Un paseo por el futuro eléctrico y autónomo del automóvil
En los salones del automóvil de los últimos años resulta casi imposible encontrar un nuevo modelo que no cuente con algún tipo de electrificación, y son cada vez más también los que exploran las posibilidades de la conducción –¿deberíamos llamarlo, tal vez, tripulación?– autónoma. Está claro, para la industria, que el futuro será eléctrico y sin conductor, aunque esto último tardará más en materializarse y puede que no sea 100% como se vaticina.
De lo visto en los motorshows de 2018, Volvo es la marca que ha ido más lejos en sus propuestas para ese vehículo 100% autónomo al que parece que nos dirigimos. Su concept car eléctrico 360c ofrece diversas configuraciones según el estado de ánimo y las necesidades del usuario; de ahí que su interior pueda habilitarse como lugar de trabajo, como salón y hasta como dormitorio donde descansar toda la noche y llegar fresco como una rosa por la mañana a una reunión de negocios.
Ya hemos hablado en esta misma web de cómo interpreta Renault lo que será conducir en el futuro. Su prototipo EZ-Ultimo es un imponente salón rodante de 5,8 metros de longitud en cuyo interior, asimétrico y con espacio para tres personas, encontramos asientos revestidos de cuero, suelo de madera de nogal americano e incluso una mesita de mármol para trabajar.
Volkswagen ha desvelado el último miembro de su familia eléctrica I.D., el Vizzion, un lujoso vehículo previsto para 2022 que se erige en heredero del extinto buque insignia de la marca alemana, el Phaeton, y dispone de conducción autónoma de nivel 4 y de un despliegue de tecnología que incluye realidad aumentada, tableros virtuales, controles por gestos y diversas soluciones de inteligencia artificial. En cuestión de autonomía eléctrica, llegaría a los 665 kilómetros.
Coincidiendo, aunque con matices, en el tipo de tecnología que gobernará los vehículos del futuro, las marcas disponen de amplio margen para imaginar cómo serán esos coches por fuera y por dentro. Peugeot, por ejemplo, ha apostado por un diseño retro y pasional en su E-Legend, un prototipo de 462 caballos de potencia eléctrica que ha generado un aluvión de peticiones para que llegue a la producción en serie.
Otra de las firmas del Grupo PSA, DS, hace la lectura contraria (es decir, futurista) por medio del X E-Tense, otro concept asimétrico que alberga dos almas contrapuestas: por el lado derecho se accede a un edén de confort donde cabe desentenderse de todo pues el vehículo funciona en modo 100% autónomo; si se entra por el izquierdo, hay que ponerse casco porque uno se encuentra a los mandos de un auténtico coche de carreras. No en balde el angelito eléctrico rinde 540 CV en uso normal y nada menos que 1.360 en modo circuito.
Las marcas de lujo se han descolgado el curso pasado con auténticas bellezas que aúnan tecnología y el máximo lujo. Aston Martin ha presentado el Lagonda Vision Concept, en el que el volante puede moverse de izquierda a derecha a voluntad, y también retirarse para que conductor y acompañante giren 180º y puedan charlar con los pasajeros del asiento trasero. Base de una generación de coches de lujo 100% eléctricos, este superdeportivo albergaría baterías en estado sólido con las que cubrir 640 km entre cargas.
La criatura más espectacular que ha dado a conocer Mercedes es el EQ Silver Arrow, donde se dan cita nada menos que 750 caballos eléctricos y el tributo al famoso monoplaza W125, poseedor durante 80 años –hasta 2017– del récord de velocidad en carretera, casi 433 km/h, en las manos prodigiosas del piloto alemán Rudolf Caracciola.
No podemos terminar sin referirnos al Pop.Up, el taxi volador que Audi ha desarrollado junto a Airbus e Italdesign Giugiaro. El primer prototipo funcional de esta cápsula que bien se acopla a una base rodante para el transporte terrestre, bien a unas hélices si se trata de volar, ha desfilado el pasado noviembre en la Drone Week de Amsterdam.