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Alcachofas con jamón ibérico, un acierto seguro

Jamón ibérico

Somos Malasaña / Canal Empresa

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El jamón ibérico, ese manjar tan presente en las mesas españolas y tan del gusto de casi cualquier paladar es, además, un alimento de lo más saludable que contiene una elevada cantidad de proteínas y aporta vitamina B1 y B12 y minerales como el zinc y el hierro.

Acostumbrados como estamos a degustarlo sin más elaboración que la de un corte preciso, se nos suele olvidar que resulta también adecuado como ingrediente de ciertos platos preparados y guisos sencillos, a los que aportará su sabor esencial, transformándolos por completo.

Quizá ese olvido esté justificado por el hecho de que esté excelente solo, pero eso no quita para que, de vez en cuando, nos atrevamos a combinarlo con algo más que con pan.

Jamón ibérico con frutas, queso, salmorejo, patatas y... ¡alcachofas!

Seguramente que alguna vez habremos probado el jamón ibérico con frutas, siendo la pareja que forma con el melón la más conocida y aplaudida de todas; es probable que haya compartido plato con un buen queso curado, aunque tampoco desmerece el dúo que forma con un emmental o gruyere; fácil que lo hayamos gozado en forma de virutas sobre un salmorejo y laminado, en lascas, sobre una fuente de patatas fritas y huevos rotos, pero, ¿hay algo más con lo que maride bien?

Si eres de los que piensas que el jamón ibérico, mejor solo que mal acompañado, te diremos que no podemos estar más de acuerdo contigo, de ahí que nos atrevamos a presentarte una de las diversas recetas elaboradas con jamón con la que sabemos que no sólo no fallarás sino que te satisfará plenamente: ¿ya lo probaste con alcachofas?

La receta

De sencilla elaboración y poco tiempo de cocinado, este plato de alcachofas con jamón ibérico resulta ideal tanto de primero como de principal de cualquier comida. Como la temporada de recolección y, por lo tanto, de mejor consumo de la alcachofa se extiende entre los meses de noviembre y marzo, ahora es el momento de apostar por esta receta.

En primer lugar, procederemos a limpiar bien las alcachofas. Si vas a tardar cierto tiempo entre el limpiado y su cocción, te recomendamos que las rocíes bien con limón para evitar que se oxiden y que su aspecto se ennegrezca. Seguidamente, calentaremos agua en un cazo, la salaremos y si tenemos a mano el tan socorrido perejil también le añadiremos un poco. Con el hervor añadiremos las alcachofas dejándolas alrededor de 15 minutos bien cubiertas de agua. Una vez tiernas, las sacaremos, trocearemos y dejaremos reposar.

Tocará después trabajar con nuestro querido jamón ibérico, el cual cortaremos en trocitos y rehogaremos en una sartén, o en una cazuela baja y amplia, con un poco de aceite de oliva. Ni que decir tiene que hay que elegir un gran jamón, por lo que apostar por calidades seguras como las que ofrece el jamón Legado El pozo es básico.

Pues bien, cuando tengamos el jamón dorado, algo que sucederá en muy poco tiempo, añadiremos un poquito de harina, removiendo rápidamente con una cuchara de madera y, casi de inmediato, verteremos sobre esa mezcla un vaso de agua (puedes aprovechar la que sobró de cocer las alcachofas siempre que no esté muy salada) y dejaremos un par de minutos que se cocine todo, sin dejar de remover con la cuchara, antes de incorporar al guiso las alcachofas que teníamos reservadas.

Cuando la mezcla vuelva a hervir, los sabores de los distintos ingredientes se habrán mezclado convenientemente y todo estará ya listo para emplatar. Estamos seguros de que el resultado de esta elaboración, unido a la facilidad de su cocinado y el poco tiempo que te llevará hacerla, hará que vuelvas frecuentemente a ella.

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