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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Ser antifascista, una obligación moral

José Ángel Antelo, líder de Vox en la Región de Murcia, junto al presidente regional, Fernando López Miras (PP)

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Se cumplen 50 años de la muerte del dictador en la cama, hecho que fue seguido de una transición a la democracia con sus luces y sus sombras, con el protagonismo del pueblo español, empeñado en dejar atrás 40 años de sacrificios y represión, por mucho que el emérito se arrogue ser “el que construyó la democracia”. Esa transición sufrió la amenaza casi constante de una involución reaccionaria por parte de un sector del ejército, que estuvo a punto de hacerla fracasar, llegando a su punto álgido con la intentona golpista del 23 de febrero de 1981. 

Estos 50 años han traído un periodo de avances sociales y económicos, más palpables para el segmento más acaudalado de la sociedad, dando como resultado una marcada desigualdad de riqueza y renta, con el 10% más rico acumulando más del 60% de la riqueza total, mientras que la mitad inferior posee aproximadamente el 7%. Los apuros económicos de un amplio sector de la población se manifiesta en la dificultad, si no imposibilidad, de acceder a una vivienda digna o en la precariedad laboral, sobre todo entre la juventud.

En este contexto, asistimos al auge de la extrema derecha, fenómeno que no ocurre solamente en España, con Vox como tercera fuerza política, pisándoles los talones al Partido Popular, o en Cataluña, con Aliança Catalana haciendo lo propio con Junts, sino que ya lleva años sucediendo en Europa, con Alternativa para Alemania, los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni o Rassemblement National de Marine LePen en Francia, por citar algunos ejemplos cercanos. La ultraderecha propone soluciones populistas y simplistas para problemas complejos, acusando a migrantes, feministas, al colectivo LGTBI+, a ecologistas y partidos de izquierda de todos los males de nuestro país, con mensajes para incautos y crédulos que solo buscan soluciones inmediatas a sus problemas, aunque sean soluciones falsas. 

Es preocupante, sobre todo, cómo esas ideas se están introduciendo entre la gente joven, sobre todo en los chicos. Se estima que el 21% de la juventud abraza las ideas ultras, uno de cada cinco jóvenes, que suelen “informarse” mayoritariamente a través de las redes sociales y YouTube, fuente inagotable de noticias falsas, y desde donde agitadores cibernéticos difunden discursos de odio. En mi trabajo como profesor de Secundaria compruebo cómo adolescentes entonan himnos fascistas, a menudo sin conocer su origen, o repiten descalificaciones al presidente del gobierno, sólo siguiendo una moda que se vende como “antisistema”. Si en los años 70 el modo de canalizar la frustración de un futuro incierto era a través del movimiento punk, de orientación izquierdista y anarquista, en el siglo XXI es el acercamiento a la ultraderecha el modo que tienen los jóvenes de protestar por la falta de perspectivas de futuro. 

El Partido Popular se ha subido al mismo carro que Vox, llevados por su preocupación ante las encuestas que anticipan una subida en la estimación de votos de la ultraderecha. Sólo hay que escuchar a los representantes del PP, con Feijóo a la cabeza, repetir los mantras ultras, en su intento desesperado de impedir que Vox les supere por la derecha, y sólo hay que ver cómo los gobiernos autonómicos gobernados por el PP asumen como propios los postulados de Vox, como la denuncia de la Agenda 2030, la culpabilización de la inmigración, o la acusación al feminismo de ser “demasiado radical”. 

Ocurre en la Comunidad Valenciana, con la investidura de Pérez Llorca como nuevo presidente asumiendo en su discurso mensajes ultras. Otro tanto ocurre en la Región de Murcia, con el cierre de los centros de acogida a menores migrantes o, más recientemente, el rechazo de PP y Vox en la Asamblea Regional de una iniciativa destinada a reforzar y acelerar la protección de la tortuga mora, especie en peligro de extinción, con el 70% de su población europea presente en nuestra región. El presidente López Miras también sucumbió a las exigencias de Vox para negociar los presupuestos, con la condena a las políticas del Pacto Verde Europeo, la oposición al reparto de menores migrantes no acompañados, la modificación de la Ley del Mar Menor y la reducción de subvenciones a los sindicatos y a la patronal. 

El auge de la extrema derecha y del fascismo en Europa en general y en España en particular nos debería preocupar como sociedad. Una ideología que se basa en el odio al diferente, en un nacionalismo exacerbado en el que ser de una determinada nacionalidad es un mérito que hace ser superior a la nacionalidad de al lado, en un ultracatolicismo fanático que rechaza a otras religiones y en la nostalgia de una dictadura que casi ningún seguidor ultra ha vivido, asignándole virtudes y logros que no existieron, sólo puede suscitar rechazo en las personas con un mínimo de capacidad crítica. Es una obligación moral repudiar esta ideología que, caso de volver al poder, pondría en peligro la propia democracia, que tantas décadas de esfuerzos y sacrificios han costado a las generaciones anteriores.

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