A las 12:33 horas de este 28 de abril se producía un apagón de todo el sistema eléctrico en la Península Ibérica que significo una caída a cero de la red de transporte eléctrico operada por Red Eléctrica. Sin embargo, en las Illes Balears, Canarias, Ceuta y Melilla no hubo cortes de suministro al tener redes eléctricas autónomas. La respuesta de la sociedad civil en nuestro país ha sido tranquila, calmada y con sentido común. En la Región de Murcia, una de las últimas comunidades en reconectarse, la tranquilidad y resiliencia fueron respuestas unánimes. Todo ello, a pesar de que decenas de personas se encontraban atrapadas en las estaciones de trenes por el colapso del transporte ferroviario. Además, hubo quien ayudó a otros a la hora de compartir y comentar las informaciones que llegaban a través de la radio, sin olvidar a aquellos que se quedaron atrapadas por el apagón y no pudieron intercambiar con nadie dudas e incertidumbres.
Sobre este colapso han surgido numerosas informaciones, muchas de ellas meras especulaciones y bulos interesados que, sin embargo, no han tenido la magnitud de otras ocasiones. Es necesaria una reflexión rigurosa, que ayude a clarificar las mentiras y las intoxicaciones en las redes sociales. Todavía no sabemos las causas últimas del proceso que inició el fallo en cadena, por el momento lo único que se conocen son hipótesis y conjeturas. Algunas de ellas han sido desmentidas de forma oficial, pero siguen circulando por redes sociales. Lo público ha salido reforzado de este episodio, sobre todo por los trabajadores que han intervenido con profesionalidad y solidaridad en el colapso provocado por el apagón. Si hay que invertir más en algo es en infraestructuras civiles y públicas, así como en recursos que sostengan a las personas.
El apagón ha puesto en primera línea la importancia de la energía eléctrica y la vulnerabilidad de la sociedad civil. El acceso a la energía es un derecho fundamental que está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos Emergentes. El apagón ha sido una situación eventual para la mayoría de la población, pero existen zonas de pobreza energética cotidiana. En nuestro país hay barrios como la Cañada Real (Madrid), Padre Pío, Amate o Su Eminencia (Sevilla) que se enfrentan a cortes eléctricos de forma permanente o muy frecuente.
Hay que tener en cuenta que nuestro sistema eléctrico lleva meses operando una red donde la producción renovable en las horas centrales del día es muy significativa. El 16 de abril de 2025 se alcanzó el 100% renovable durante unas horas. Una gran cantidad de energía renovable en el sistema no es la causa del apagón; de hecho, es una buena noticia porque esa penetración permite evitar toneladas de emisiones. Existen soluciones suficientes y necesarias para alcanzar una red eléctrica con suministro de energías renovables.
Las centrales nucleares han sido de las primeras en desconectar, ya que tardan bastante tiempo en poder incrementar o reducir su producción. Señalar la continuidad de las nucleares como medida para enfrentar crisis de este tipo es falaz, oportunista e interesado. En la actualidad, la liberalización del sector y la privatización de Red Eléctrica Española ha dejado en manos de los beneficios y el mercado la ubicación y dimensionamiento de la producción renovable. En lugar de planificar un mix energético equilibrado de tecnologías solar, eólica, hidráulica y almacenamiento, se deja a la voluntad de grandes empresas la ubicación y características de estos proyectos.
Las declaraciones en favor del mantenimiento de los combustibles fósiles como medida de seguridad no son admisibles. Existen alternativas renovables para garantizar la continuidad de servicios básicos, pero es necesario un debate social que determine los usos prioritarios de la energía y establezca medidas para garantizar las respuestas ante emergencias a medio y largo plazo.
Un sistema descentralizado, más basado en microrredes, aportará resiliencia al sistema eléctrico ante este tipo de episodios en nuestra región. Por otro lado, acercar la producción a los puntos de consumo, así como apostar por un autoconsumo renovable que no dependa de la conexión a red, es prioritario y urgente, lo que no implica la renuncia al transporte de energía, ya que puede ser imprescindible un respaldo externo a estas redes. Necesitamos redes autónomas en las nacionalidades y regiones del estado español y un mayor impulso a la autogeneración y el autoconsumo.
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