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La victoria de Ayuso anticipa la batalla por el control del PP de Madrid

La secretaria general del PP de Madrid, Ana Camins; el líder del PP, Pablo Casado; la presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección por el PP, Isabel Díaz Ayuso; el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; el secretario general del PP, Teodoro García Egea; y el presidente del PP de Madrid, Pío García-Escudero, la noche del 4M.

Fátima Caballero / Sofía Pérez Mendoza

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La presidencia del PP de Madrid es un asunto que está en la lista de pendientes del líder nacional, Pablo Casado. Pese a que ha intentado retrasar lo máximo posible el congreso regional –se celebrará a finales de 2021 una vez concluyan en el resto de territorios–, los resultados del 4M han despertado de nuevo una batalla incómoda para el líder del PP que enfrenta a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, aupada por las urnas, y al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, su emisario tras ser elevado por a la portavocía nacional hace un año. 

Ayuso no se ha querido postular abiertamente pero se deja querer y todas las fuentes consultadas coinciden en afirmar que la presidenta madrileña dará el paso cuando el momento del congreso se acerque. El líder nacional del PP, sin embargo, evitaba ratificarla este lunes en una entrevista en El Confidencial y anticipaba una batalla de primarias entre la presidenta madrileña y el alcalde de la capital. Casado metía a Almeida en la ecuación pese a que él mismo ha insistido en que no está en sus planes liderar el partido “de momento” y defiende la vía de la tricefalia para que el poder no recaiga en ninguno de los dirigentes. 

“Cuando se convoque el congreso en Madrid, concurrirá quien quiera y decidirán los militantes, como pasó en mi caso, y aquí creo que hay dos instituciones muy pujantes, como son ayuntamiento y comunidad, con dos personas que se llevan muy bien y que han conseguido ilusionar al electorado e internamente a las bases”, aseguró Casado a la pregunta de si los resultados apabullantes de Ayuso el 4M daban vía libre para que la presidenta de Madrid se convierta en la nueva lideresa regional del partido. 

Las palabras de Casado no han agradado al entorno de la dirigente madrileña, que asegura que no se entendería que Ayuso no fuera la nueva presidenta del PP de Madrid tras el resultado de las urnas. “Después de la victoria es absolutamente legítimo que quiera presentarse y tiene además todo el sentido”, dice un dirigente de la formación. 

“Isabel [Díaz Ayuso] será lo que quiera ser, y sería muy complicado de explicar que no se la apoyase tras unos resultados en las elecciones que han trascendido a Madrid, porque ella ha sido la que ha generado la ilusión y la que ha permitido que el PP vuelva a ser un partido mayoritariamente votado”, dice otro dirigente de peso de la formación madrileña que se encuentra totalmente alineado con la presidenta.

El entorno de Almeida asume a su pesar que los buenos resultados electorales son un espaldarazo para la presidenta regional —“parece que si ella quiere, estará”— y quita peso a la nueva ficha movida por Casado para equiparar al portavoz con Ayuso. “No piensa presentarse, de momento”, dicen fuentes cercanas al alcalde que dejan la puerta abierta a que las cosas cambien en los meses que quedan hasta el congreso.

Almeida fue el primer dirigente –una vez convertido en portavoz– en moverse para evitar que Ayuso tomara el control del partido. En Génova esa posibilidad ya despertaba recelos en el otoño del año pasado. Pese a que Casado y la presidenta regional mantienen una relación fruto de muchos años compartidos en Nuevas Generaciones, el dirigente nacional deja un reguero de equilibrismos imposibles para respaldar a la dirigente y a la vez evitar dejarse arrastrar por sus polémicas.

La tesis del portavoz nacional del partido es que el PP de Madrid debe estar capitaneado por un dirigente que no esté gobernando y pueda dedicarse en exclusiva a las cuestiones internas. Una máxima que contradice al propio Almeida con los dos cargos a la vez: el institucional y el orgánico. “Es indudable que la tricefalia actual, aunque sea con una gestora, ha funcionado bien. Ahí están los resultados electorales”, añaden fuentes cercanas al alcalde. El PP de Madrid funciona con un equipo provisional desde la traumática dimisión de la expresidenta Cristina Cifuentes por el caso Máster. El nombre de Ana Camins, actual secretaria general de la formación, lleva tiempo sonando en las quinielas. 

García Egea y Ayuso, una relación imposible

En el entorno de la presidenta aseguran que la relación de Ayuso con Casado es “muy buena” pese a las palabras del líder nacional del partido y apuntan a su número dos, Teodoro García Egea, con quien la dirigente madrileña no habla desde hace meses. “Si tiene que comunicarse con alguien de Génova lo hace directamente con Casado”, dice una persona cercana a Ayuso que confirma que la comunicación entre la dirigente madrileña y el secretario general del partido es inexistente. 

Una de las polémicas durante la campaña se produjo durante la configuración de las listas cuando Egea impuso a Ayuso la presencia de Toni Cantó en el número cinco de la candidatura en contra del criterio de la presidenta –el exdirigente de Ciudadanos finalmente no pudo estar por no haberse empadronado en tiempo y forma según determinó la Justicia–. Después de aquel episodio, Génova se replegó y permitió a Ayuso realizar una campaña personalista sin apenas injerencias de la nacional, algo que en el entorno de la presidenta agradecieron porque si no las polémicas se habrían sucedido. “Fue un detalle porque a Isabel no le gusta que la tutelen y lo habría hecho saber”, añaden. 

En este afán por controlarlo todo sin intromisiones de la dirección nacional estaría la intención de Ayuso de liderar el partido regional. “La primera campaña y la composición del gobierno después estuvo dirigida por Génova, pero ahora que ha demostrado que ella se las ingenia sola y que tiene mucho apoyo es ella la que quiere tener el control”, asegura un dirigente de la formación.

En Génova, sin embargo, quieren evitar que Ayuso se haga con el liderazgo del partido regional. La postura parece no haber cambiado tras el 4M. En el imaginario están épocas pasadas en las que el poder regional concentrado en la presidencia del partido y de la Comunidad acabó generando un dolor de cabeza para el líder nacional. Pasó con Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy y algunos ven en Ayuso un camino similar, sobre todo teniendo en cuenta a la persona que la asesora: el todopoderoso jefe de gabinete de la presidenta, Miguel Ángel Rodríguez

Muchos dirigentes consideran que los planes de Rodríguez para Ayuso son mucho más ambiciosos y trascienden al partido regional. “No creo que ella esté ahora en eso, pero no me extrañaría que desde su entorno más cercano la animen y acabe pasando”, dice un dirigente del PP sobre si Ayuso podría querer disputarle a Casado la dirección nacional del partido en el futuro. 

La cúpula del PP ha tratado de evitar que trasluzcan las evidentes discrepancias entre Ayuso y Almeida. En diciembre de 2020, la primera vez que Casado rehuyó de apoyar a la presidenta regional como futura líder del partido en Madrid, los dos dirigentes se hicieron una foto comiendo juntos como muestra de su “buena sintonía”. Eso dijo la nota que envío el Partido Popular a la prensa para despejar cualquier sospecha de enfrentamiento. 

La escenificación de la relación cercana continuó después. El primer edil se refirió habitualmente a Ayuso como su “partner” y como “Isa” en la campaña electoral y ambos se abrazaron y levantaron juntos la mano en señal de victoria en el balcón de Génova 13 la noche del 4M con una multitud de simpatizantes en la calle. Pero precisamente los resultados de estas elecciones han vuelto a destapar el elefante en la habitación para Casado: en manos de quién dejar la influyente presidencia del PP de Madrid.

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