Las ventas de coches eléctricos no bastarán para cumplir los límites de emisiones en 2020
Los fabricantes de automóviles están ya casi en capilla para un año que se anuncia determinante para su futuro, 2020. Para evitar multas millonarias de la UE, deberán cumplir el límite de 95 gramos por kilómetro de CO2 como promedio, una cifra que ahora mismo solo conseguirían Tesla, que solo vende vehículos eléctricos, y Smart, que hace lo propio al haber dejado de comercializar modelos de combustión interna, y a la que, entre las demás marcas, solo se acercaría Toyota, que cerró 2018 con una media de 99 g/km, según datos de la compañía de análisis de mercado Jato.
Como ya hemos explicado en este mismo canal (lee el artículo aquí), la nueva regulación europea trae de cabeza a las compañías de coches y les obliga a vender todos los modelos eléctricos que puedan a partir del 1 de enero de 2020. Kia, por ejemplo, ha retrasado hasta esa fecha todos sus pedidos de eléctricos e híbridos enchufables, de modo que todos ellos cuenten como entregas del año próximo. Recordemos que, en el periodo inicial de implantación de la norma comunitaria, este tipo de vehículos computará el doble en el balance de CO2 de las marcas.
Algunas de ellas, como la mencionada Smart, ha decidido hace tiempo replantear radicalmente su gama y ofrecer únicamente coches eléctricos. Pero para otras con catálogos mucho más extensos, esta opción es inviable, con lo que han de recurrir a soluciones de otro tipo. Contra todo pronóstico a la vista de lo ocurrido en los últimos años, los vehículos diésel podrían en buena medida sacarles las castañas del fuego después de haberse vendido, primero, como la panacea universal y demonizado más tarde, sobre todo tras el escándalo de las emisiones en 2015.
La patronal española de los concesionarios, Faconauto, es una de las entidades que está más convencida de que esto es lo que va a ocurrir en 2020. Según sus cálculos, las matriculaciones de modelos de gasoil, que emiten aproximadamente un 20% menos de CO2 que sus equivalentes de gasolina –sobre todo los de última generación–, tendrán que incrementarse alrededor del 20% si se pretende cumplir los objetivos de la UE. Ni siquiera así la mayoría de los fabricantes logrará acercarse a ellos, afirma el organismo, pues deberían multiplicar por tres sus ventas de eléctricos el año próximo.
Hasta el mes de septiembre, las ventas de diésel han caído en España un 32% y la cuota de este tipo de vehículos sobre el total del parque se ha situado en el 27%, señala Faconauto. Este retroceso ha supuesto más coches de gasolina en circulación, lo que, combinado con la moda de los SUV, ha hecho crecer la media de emisiones de los automóviles vendidos en nuestro país un 1,5% respecto al mismo periodo de 2018.
El presidente de la patronal, Gerardo Pérez, ha declarado que “los ambiciosos límites establecidos por la UE son un intento de acelerar la llegada de una movilidad descarbonizada, objetivo que compartimos en el fondo, pero no en la forma”. A su modo de ver, “nos falla el calendario, porque, para cumplirlos, hoy en día el vehículo eléctrico por sí mismo no es la solución, ya que no está suficientemente extendido, lo que nos llevará tener que apostar de nuevo por el diésel de última generación. El resultado es la confusión de los compradores y el retraimiento del mercado”.
Desde Faconauto señalan, además, que los fabricantes están trasladando el tizón de las emisiones a las manos de los concesionarios, al vincular sus objetivos comerciales al cumplimiento de los objetivos requeridos por la Unión Europea. “Los concesionarios estamos colaborando con las marcas para ver cómo podemos alcanzar un mix de matriculaciones que nos permita dar respuesta a las exigencias medioambientales que nos llegan de Europa”, explica Gerardo Pérez. “Sin embargo, algunos fabricantes están trasladando el problema a los concesionarios imponiendo sanciones si no cumplen con ese mix. Nos parece una gran injusticia y pedimos que, por lo menos, se negocien esos objetivos”.