El ‘sorpasso’ del coche eléctrico al de combustión no llegará hasta 2037
La avalancha constante de información sobre el vehículo eléctrico puede transmitir la sensación irreal de que nos encontramos ante un fenómeno consolidado, a falta tan solo de ligeras modificaciones y mejoras para imponerse para siempre al caduco coche de combustión interna. Lo cierto es que, siendo imparable la tendencia hacia esa meta final, el proceso va a resultar lento, o al menos no tan fulgurante como tendemos a pensar.
La firma estadounidense Bloomberg, muy activa en la realización de estudios sobre esta cuestión, le ha puesto fecha precisa al sorpasso del coche eléctrico al de motor térmico: 2037. En ese año las ventas mundiales de vehículos de baterías serán superiores por primera vez a las de modelos convencionales, y en 2040 supondrán el 30% del parque automovilístico global.
La progresión prevista sería de 10 millones de entregas en 2025, 28 millones en 2030 y 56 millones en 2040, momento en que habrá unos 559 millones de coches de cero emisiones circulando por el planeta. El informe de Bloomberg tiene en cuenta no solo las ventas de eléctricos nuevos, sino también la progresiva retirada de coches de combustión antiguos, a los que reemplazarán modelos de baterías.
La bajada del precio de estas será crucial en el cambio de paradigma. Según diversos analistas estadounidenses, la batería suponía alrededor del 57% del coste total de un coche eléctrico, una cifra que bajó al 33% el año pasado y que podría situarse en el 20% a la altura de 2025. Esta tendencia tendrá que traducirse necesariamente en una reducción del precio final al que el vehículo sale a la venta.
Como acaba de subrayar en una entrevista a Automotive News Reinhard Fischer, vicepresidente junior del Grupo Volkswagen y responsable de la estrategia del consorcio alemán en Norteamérica, el punto de inflexión en favor del vehículo eléctrico no lo marcará otro hecho más que la paridad de precios con los modelos de combustión interna. “Esto permitirá que los coches eléctricos sean adquiridos por todo tipo de clientes -ha manifestado–, y no solo por los early adopters”, esa clase de comprador deseoso de probar lo último en tecnología nada más salir al mercado.
Si se trata de números, continúa Fischer, la batalla de los modelos de baterías está ganada de antemano en lo que se refiere a reparaciones y mantenimiento: “Cuando te pones a hacer cálculos con papel y bolígrafo, descubres que los costes del vehículo eléctrico se reducen a la mitad”.
Según Bloomberg, la paridad de precios de que habla el responsable de Volkswagen está muy cerca. Si hace un par de años consideraba en un estudio que se produciría en 2026, otro posterior la acercaba a 2024 y ahora se estima que llegará en fecha tan temprana como 2022. Y “en igualdad de condiciones”, concluye la compañía estadounidense, la decisión de adquirir un coche eléctrico pasará de ser una cuestión de coste a una cuestión “de gusto, estilo o preferencia”.
Bloomberg ve claro también sobre qué montura tendrá lugar la anunciada generalización de la tecnología eléctrica. Considerando que en 2017 los SUV acapararon el 42% de las ventas en Estados Unidos y el 37% en China, uno de sus últimos informes asegura que este tipo de carrocerías sobreelevadas seguirá arrasando en todo el mundo, si bien podrían ser modelos como el Jaguar I-Pace, más alto que un turismo pero menos que un todocamino, los que acabaran imponiéndose.
A nadie se le escapa que, para que todas estas previsiones lleguen a concretarse, serán necesarias también mejoras en la infraestructura de carga y en las prestaciones de las baterías, que tendrán que ofrecer mayores autonomías y precisar de tiempos de recarga más cortos. Lo que sin duda impulsará al vehículo eléctrico serán las previsibles restricciones al tráfico en ciudades no ya de Europa, donde están a la orden del día, sino también de China y otros países asiáticos con pésima calidad del aire.