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Gómez de la Serna, un vecino de todo Madrid que creció en el barrio

Luis de la Cruz

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RAMÓN, pues así quiso que se le conociera Gómez de la Serna, es sin duda uno de los escritores madrileñistas que antes acuden a la cabeza al llamado de tal concepto. Curiosa circunstancia para tratarse de uno de los introductores de las vanguardias europeas en nuestro país, pero es que Ramón era así, lo mismo inventaba un género literario, que hacía de apóstol futurista o se entregaba a la renovación del costumbrismo madrileño.

Las andanzas y escritos de Gómez de la Serna sobre el barrio no son sin embargo tan conocidos. El pequeño Ramón, tras pasar sus primeros años de juegos entre la Plaza de Oriente y la calle Segovia, se muda con su familia a la Corredera Baja de San Pablo en 1896, acudiendo al Colegio del Niño Jesús de esta misma calle junto con su hermano. Allí, junto al recién estrenado Teatro Lara, vivió tres años.

Tras unos años de exilio familiar en Palencia por circunstancias de su padre (un funcionario liberal que pronto prosperaría en la carrera política), la familia regresa al barrio, al número 33-34 de la calle Fuencarral. Es en estos años cuando en el vecino instituto Cardenal Cisneros empiezan a aflorar sus inquietudes literarias. En 1903, al acabar el bachillerato, viaja por primera vez a París, y este primero de muchos viajes termina de cocinar sus preferencias por los nuevos mundos literarios que estaban naciendo en Europa.

A la vuelta de París Ramón se instala de nuevo en el barrio, esta vez en el número 9 de la calle de la Puebla (antiguo número 11). Allí funda la revista Prometeo, en cuyo primer número traduce el manifiesto e Marinetti y sobre todo, allí nace su mayor aportación: la Greguería. Según el propio autor:

“Greguería, algarabía, gritería confusa. (En los anteriores diccionarios significaba el griterío de los cerditos cuando van detrás de su mamá.)…

…La cosa sucedió en el piso primero derecha de la casa número 11 de la calle de la Puebla, en la villa y corte de Madrid. Era un día aplastado por una tormenta de verano. Tenía hinchada la frente. Me asomaba al balcón y volvía a meterme dentro y a sentarme“.

Pronto nuevos viajes, hogares y salones de tertulia le alejarían del barrio, hasta que en 1936 escapa de un Madrid en guerra hacia Buenos Aires, donde morirá en 1963, pero sin duda sus años en el barrio de Maravillas, entonces el barrio de la bohemia, ayudaron a conformar su personalidad.

Es seguro también, que en estas calles vivió experiencias que le marcaron con quien fuera su pareja durante veinte años, Carmen del Burgo “Columbine”, escritora pionera del periodismo y los derechos de la mujer que habitó intensamente el barrio, y con quien mantuvo un interminablemente sonado romance al margen de los usos matrimoniales.

Sólo dos años antes de morir, en Piso bajo, aún rememoraba las calles de Madrid, de la calle de la Palma, por ejemplo, dejó escrito entonces que :

“En la calle de la Palma se ocultaba Madrid como un Cristobal Colón que no quería que nadie le hiciese homenajes, ni le recordase sus descubrimientos…

… Allí no tenía mérito el crimen ni la riqueza, sino la conservación del modelo primitivo conservado en la escafandra del sombrero remetido o de los tres embozos de la capa“

Sin duda otra manera de describir Madrid.

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