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Nissan Qashqai: en qué es mejor y peor que su competencia

Nissan Qashqai.

Pedro Umbert

Aunque siempre caben los matices y los pareceres distintos, el Nissan Qashqai puede presumir con todo el derecho de haber descubierto el filón de los vehículos todocamino que hoy arrasan. Presentado oficialmente en el Salón de París de 2006, se convirtió rápidamente en una especie de ‘patrón oro’ con el que, a partir de entonces y hasta hoy, se debe comparar cualquier nuevo modelo que recala en el mercado.

Tal fue el éxito del Qashqai que, poco después de su lanzamiento, era común la broma de referirse a él como el coche del año… de espera, puesto que la planta británica de Sunderland, donde se fabricaba y se fabrica (además de en Kyushu, Japón), no daba abasto para hacer frente a la demanda. Sea como fuere, Nissan, que pasaba por dificultades económicas en aquellos tiempos, dio en la diana con su modelo e inauguró la moda de los llamados SUV.

¿Cuáles son sus mayores atractivos?

La pregunta parece obligada: ¿es tan bueno el Qashqai? Si hubiera que responder con brevedad, podría decirse que su gran mérito inicial fue modificar ligeramente la fórmula de un compacto tradicional para ofrecer algo con look aventurero y una posición de conducción más elevada, aspecto cada vez más valorado por los conductores. Más allá de eso, el secreto de su gran acogida puede radicar en el gran equilibrio del conjunto, sin que sobresalga por nada especialmente positivo ni negativo.

Con su reciente actualización, el Qashqai suma a su atractivo y moderno diseño una extensa dotación en elementos de seguridad, conectividad y tecnología en general. Tiene un tamaño ideal, ni pequeño ni demasiado grande, sus precios son igualmente ponderados y ofrece una gama de motores variada, de la alianza Renault-Nissan.

Sus principales debilidades

Entre sus aspectos menos destacados cabe mencionar un tacto de conducción que no enamora y un maletero (de 430 litros) más pequeño que el de la mayoría de sus competidores. El número de éstos es enorme actualmente, por culpa precisamente del Qashqai –como hemos visto–, y cada uno de ellos lucha como puede contra el que sigue siendo líder de ventas de los SUV.

Le sigue en el ranking, entre los modelos de su tamaño, el Peugeot 3008, que ha pegado muy fuerte en los últimos tiempos gracias a su combinación de estética vanguardista y original, comportamiento muy dinámico y calidad de materiales y de fabricación. A bastante distancia se sitúa el Volkswagen Tiguan, que a pesar de su precio más elevado y equipamiento de serie más parco, convence con su gama de motores, dinamismo en carretera y factura general del coche.

La alternativa más asequible, dentro de mismo Grupo Volkswagen, la encontramos en otro modelo de gran aceptación, el Seat Ateca, cuyo rasgo principal es tal vez el mismo equilibrio que define al Qashqai. Otro tanto se puede afirmar de otros dos gemelos, el Hyundai Tucson y el Kia Sportage, que llevan tiempo consolidados en el top ten de los todocamino más demandados.

Para quienes valoren especialmente el tacto de conducción y estén dispuestos a desembolsar más dinero, las alternativas al Qashqai son el BMW X1 y, en un nivel más asequible, el Mazda CX-5 y, aún más ajustado, el Ford Kuga. Si se busca versatilidad, una buena opción es el Honda CR-V. Por precio, resultan interesantes el Mitsubishi ASX, el Suzuki SX4 S-Cross y los SsangYong Korando y XLV.

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