En las últimas semanas, el deporte de la Región de Murcia sonríe gracias al baloncesto femenino. Éste es el primer curso en el que un equipo de esta tierra, el Hozono Global Jairis, está en la máxima categoría española y eso trae de la mano que por fin podemos ver por aquí –en el pabellón Fausto Vicent de Alcantarilla- a la mayoría de las mejores jugadoras de nuestro país y a otras grandes estrellas extranjeras. De hecho, hace dos semanas el conjunto murciano recibía la visita del Perfumerías Avenida, el club más laureado de nuestro país y que ha terminado subcampeón y tercero en las últimas dos ediciones de la Euroliga (la máxima competición europea) y las gradas se llenaron. Había muchísima ilusión por ver a jugadoras de la selección española, hacerse fotos con ellas y que nos firmaran autógrafos (porque por norma general, son todas muy accesibles y siempre pasan bastante tiempo con los aficionados, sobre todo con los más pequeños). Es importantísimo crear referentes, femeninos en este caso, que llevan –algunas- 20 años en la élite, que siguen trabajando y comprometiéndose con un equipo o que son jóvenes talentos que tienen una proyección muy grande.
Casualidades del calendario, tras la visita de Avenida tocó la del Spar Uni Girona, otro de los equipos candidatos a pelear por todos los títulos posibles. Llegó a Alcantarilla con su último fichaje, Brittney Sykes, una de las mejores jugadoras en defensa de la WNBA (la mejor liga del mundo). No pudo jugar porque la documentación no llegó a tiempo, pero toda la grada joven situada detrás del banquillo del conjunto catalán pudo ver a la americana doblar las camisetas de sus compañeras, prepararles las toallas para el sudor y cada uno de los botellines de agua. Son detalles, valores que nos enseñan que por muy estrella que seas, lo importante es el grupo y el equipo. No siempre sucede esto en el deporte profesional. Otra de las jugadoras de Girona, la lituana Giedre Labuckiene, fue madre, paró su carrera y después ha vuelto al más alto nivel. Esto también es muy duro y complicado.
Estamos acostumbrados a ver en los medios de comunicación o en las redes sociales a deportistas hombres que sí posan con sus hijos o hablan de ellos, pero no tanto a mujeres. Porque muchas esperan a terminar su trayectoria deportiva para formar una familia. Todavía siguen existiendo en muchos contratos las clausulas “antiembarazo”, que tan normales se han visto hasta hace poco tiempo. Cada cuerpo es diferente y hoy en día hay más conocimiento y más preparación durante el proceso de gestación pensando en la recuperación postparto, pero si una deportista de élite decide ser madre, prácticamente deja de competir al más alto nivel durante un año. Cuestión aparte es después el tema de la lactancia, teniendo en cuenta los viajes y los horarios de los partidos.
Ejemplo de resilencia
La gran sonrisa del fin de semana deportivo en la Región, sin lugar a dudas, la ha protagonizado Laura Gil. La murciana volvía a las pistas 10 meses después (desde febrero estaba fuera) de sufrir una grave lesión en la que se rompió el Talón de Aquiles y apenas podía ni siquiera andar. En todo este tiempo ha estado sin contrato, rehabilitándose y entrenando por su cuenta en su ciudad natal. Porque como en casa, en ningún sitio. Cuando empezó a acercarse el momento de regresar, recibió varias ofertas de clubes españoles para intentar ficharla, pero finalmente ella se decantó por el Landes, de la liga francesa. Allí saltó a la pista el pasado domingo y en su primer partido tras la lesión firmó 6 puntos, tres rebotes y dos asistencias en 12 minutos. Ha vuelto y volver es ganar porque las lesiones no sólo son físicas, también son anímicas.
Laura Gil es una de las mejores deportistas de la historia de la Región de Murcia (la mejor, en categoría femenina). Tiene 30 años y lo ha ganado absolutamente todo en su carrera, tanto a nivel de clubes como con la selección española, con la que ha subido al podio y se ha colgado medallas en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos. Su palmarés, tanto en categorías inferiores como a nivel profesional, está al alcance de muy pocos deportistas de nuestro país, pero lo más importante es el calado que está dejando como persona. Ella ya ha dejado un legado, pese a que todavía no se ha retirado: tiene un pabellón en Santo Ángel con su nombre y muchas niñas sueñan con llegar a ser como ella.
El baloncesto femenino y sus jugadoras en esta tierra son ejemplo para las generaciones más jóvenes en muchos aspectos más allá de los deportivos o de los resultados. Son una gran cuna de valores. Y hay que disfrutarlo porque hasta ahora no habíamos tenido la posibilidad de hacerlo.
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