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Prueba del Mercedes CLA 250 e: eficiencia con estilo

Mercedes CLA 250 e.

Pedro Urteaga.

Si algo hay que concederle a la marca alemana Mercedes-Benz es que ha extendido la tecnología híbrida enchufable a un sinfín de carrocerías distintas, diversificación que no está al alcance de todos los fabricantes. Una de las últimas en recibir este sistema de impulsión ha sido su gama compacta, compuesta por las Clases B y A, esta última en sus tres variantes: berlina, todocamino (GLA) y sedán deportiva (CLA).

No cabe duda de que esta última es la más glamurosa por mor de sus formas musculosas y la caída pronunciada del techo propia de los cupés. En este caso, pues, se combinan la eficiencia y bajas emisiones de un vehículo híbrido enchufable, merecedor de largo de la etiqueta ambiental Cero gracias a sus casi 70 kilómetros de autonomía eléctrica (la DGT exige 40), con el estilo de un modelo deportivo y disponible en colores tan vistosos como el amarillo de la unidad que hemos podido conducir en los últimos días.

El CLA 250 e incorpora un motor de gasolina 1.3 de 160 CV y otro eléctrico de 102, integrado en la carcasa de la transmisión automática de ocho velocidades 8G-DCT, que desarrollan conjuntamente 218 CV. La batería de 15,6 kWh le concede una autonomía en modo eléctrico de 69 kilómetros, según el ciclo de pruebas WLTP, con los que casi cualquier usuario podría cubrir todos sus desplazamientos cotidianos sin hacer uso del motor de combustión.

Como siempre recordamos, para eso será necesario recargar el coche cada día porque, de lo contrario, estaremos utilizando un coche de gasolina al uso, pero más pesado (casi 1.800 kilos con el conductor a bordo) debido a las baterías, y por lo tanto consumiendo y contaminando más. Un CLA 200 de gasolina, que tiene parecida potencia (163 CV) que el CLA 250 e con la batería vacía, homologa 137 gramos de CO2 por kilómetro y 6 litros/100 km, por los 23 g/km y 1 litro/100 km del híbrido enchufable mientras la batería no se agota.

El CLA 250 e se puede recargar en corriente alterna hasta 7,4 kW de potencia, con la que pasa del 10 al 100% de capacidad en 1 hora y 45 minutos, y en corriente continua hasta 24 kW, que en 25 minutos permite pasar del 10 al 80%.

Alcance eléctrico real: 60 kilómetros

Por defecto, el coche se pone en marcha en modo eléctrico, con el que en principio se deberían realizar todos los trayectos habituales pues no muchos conductores recorren cada día más de 50 kilómetros, ni siquiera en las grandes ciudades. En un uso real y razonable, este que nos ocupa tiene un alcance eléctrico de unos 60 kilómetros.

En carretera podemos recurrir a los otros tres modos de conducción del Dynamic Select: Comfort, para llevar un ritmo tranquilo y disfrutar de la máxima comodidad; Sport cuando se trata de exprimir el mucho jugo a nuestra disposición en lo que a prestaciones se refiere, e Individual, configurado a su gusto por el usuario. En este terreno, una vez terminada la energía de las baterías, hemos obtenido en nuestra prueba un consumo de 6,2 litros/100 km.

Esta versión del CLA, equipada con neumáticos 225/45 montados sobre llantas de 18 pulgadas, ofrece un comportamiento muy dinámico, con mínimo balanceo de la carrocería, respuesta inmediata a las instrucciones dadas por el conductor por medio del volante y rápidos cambios de dirección. Y todo ello sin pagar el peaje de una suspensión excesivamente firme de esas que pueden acabar torturando la espalda.

Así pues, nos hallamos ante un modelo que conjuga con naturalidad el uso eficiente y racional en ciudad con la posibilidad de disfrutarlo a fondo en un tramo de curvas y, por supuesto, de viajar con todo el confort deseable en compañía de la familia o amigos llegado el caso.

A este respecto hay que señalar que se trata de un coche no excesivamente amplio en las plazas traseras, cuyo punto más negativo es una escasa altura libre que impide sentarse con el torso erguido a las personas de 1,70 de estatura para arriba. Además, el asiento central es más duro que el resto, ya que aloja el reposabrazos para los pasajeros, y ofrece menos espacio para las piernas de su ocupante por la presencia del módulo donde se emplazan las salidas de aire y las tomas USB (tipo C) posteriores.

Si estas son pegas debidas al diseño de estilo cupé, el maletero se ve considerablemente penalizado por una razón diferente, la ubicación de las baterías del sistema híbrido bajo las plazas traseras. De los 460 litros de capacidad que tienen el resto de las versiones del CLA se pasa aquí a 390 litros que, con todo, resultan bastante aprovechables para lo que es frecuente en cualquier sedán, donde lo crítico es siempre la estrechez -mayor o menor- de la boca de carga y la poca altura disponible para los bultos.

Por último, conviene tener en cuenta que, precisamente por la presencia de las baterías de alto voltaje, el depósito de gasolina se ha situado entre las ruedas del eje trasero y ha debido reducirse a solo 35 litros. La consecuencia de esta pérdida de capacidad arquitectura es que la autonomía total (sumadas la de la batería y la del tanque de carburante) del CLA 250 e no supera generalmente los 400 kilómetros, lo que puede suponer una molestia en viajes de larga distancia.

Este estiloso híbrido enchufable está a la venta desde 44.850 euros, por lo que puede optar a las ayudas del Plan Moves II, que excluye a los modelos con precio antes de impuestos superior a 45.000 euros. Dado que cuesta 2.345 euros más que el CLA de combustión equivalente, el de motor diésel de 190 caballos y cambio automático, es posible amortizar la inversión extra en un plazo razonable gracias a que (de momento) el precio de la electricidad es mucho más bajo que el de los combustibles.

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