“Les están dejando jugar con sus nuevos puestos, y ellos se lo pasan bien nombrando a sus amigos y amigas altos cargos, y con eso los tienen entretenidos” me dice un exalto cargo naranja, que ve con frustración cómo el sueño de un partido de gobierno se esfumó hace tiempo. “Hemos pasado en un año de que nos veían los murcianos como el partido ganador según todas las encuestas, a ser una banda dirigidos por un Clan”, me sentencia con cierto enfado y resignación.
La Ley del Mar Menor y los presupuestos no serán respaldados por Vox por lo que el PP, que no el Gobierno regional, pone la pelota de su aprobación en el tejado de la Calle Princesa.
La estrategia para unas nuevas elecciones está ya en marcha, y los datos salen tanto a PP, Vox, la CROEM como a los grandes empresarios agrícolas, cuyo altavoz, el Sindicato de Regantes, ya ha empezado su particular y costosa maquinaria propagandística.
Los argumentos que barajan los 'pata negra' del PP para lanzarse a un adelanto electoral se ve respaldada con el más que probable acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos, más la abstención de ERC para configurar un Gobierno de España, “contrario a los intereses de los murcianos y murcianas”. Lo que, sin duda, en Murcia supone una gran baza electoral para el PP y Vox ante la falta de debate regional.
Así que tenemos por un lado un Gobierno Regional basado en la desconfianza y el 'insulto', donde cada uno va por su lado, con una estructura sobredimensionada que sólo ha demostrado ser una oficina de empleo donde recolocar a las amistades, con direcciones generales con un solo trabajador, o la del Mar Menor con tres o cuatro; con unos presupuestos que no se van a presentar, con una Ley del Mar Menor que ya la ha rechazado Vox, previo acuerdo con agricultores, el ganador de las elecciones el pasado día 10N en el Campo de Cartagena; con un Gobierno central que este mes no abrió el grifo del trasvase para riego, dando el balón de oxígeno al PP que le faltó a miles de peces del Mar Menor, y cuyo acuerdo con partidos progresistas a nivel nacional no está bien visto en la cuna de la extrema derecha, y con Ciudadanos prácticamente a la deriva. Blanco y en botella.
Si el PSOE no presenta a primeros de febrero una más que justificada moción de censura, puede encontrarse con un adelanto electoral a la vuelta de la esquina.
Argumentos para apoyar la Moción de Censura
Argumentos para apoyar la Moción de CensuraSi PP y VOX tienen argumentos sólidos para confiar que ante un adelanto electoral podrían configurar un gobierno sólido y estable, sin la presencia incómoda de los 'veletas naranjas', Ciudadanos tendría motivos más que suficientes para romper el actual acuerdo que sustenta el Gobierno regional.
Es un Gobierno, como dice la propia alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, rehén de Vox. La primera edil, paralelamente, califica a Noelia Arroyo, que era una de las más firmes seguidoras de Pedro Antonio Sánchez, de “compañera fiel”.
La capacidad de gestión de Diego Conesa sigue intacta tras su paso tanto por la alcaldía de Alhama de Murcia, como sobre todo por la Delegación del Gobierno, donde obtuvo el reconocimiento de la inmensa mayoría de la sociedad, funcionarios incluidos. Sólo el ínclito y poliédrico Paco Bernabé criticó una gestión que lo dejaba en mal lugar a él mismo.
Ciudadanos daría una muestra inequívoca de que el giro al centro es una realidad apoyando la moción de censura, alejándose del borde del precipicio en el que se encuentra ahora mismo.
Tendrían casi tres años para demostrar a la sociedad murciana que su apuesta por la regeneración política es un hecho y no una pose, y encima acabarían con la profunda crisis interna que comienza a asomar por las puertas y ventanas de Centrofama.
“Errar es humano, rectificar de sabios', asegura el dicho popular. Si Ciudadanos no quiere seguir lapidando la confianza que depositaron en ellos, si quieren formar parte de la historia de esta Región, sólo tiene un camino: no seguir siendo simples bufones y comparsas de un gobierno dirigido por el PP y su escisión Vox.
Dirigentes naranjas decían que necesitan motivos de peso para romper un pacto que los está llevando a la indiferencia. Ya tienen no uno, sino tres.
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