14,5 €/m2 de 2021, muy por encima de la media española (11,6 €/m2).

Otro aspecto a tener en cuenta son las fotos. Si hay pocas o no hay, si son de mala calidad o si no coinciden con la descripción del inmueble, es posible que se trate de un fraude. Los estafadores suelen mostrar viviendas con decoración minimalista en colores claros, que es un atractivo que cala entre la gente joven. La clave está en identificar previamente estos anuncios maliciosos porque una vez entregados los datos pueden hacer mucho daño. Siempre se puede hacer una pequeña búsqueda para comprobar si están en otros anuncios o si han sido sacadas de algún banco de imágenes. La descripción del anuncio también es esencial, cuantos más datos aporte y más específico sea con las características del inmueble, mejor. 

A la hora de contactar con el anunciante, siempre hay que comprobar si el número de teléfono es español. En el caso de que sea un mail, las direcciones enrevesadas o raras siempre son un signo de alerta. En ocasiones también pueden facilitar enlaces maliciosos para hacerse con nuestros datos, por ejemplo, justificando el pago de una fianza remitirnos a una falsa plataforma de transacciones. Por supuesto, lo más recomendable es no dar dinero sin antes ver el inmueble. Es cierto que esto no es siempre parte de una estafa, mucha gente solicita una reserva para enseñar su piso, pero lo mejor es no hacerlo. En cualquier caso, nunca se deben enviar datos bancarios o personales.

Si tienes la sospecha de que te han estafado, lo primero que debes hacer es avisar a las autoridades. Poner una denuncia en la comisaría más cercana es lo más efectivo, de esta manera se registrará todo lo ocurrido ante la posibilidad de nuevos movimientos fraudulentos. El teléfono 017 también atiende este tipo de casos en los que la ciberseguridad de los ciudadanos se ve vulnerada, puedes contactar a cualquier hora del día y alertar de que alguien tiene acceso a tus datos, cuentas bancarias o contraseñas. En este caso, también es imprescindible avisar al banco para detectar cualquier movimiento irregular a tiempo.

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