El 'Orgullo' nos copia la idea de los conciertos silenciosos para no perder Chueca
El pasado sábado Malasaña vivió la fiesta de presentación del Eristoff Night Street View (ENSV)
, una jornada en la que con multitud de actividades culturales se presentó en el barrio una herramienta web que permite realizar paseos virtuales nocturnos por las más céntricas calles de Madrid.
Somos Malasaña organizó desde las actuaciones musicales hasta las exhibiciones de graffiti, arte urbano y láser graffiti que pudieron disfrutar todos los que abarrotaron nuestras calles. Asimismo, acordamos la apertura nocturna de galerías de arte y de peluquerías, espacios que generosa y gratuitamente decidieron participar en una velada que sirvió para dinamizar culturalmente el barrio y que fue costeada por la firma Eristoff.
Desde este periódico hemos criticado por sistema la ocupación del espacio público que de manera descarada han realizado en ocasiones algunas marcas comerciales. Sin embargo, si apostamos por sumarnos a la fiesta del sábado pasado -y como organizadores- fue porque en esta ocasión los patrocinadores no se acercaron al barrio con propuestas cerradas, sino que primero buscaron en él indicios de su idiosincrasia para, partiendo de esa base, poner el foco en lo que más les interesaba.
Abiertos al diálogo, supieron del rechazo que a un gran porcentaje de vecinos les produce la ocupación sistemática del espacio público por parte de propuestas comerciales, de la oposición de muchos habitantes de Malasaña a los distintos intentos de crear 'barrios marca' y se sentaron con nosotros para diseñar acciones lo menos intrusivas y molestas posibles para el vecindario, que generaran cero residuos y que fueran especialmente respetuosas con el muy sensible problema del exceso de ruido.
Contra el ruido, ingenio
Contra el ruido, ingenio
Uno de los obstáculos más complicados que debimos resolver bajo esas premisas de negociación fue la retransmisión en directo -a las 23 horas y en la plaza de San Ildefonso- del concierto que el grupo Lasers estaría dando en el Sónar de A Coruña. Para Eristoff era una actividad irrenunciable, con una hora fija inamovible. Para Somos Malasaña, algo no negociable que entraba en conflicto -pese a su corta duración- con el derecho al descanso de los vecinos, además de chocar con la reciente Ordenanza Municipal de Ruido con la que la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento se está mostrando inflexible a la hora de otorgar permisos extraordinarios para que a esas horas una actividad pueda sobrepasar los 69 decibelios de ruido permitidos.
Tras días de darle vueltas al asunto, encontramos la solución: emitiríamos la imagen del concierto sin sonido, mientras que éste lo haríamos llegar al público a través de radiofrecuencia, por lo que repartiríamos aparatos de radio y auriculares. Para conseguir nuestro propósito, alquilamos durante un par de horas la frecuencia de Radio Evolution (85.7 FM).
El sábado pasado, el invento funcionó.
En otro orden de cosas, esta semana se ha anunciado que parte del conflicto que se vive en el vecino barrio de Chueca, al hilo de las molestias que genera a los vecinos la tradicional celebración de las fiestas del Orgullo Gay, se ha resuelto con la misma ocurrencia que ideamos: conciertos silenciosos en la plaza de Chueca que sólo podrán oírse con auriculares, por internet o a través de una emisora de radio, Loca FM. Los organizadores de la celebración y el Ayuntamiento han aceptado esta salomónica decisión que permite a unos mantener como emplazamiento emblemático de la fiesta la plaza que da nombre al barrio y a otros respetar la ordenanza que ellos mismos deben hacer cumplir.
No sabemos con certeza si fue el concierto silencioso que organizamos lo que inspiró a organizadores y munícipes para resolver el conflicto de la plaza de Chueca pero, en cualquier caso, nos alegramos de tan feliz coincidencia.
Está claro que en el barrio de al lado el problema es mucho más profundo que el simple ruido que pueda generar un determinado concierto, tal y como apunta la principal asociación de vecinos de la zona, para la que las barras instaladas en las calles y la desmesurada acumulación de personas que genera el evento producirá tanto incontrolable ruido como en anteriores ocasiones y el mismo peligro de siempre de falta de movilidad. De cualquier manera, algo es algo y habrá que aplaudir cualquier movimiento, por pequeño que sea, que sirva para favorecer el derecho al descanso vecinal tantas veces pisoteado.
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