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Bolivarianos en Gotemburgo

Protestas en Bolivia (archivo)

Lola Rontano

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Run Run se fue pa’l Norte,

No sé cuándo vendrá.

Vendrá para el cumpleaños

De nuestra soledad.

Violeta Parra

Entré atraída por el cartel de 'Hablamos español'. Después de dos semanas comunicándome en broken english y en un sueco rudimentario, me dije al verlo: 'Speak your mind!'

En el escaparate, libros con las portadas quemadas, pulseras de jaspe y bandejas con minerales y piedras de colores brillantes. Dentro huele a palosanto quemado.

-Hej heh! -me saluda un señor con el pelo lacio y canoso, de aspecto andino. Lleva una camiseta algo raída que dice: '¡Hasta la victoria, siempre!'

-Hej hej, talar du spanska?

-Sí -responde con otra voz, más profunda, mientras se apoya en el mostrador-. ¿De dónde eres?

-De España… Estaba buscando algo para el dolor.

- ¿Qué tipo de dolor? -pregunta ajustándose las gafas.

-Difuso. Es una especie de vahído que me tiene la cabeza en el aire, como si estuviese un poco achispada… Aparte de malestar existencial, me siento flotante.

El otro asiente, frotándose la barbilla imberbe.

- ¿Hace mucho que lo sufres?

-Desde que vine aquí por primera vez, en navidad.

-Curioso… -dice rodeando el mostrador y situándose a mi lado-. Déjame comprobar cómo tienes la espalda -me dice girándome.

Empieza a presionarme los trapecios y la nuca con la punta de los dedos. Al poco, lanza un suspiro.

-Tienes las cervicales duras como pedernal -dice sin dejar de manipularlas-. ¿Eres nerviosa?

-Mucho. Ahora, además, tengo miedo de que me atropelle un tranvía o una bicicleta.

-Ya puestos mejor, una bicicleta, ¿no? -bromea él-. ¿Cómo te llamas?

-Lola… Me vacunaron con el nombre... ¿Y tú?

-Waldo.

- ¿De dónde eres?

-Del Estado plurinacional de Bolivia -declara orgulloso-, ya no somos una república trucha y manipulable, sino una unión de nacionalidades, un pueblo soberano.

-Ajá, no sabía de ese cambio de denominación.

-El Estado plurinacional fue establecido por la Constitución de 2009 y desde entonces se celebra cada 22 de enero. Con esta festividad queremos reconocer la diversidad cultural y la importancia de las autonomías indígenas y campesinas. Esta celebración también coincide con el aniversario de la presidencia de Evo Morales, quien tomó el poder un 22 de enero de 2006. Evo es el primer indígena que llega a la presidencia desde 1825.

Waldo se expresa igual que la Wikipedia: como buen hispanoamericano, es preciso y articulado. A continuación, me explica que lleva veinte años en Gotemburgo, tiene mujer sueca y tres hijos.

-Tienes que aprender a respirar con la zona abdominal para evitar sobrecargas en la zona del cuello.

-¡Aprender a respirar!

-Tengo además unos minerales que te pueden ayudar.

Se dirige a las estanterías y regresa con dos piedras verdes, pulidas, una redonda, del tamaño de una pelota de ping-pong; la otra más pequeña y rectangular.

-Aquí tienes un ágata y una malaquita: sirven para aliviar dolores y tensiones musculares.

- ¿Y éstas? -le digo señalando una bandeja de piedras azul cobalto.

-Pues depende. Acá tienes topacios y éstas son amatistas, que favorecen la inteligencia y la concentración.

-Me voy a llevar éstas -le digo escogiendo dos con forma de botón.

-La calcedonia -dice tendiéndome una piedra gris veteada de negro- mejora el malestar relacionado con los cambios de estado de ánimo.

-¡Me interesa!

-Éstas son una rodocrosita y una turmalina, que relajan el sistema nervioso y favorecen el equilibrio emocional.

La primera es de un rosa alegre y pacífico; la otra, medio traslúcida, brilla con un verdor casi hipnótico.

- ¡Qué pasada! -respondo fascinada.

-Y yo te voy a regalar una piedra de cuarzo -dice Waldo levantando una canica grande-, con alto poder energético.

- Muchas gracias -le digo juntándolas todas encima del mostrador para pagarle-. ¿Y cómo se usan?

-Ah, de muchas formas. Las presionas en la mano, o te las colocas en la zona de los chacras, cuando estés tumbada. Puedes llevarlas en los bolsillos y mantenerlas en contacto directo con el cuerpo.

Acabamos en el Haga, el barrio cosy de Gotemburgo, sentados en la terraza del café Husaren, mientras comentamos la ola de calor y los incendios que arrasan parte de Portugal, España y Francia.

- ¿Qué pasó con Jeanine Áñez y Evo Morales? -le pregunto.

-Pues, tras el golpe de estado organizado por los EEUU y auspiciado por España y Europa, Jeanine Áñez, con sus ministros y militares, perdieron las elecciones. El pueblo volvió a elegir el partido de Evo Morales, con un 55% de los votos, en octubre de 2020. Ahora está al frente Luis Arce, el antiguo ministro de economía.

-Con todo, he escuchado algunas voces críticas con su gestión política, y en su momento también la de José Mujica, expresidente de Uruguay.

-Sí, la burguesía y los oligarcas, la clase pudiente no los quiere porque no son de los suyos. Morales y Arce además ni siquiera son blancos de clase alta, como suele suceder…

-No, no -protesto-, hablo de jóvenes de clase trabajadora y con estudios. Critican por ejemplo la entrada de proyectos de megaminería en Bolivia.

Estamos tomando un capuchino, que nos han servido tibio, junto con un wienerbröd de masa apelmazada, con la fresita y el arándano revenidos.

-Es un asunto complejo -reconoce Waldo-. En Bolivia hay mucho litio. El gobierno de Evo ya convino con la compañía alemana encargada de extraerlo que el 51% de los beneficios debían quedarse en Bolivia. Ellos ponen la fábrica y los recursos para explotar, pero no vamos a consentir ningún espolio…

-El litio es un recurso muy demandado…

-La esperanza está en América y en África -dice posando el café con cara de disgusto-. Ya vas a ver. Lula da Silva será el próximo presidente elegido en los comicios de octubre… Eso si no lo matan antes. Le hicieron lo mismo que a Evo Morales. Pero regresará también y gobernará el Brasil.

Un basset houd blanco con machas marrones se deja acariciar por su dueña, sentada del otro lado de esta calle peatonal. Es una turista rubia y rolliza, muy bronceada. Su compañero se pasa el rato hablando por teléfono, primero en italiano y luego en sueco. Ella mira la calle, ausente, mientras le hace fiestas a su perro paticorto, de orejas largas, que casi arrastra.

-Aquí estamos, haciendo de figurantes en este barrio gentrificado -comenta Waldo con resignación.

De vez en cuando pasan grupos de turistas que miran con arrobo para el interior de nuestro café, atraídos por la repostería que se exhibe en el escaparate, unos bollos apetitosos que en realidad son contrahechos, de cartón piedra: apilados como sacos de tierra, servirían para levantar una barricada.

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