Sudor y sangre nos ha costado encontrarla, pero ya la tenemos. Al fin apareció la caja “b” en uno de los despachos del tercer piso de la sede pepera de la calle Génova de Madrid. Estaba debajo de unas baldosas, en un falso suelo, oculta también por una alfombra persa, o china, no sé bien… Tuvimos que contratar a un zahorí y entrar el domingo, con alevosía y nocturnidad, disfrazados de “seguratas” y conchabados con dos administrativos de las oficinas del PP.
Esta caja “b” de la sede central del PP es, también, la suma del cúmulo de cajas “b” que manejaban durante las elecciones en sus distintas sedes en provincias y regiones españolas. Esto es exactamente lo que ha confesado el ex secretario tesorero del PP, Luis Bárcenas, al juez Ruz. Sostiene lo mismo que afirma la Policía judicial sobre las arcas del partido. Ya se sabe: “año de elecciones, año de bienes”; el caudal de la caja “b” del Partido Popular crecía con comicios a la vista. La gente es muy espléndida –sobre todo las empresas y bancos- al llegar las votaciones electorales, claro, para luego cobrar en “especies”.
Los papeles de Bárcenas ya no son “la sombra de la sombra de un indicio manipulado”, como los calificó hace un año, Mariano Rajoy, en una rueda de prensa fantasmagórica, parapetado tras un plasma lejano (pagado con dinero en negro). La realidad es que existió una caja “b” durante 20 años en las sede del PP, que contenía las innumerables contabilidades en negro que el PP utilizaba para sobresueldos, prebendas, pagos en negro sin documentar…) ¡Un partido político que nunca ha sido corrupto, según ha afirmado rotunda y descaradamente su presidente Rajoy!
Pero, más allá del testimonio de ex secretario tesorero, los informes policiales y las pruebas documentales han avalado la veracidad de su contabilidad manuscrita. Los papeles son lo que parecen, y el proceso judicial ya no discute su legitimidad, sino la responsabilidad penal de los que en ellos aparece. La anotaciones, unas a bolígrafo y otras a lápiz son auténticas. Y entre los cientos citados aparecen Aznar, Cascos, el propio Rajoy y Cospedal.
(Noche de autos, recuperación caja “b”)
-¿Y cómo sacamos la caja “b” para llevarla ante el juez Ruz y no levantar sospechas en los verdaderos guardias de seguridad de la sede de Génova? Tenemos fotos capturadas con la cámara de nuestro iPhone, y la caja “b”, como era de suponer, además de ser de color negro, es más bien un gran cajón, por la multitud de papeles, anotaciones, facturas y recibos que contiene.
Según informes de la UDEF (Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal) algunas de las empresas que figuran como donantes en los papeles de Bárcenas recibían hasta un 80% de sus contratos públicos de administraciones gobernadas por el PP. Esto ya lo sospechábamos todos, pero ahora sí que se ven vínculos directos entre la caja negra “b” pepera, la Gurtell, Bárcenas, empresarios de la construcción y cargos electos del PP.
(Al mediodía del día siguiente de autos).
-Tenemos un importante problema porque alguien ha visto pintura desconchada en el techo del negociado del segundo piso, debajo de donde encontramos la caja “b”. Y creo que ha ido con el recado a Mariano y a la vice Sáenz de Santamaría.
-¡Que no se entere Cospedal, Dios mío, que es capaz de quemar la sede con tal de que no entreguemos al juez Ruz la verdadera caja “b”!
(Día siguiente de la recuperación de la caja, noche cerrada).
-Hay otro inconveniente más grave aún: cuando el carpintero del PP ha abierto la caja/cajón delante de Rajoy, Soraya y Charlie Floriano, no había nada: ni papeles, ni registros, ni facturas, ni nada de nada; vacío total…
-Eso es que se han enterado Aznar, Acebes, Cascos y Arenas, y lo mismo que nosotros, disfrazados de “seguratas” han expoliado la memoria histórica pepera de su contabilidad en negro de los últimos 20 años. Han enviado a su red de espías, caza fantasmas y correveidiles, adiestrados por ex agentes de la CIA, del ex presidente Bush. Con toda certeza el PP envió a los “mismos expertos lacayos faeseros” que completaron el despachurramiento de los discos duros de los ordenadores de marras.
-Pues, Jefe, eso sí que es un verdadero contratiempo, -dijo mi ayudante-. Los informes policiales ponen de relieve que ni Rajoy en las Cortes, ni la “Cospe” en sede judicial dos veces, dijeron la verdad; o sea, en román paladino, mintieron como bellacos.
-Sí, le contesté con sorna. Los dos metieron la pata hasta el corvejón. Luis Bárcenas estuvo trabajando como tesorero del PP más allá de junio 2009, como decían ambos. Las actas notariales sobre sus tomas de posesión y de cese, enviadas por el partido al juzgado por exigencia del juez Ruz, les desmienten: Bárcenas tuvo poderes en el partido hasta abril 2010. Y siguió cobrando diversas cantidades por mensualidades, gracias al famoso finiquito en diferido de la “Cospe”, hasta diciembre 2012; además de fomentar sus visitas y actividades, según me han contado varios empleados de la sede pepera.
–Que a Bárcenas, a la Cospe y a Rajoy, les apliquen el suero de la verdad, o el neurológico “test de la verdad”, que les hará cantar de todo, hasta la traviata; o ese nuevo método, el “sociograph”, medidor de emociones muy parecido al detector de mentiras.
Las certezas de que el partido de Rajoy basó durante al menos 15 años (1990-2008) una parte de su financiaciónen una contabilidad “b”, ilegal, nutrida de aportaciones que se escapaban al control del Tribunal de Cuentas, son la base del caso Bárcenas. Pero, últimamente, las pesquisas se dirigen casi en exclusiva a si el ex tesorero pudo amasar su fortuna en Suiza aprovechándose del partido. Sin embargo, Bárcenas maneja ahora una espectacular e inverosímil coartada de maletines en Ginebra que pretende exculpar al PP y a él, como si estuvieran pactando una estrategia común. El entonces tesorero asegura que desconocidos extranjeros le entregaron en diversas ocasiones hasta cinco millones de euros en varios maletines en la cafetería del lujoso Hotel du Rhöne de la capital suiza. “¿Espera usted a Luis Bárcenas?”, les preguntaba para identificarse.
Pero lo que no le exonera ni a él ni al Partido Popular es el informe policial de la UDEF que revela que el arquitecto que reformó la sede de la gaviota azul falsificó facturas para ocultar pagos en negro. Gonzalo Urquijo, el arquitecto, creó las facturas en julio de 2013 con fecha de enero de 2008. Perseguía “cubrir y justificar” el cobro de 195.000 euros que Bárcenas había apuntado en los papeles sobre la contabilidad “b” del partido. Todas las empresas constructoras que aparecen mencionadas en esa contabilidad habrían entregado fondos opacos en coincidencia con las campañas electorales y, en ocasiones, el mismo día de las votaciones.
Estamos en una cafetería cercana a la sede del Partido Popular de Génova 13. Suena mi teléfono. El número privado, oculto, es del móvil de un gobernante emiratíe, que aparece así para escapar de los rastreos incómodos de la policía y de la inteligencia militar. Me pregunta e insiste que si en esa caja “b” que hemos “pillado” se reflejará lo “nuestro”. Dice el multimillonario visir mahometano: “aquellos negocietes del año 2003, durante la guerra de Irak, cuando viajó aquí la aristócrata alemana Corinna, amiga del monarca cristiano Juan, el hijo del Borbón, para gestionar unos fondos hispano-saudí”.
-Jefe, sí que ahora tenemos un “pobrema” -contesta abrumado mi ayudante-. Se está armando un pifostio descomunal; tenemos que abandonar rápidamente el país.
Antes de “tomar las de Villadiego” para Suiza o para los Emiratos Árabes, observamos que salía de la sede del PP un personaje embozado y que subía a un coche oficial.
-Dónde vamos, señor?
-A Soto del Real. Deprisa.
